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–Señor Linares, el señor Jungkook ordenó que no tocaran el collar. Él lo revisará primero– dice Karla impidiendo que el Alfa entre a la oficina.

–No me importa lo que ese idiota ordenó.Muévete.

La omega baja la cabeza apartándose de la puerta.

El Alfa ingresa a la oficina de Jungkook y hurga los cajones del escritorio.

–¿Dónde lo dejaste?– susurra acomodando los papeles que tiro por accidente.

Camina hacía un archivero colocado en la esquina de la habitación e intenta abrir sus cajones, pero es imposible, están cerrados con llave.

Se retira de allí con paso pesado y maldiciendo por lo bajo.

(...)


–Relájate, él está bien–Gala suspira fastidiada por mis preguntas.

~Ese beta se acercó mucho, Jimin estaba incómodo~ camino de un lado a otro resoplando.

Regrese a casa después de dejar a Jimin y al rato Gala apareció para decirme que le había dejado mi recado.

Ya es tarde y debe estar descansando junto a su cachorro enfermo, no puedo molestarlo.

–¿Por qué lo trajiste aquí?– pregunta olfateando el lugar.

~Se durmió, está muy agotado. Gala, si sigue así sufrirá un colapso a mitad de la calle~ respondo distraído y sigo dando vueltas cada vez más inquieto.

–¿Qué te sucede?– pregunta ya molesta.–Tu aroma está cambiando y me marea, relájate.

~Lo encontré~ digo deteniéndome de golpe.

–¿Qué?– susurra confundida.–¿A quién?.

Me transformo en humano y voy hacía la habitación a buscar algo para ponerme. Regreso a la sala y tomo las llaves del auto, que resultó ser bastante efectivo.

–¿A dónde vas?– Gala toma mi brazo y giro a verla.

–Lo encontré. Suéltame– digo de nuevo y gruño enojado.

–No lo hagas, no te dejaré hacerlo– dice decidida.

–Atacó e hirió a mi Omega, ¿creíste que lo iba dejar pasar?– la miro fijamente.–Ve con tu Alfa– ordeno y ella baja la cabeza.

–Jungkook, no. Sabés lo que sucedió la última vez– su agarre se hace mas fuerte.

No pasará de nuevo.

–No me hagas usar la voz, Gala– digo entre dientes tratando de calmarme.Tiembla y no me suelta.–Ve con tu Alfa ahora y no interfieras– ordeno de nuevo y me suelta de golpe.

Llora con la mirada en el piso y desaparece del lugar.

Suspiro pasando una mano por mi cabello. No me gusta usar la voz, se el efecto que tiene y más en Omegas, pero no puedo dejar que interfiera.

Necesito hacerlo.

Salgo de la casa y subo al automóvil.

Conduzco por la ciudad y me detengo cerca un callejón. Está muy oscuro, bajo del auto y me adentro hacía el húmedo y maloliente lugar.

Hay una puerta al fondo controlada por un Alfa bastante robusto.

–No se puede ingresar, es privado– dice interponiendose.

DESTINO (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora