ℑ𝔛-. 𝔈𝔫𝔱𝔬𝔫𝔠𝔢𝔰 𝔈𝔵𝔦𝔰𝔱𝔦𝔬́ 𝔩𝔞 𝔗𝔯𝔞𝔦𝔠𝔦𝔬́𝔫.
Desde que Harry había creado aquellos dos humanos, Taylor y Abadea se divertían mucho burlándose de como idoltraban a Harry. Se pasaban horas espiando sin que pudieran verlas, soltando carcajadas que confundían a los humanos, pues ellos no sabían de donde provenían las risas. Bien, si; quizás Louis también se burlaba algunas veces ¡Pero era muy difícil no hacerlo! Harry se había presentado como "Dios" y los humanos eran Dios para acá, Dios para allá, Dios dijo, Dios blah y más blah.
Era extasiante verlos y no se cansaría de decir que era ridículo y sumamente narcisista.
Louis había decidido no crear más demonios, no hasta que pudieran controlar a Abades; lo cual, era muy difícil, porque la demonio parecía morir de ganas por hacer desastres, quemar cosas y manipular los manzanales hasta que se conviritieran en peras.Louis, en cambio, pasaba los días y noches en el infierno, no siendo capaz de ir a la tierra. Por las noches no deseaba (y no podía) dormir, por la mañana atravesaba su soledad y, por la tarde, se tomaba momentos para añorar lo que solía tener o agregar detalles al templo. Pero, había aprendido a lidiar con el dolor y constante sentimiento de añoranza; así que estaba bien, no muy bien, pero era mejor que nada. Su única compañía eran Taylor y Abadea, y eso era bueno, solo era tan diferente a las antigüedades de su vida y gloria.
Aunque, había días en que los tres estaban tan aburridos que era casi divertido, y pasaban largos ratos buscando algo por hacer.
Ese era uno de esos días.
—¿No les da lástima? — preguntó Taylor.
Louis estaba sentado en su trono, mientras Taylor estaba recostada en uno de los laterales de este, y Abadea estaba tendida en el piso con el ceño fruncido y los brazos extendidos.
Abadea giró ligeramente su cabeza.
—¿Qué cosa? —la demonio cambió de posición, apoyándose en su costado.
—Ellos, Zayn y Selena. —respondió la rubia, levantándose—. Ya saben; tienen que obedecer a Harry sobre todo, adorarlo, y ni siquiera tienen opinión u opciones.
—Ellos están conformes con eso. —Abadea se encogió de hombros—. Buscamos lo que nos causa conformidad.
—Es porque no conocen nada más. —intervino Louis—. Libertad ¿Qué es eso para ellos? Nada, porque no lo conocen.
—Porque Harry no los deja conocerlo. —corrigió Abadea.
Louis, a pesar de sentir una pequeña punzada de dolor en su corazón, asintió, dándole la razón.
Taylor se mantuvo en silencio durante unos segundos, para luego abrir su boca lentamente, dudosa de si hablar o no. La idea resuena en su cabeza y un rotundo "no" es la siguiente cosa, pero de todas formas sigue estando ahí y también hay un "dilo".
De todas formas, nunca fue alguien muy recta.
—¿Y si... —dudó por un momento, decidiendo hablar al final— ¿Y si hacemos que lo conozcan?—preguntó la rubia.
—¿Qué?
—Que conozcan la libertad, Lou. —sugirió Taylor—. Mostrarles la libertad que nosotros tenemos, darles la capacidad de elegir.
Abadea frunció el ceño.
—No creo que los angelitos permitan eso. —inquirió la demonio.
—No, no tienen que permitirlo y nosotros no tenemos que obligarlos. —indicó Taylor—. Dejarlos elegir, Louis o Harry.
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Lovers in the Light of Hell ▪ ︎L. S. [En Edición]
Ficção Científica[En edición.] Cuando la tierra estuvo completa y Harry tuvo un momento de descanso, entendió que necesitaba compañía en el cielo, pues ni siquiera un Dios es merecedor de soledad. Entonces, creó a Louis, su primer arcángel; alguien con quien podrí...