4

1K 125 7
                                    

TRES AÑOS DESPUES....

Suspiro por cuarta vez, cansado de escuchar siempre las mismas palabras por parte de los clientes. No es mi culpa que mi aroma les desagrade.

No debo tomar sus palabras en serio o terminaré deprimido y no quiero eso.

Mi jefe me mira interrogativo desde su asiento y levanto los hombros restando importancia al asunto.

Trabajo en un mini-mercado como cajero. Carl es mi jefe, un Alfa de 60 años y amigo de Ana. 

Me ofreció el empleo gracias a la omega que hablo muy bien de mí y con el tiempo, Carl fue tomando confianza.

Llevo trabajando aquí dos años y lo hago muy bien, de no ser por los clientes, en la mayoría Alfas, que vienen y se quejan diciéndo lo desagradable que es mi aroma y que deberían despedirme.

Alfas tontos, no me importa lo que ellos digan. Para mi es una bendición que piensen eso, pero algunas veces me duele mucho su rechazo porque no sólo los Alfas lo hacen.

Tengo un ligero trauma desde aquella vez que un Alfa me violó, no puedo estar más de un minuto al lado de un Alfa a solas, comienzo a temblar y el miedo se apodera de mi cuerpo impidiendo moverme.

Ana me ayudó estos años a sobrellevarlo, pero cuando murió, hace tres meses, mis ataques han vuelto y trato de alejarme lo más que puedo de lugares solitarios. Aunque no tengo que preocuparme, mi aroma comenzó a cambiar después de tener a mi bebé y varios Alfas que intentaron acercarse se alejaban rechazandolo, así como también algunos betas y Omegas.

Mí bebé, Soobin, nació producto de aquella violación.

Y a pesar de todo lo sucedido, no me importó y lo tuve igual, amándolo desde que me enteré.

Él no tenía la culpa.

Mi pequeño Soobin es tan tranquilo, no tiene ninguna característica física mía. Así que supongo que salió al padre. Su cabello es castaño claro, ojos negros y piel suave y clara. Es un niño precioso, mi pequeño y lindo bebé.

Durante estos tres meses a estado viniendo conmigo al trabajo hasta su hora de entrada, lo llevo a la guardería y todos los días salgo deprisa para llegar a tiempo y esperarlo fuera del establecimiento.

A Carl no le molesta, es mas, siempre juega con Soobin y algunas veces se ofrece a llevarlo a la guardería.

–Se te hace tarde, niño– la voz de Carl me saca de mis pensamientos y miro la hora en el reloj pegado a la pared.

Faltaban diez minutos para la salida de Soobin.

Me coloco el abrigo, agarro mi mochila, me despido de mi jefe y salgo corriendo aún con el uniforme puesto, por suerte la guardería queda a pocas cuadras del mini-mercado.

Espero no llegar tarde.

(...)

Llego a la entrada de la guardería y coloco mis manos sobre mis rodillas tratando de recuperar el aliento, corrí las cinco cuadras y a pesar del frío gotas de sudor bajan por mi frente.

Necesito hacer más ejercicio, mis piernas tiemblan y mis pulmones arden.

–Oye, ¿estás bien?.

Levanto la mirada y veo a un joven mirándome extrañado a la vez que tiende su mano.

Me alejo unos pasos por instinto y asiento tratando de regular mi respiración.

–Estoy bien– respiro profundo y suelto todo el aire en un gran suspiro.–Se me hizo tarde y corrí hasta aquí– acomodo mi ropa, cubriendome bien con el abrigo.

DESTINO (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora