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Luego de salir corriendo de casa, llego a la parada de autobús con la respiración agitada y temblando ligeramente.

No se quien era esa Alfa y tampoco iba a quedarme para averiguarlo.

Saco el celular con mis manos temblando de frío y aprieto para llamar, al salir no agarre ningún abrigo y el sol estaba oculto por unas oscuras nubes.

–¿Jimin?, ¿estás bien?.

La voz de Carl se escucha y suspiro aliviado.

–Si, yo... ¿Podrían traer a Soobin?– pregunto nervioso, dando unos saltitos para entra en calor.

Claro que si, pero ¿y tu celo?

–Pues ya.. ya no lo estoy– digo mirando de un lado a otro.

Bien, llegaremos en cinco minutos.

Escucho que suspira y corta la llamada.

Debo buscar una manera de pasar mi celo y cuidar a Soobin. Se que Carl y Marta están cansados, quieren tiempo para ellos y los entiendo, no soy familiar. No tienen porqué cuidarme o a Soobin.

Guardo el celular y comienzo a caminar hacía mi casa de nuevo. Espero que esa Alfa no esté allí.

No recuerdo haberla visto antes, ¿quién era?

Llego a casa y abro la puerta despacio, no se escucha ningún ruido ni tampoco puedo oler a la Alfa. Entro y cierro la puerta soltando un pequeño gemido al sentir lo calentita que está la casa.

Voy a mi habitación y veo la cama hecha un desastre.

–¿Qué hacía esa Alfa aquí?– susurro quitando las sábanas y poniendo unas nuevas.

No entiendo nada.

Recuerdo haberme levantado a tomar agua, pero luego nada. Debo haber vuelto a la cama y quedarme dormido de nuevo. Aún así, no recuerdo haberme levantado y duchado.

–Que extraño– susurro mientras miro mi ropa.

Y más esa mujer, ¿que hacía en mi casa?Parecía conocerme, hasta dijo mi nombre.

–¡PAPI!

La puerta se abre de repente y sonrío caminando hacia allí, dejando las sábanas en un rincón de la habitación.

–¡Soo! hola, bebé– emocionado lo agarro para levantarlo. Sus brazos rodean mi cuello y siento que sonríe contra mi piel.

–Gracias por traerlo, señor. Y lamento las molestias– le digo a Carl, quien me extiende la mochila y sonríe.

–No es problema, pero debes ir a un medico. No es normal que tu celo se corte de repente– dice preocupado.

–Está bien, mañana iré a trabajar y...– murmuró apretando más a Soobin.

–Puede ir contigo, no te preocupes por eso. Ya me voy, Marta me esta esperando. Adiós, Soobin– se despide sacudiendo el cabello de mi hijo y con una sonrisa se retira.

Voy hacia la cocina y dejo a Soobin sobre la silla. Él me mira y le sonrió besando su mejilla.

Normalmente hablo de cualquier tema para ver si puede hablar más o decir alguna palabra, pero ahora mi cabeza está en otro lado.

Preparo la comida mientras él dibuja en su cuaderno, muy emocionado.

Carl tiene razón, no es normal que se corte el celo.

DESTINO (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora