FLANAGAN
—No me jodas... —expresó sorprendido Carter mientras se llevaba una mano a la boca, dramático.
—Shhh... —lo regañé—. Te va a escuchar.
Soltó una carcajada y me puso su pesada mano en el hombro, haciéndome hundirme un poco.
—¡Ni siquiera está aquí! —Se acercó a mí, confidente—. Entonces... ¿Solo durmió en tu casa y ya?
—Sí.
Me había sorprendido el hecho de que se quitó absolutamente todo para dormir y yo solo esperaba que me regresara mi sudadera para oler su aroma en ella. Vale, eso era demasiado.
—¿No pasó nada? —siguió.
Estaba seguro que en ese punto de la conversación ya tenía mis mejillas tan rojas como el culo de un chango.
—No pasó nada —aseguré.
—¿Y tú no querías que pasara?
Aparté la vista y me centré en mi plato de vegetales cocidos. ¿Que si yo quería que pasara? Como cualquiera, supongo, pero no en una situación así. Ella estaba triste, como nunca la había visto y, aunque existiera esa posibilidad, en ese momento solo quería que ella se sintiera mejor. Porque nada de lo que pensaba sobre sí misma era cierto, ni una sola cosa.
Ella era, por mucho, la persona más intrigante y bella —tanto por dentro como por fuera— que yo hubiera conocido nunca. Tenía muchas cosas que contar, muchas cosas que expresar. Eso era suficiente como para atraer mi atención.
—Quizás... Quizás quiera que algo pase, pero no así. Ella estaba triste.
Bajé la voz con mis últimas palabras. Estaba seguro que Fern se molestaría mucho si alguien se enteraba de que un chico flacucho y rubio la había visto llorar.
Carter hizo una mueca y se metió un pedazo de pollo a la boca.
—Lo sé, su madre se lo contó a la mía y mamá me pidió que hablase con ella. Esta mañana la vi y me empujó con su mano en mi cara apenas descubrió que quería hablar.
—Sí... Creo que no le gusta mucho hablar sobre las cosas que, ya sabes, le duelen.
Asintió.
Miré a mi alrededor y busqué a alguna de las chicas. No veía a ninguna por alguna parte de la cafetería, lo cual era extraño, porque ni Alaia ni Ferny perdían la oportunidad de comer.
—¿Tú sabías... Sabías lo de Amy? Que es... su hermana.
Me observó por unos segundos antes de apartar la vista de nuevo y seguir comiendo.
—Creo que ahora todos lo que estaban en detención lo saben —pudo decir apenas, con toda la comida atascada en su boca.
Hice una mueca de desagrado. Eso no iba a gustarle a ninguna de las dos hermanas. Si lo pensaba, tenía sentido. Eran bastante parecidas, las dos tenían los mismos ojos del color del cielo, el cabello lacio y pesado, y sobre todo, la misma cara de culo todo el día. Solo que una era más aplicada y... No lo sé, no me generaba confianza.
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¿Y si somos Romeo y Julieta? ✔️ [Completa]
RomanceLos apellidos McCann y Rousseau no combinaban. Nunca lo hicieron. Al igual que Capuleto y Montesco. Él no tenía en sus planes compartir asiento con la persona a quien más le temía y tenía ordenes estrictas de alejarse. Ella, por otro lado, era de e...