El Omega camina con tranquilidad por aquel desconocido bosque. A pesar del desnivel del suelo y de las ramas caídas, sus pasos y voz eran firmes mientras cantaba una canción de cuna para su bebé, quién estaba acurrucado contra su pecho, en forma de lobo.
Las patitas de Soobin estaban sanando y la tristeza de haber estado separado del Omega había desaparecido, dejando lugar a una felicidad inmensa.
Los bicolores ojos del Omega observaban cada rincón de aquel lugar, alerta. Si bien confiaba en las palabras de su Alfa, había criaturas que no lo reconocían o no sabían quien era Jungkook.
O al menos, eso creía Jimin. Todos los animales, gracias al rumor de su muerte, sabían quien era él. Y no sólo eso, el aroma del pequeño Omega seguía mezclado con el de Jungkook, ningún Alfa se atrevería a acercarse.
–Mi dulce bebé, duerme... duerme... Viaja al mundo de los sueños que papá te protegerá... Te cuidará para que tus sueños sean dulces y cálidos... y sin lamentos despertarás..– la suave voz de Jimin resonaba por el bosque, rompiendo el triste silencio.
El sol brillaba más que nunca y algunas criaturas, solitarias y curiosas, se acercaban a escuchar la dulce voz.
–¡Jimin!–
El grito espanta a todos, más al Omega que brinca y gira asustado hacia donde escuchó su nombre. De entre los árboles, un agitado joven de blancos cabellos aparece junto a un lobo.
–Dije que... que iríamos contigo– dice entrecortado.
–Creí que volverían a casa– responde en voz baja, aún sorprendido.
–Claro que no, no te dejaremos solo. El cachorro está a nuestro cuidado y ahora tú también– afirma llegando hasta el pelinegro, sus brazos lo aprisionan en un cálido abrazo.
–Gracias, les debo mucho por haber cuidado a mi bebé– susurra con su voz comenzando a quebrarse.
Lían sonríe y deja un pequeño beso sobre la frente del Omega.
–Neithan dijo que tu aroma es un poco... fuerte para él, así que irá a unos metros de nosotros– dice levantando sus hombros y girando a ver a su Alfa. Éste inclina su cabeza en gesto de saludo.
Jimin asiente confundido y sonríe comenzando a caminar de nuevo, con el brazo del peliblanco enredado con el suyo. Soobin no daba indicios de querer despertarse, ni siquiera por el grito de Lían.
–Jimin, ¿puedes seguir cantando?– pregunta mirándolo con sus brillantes ojos ámbar.
Jimin asiente y su canto comienza a fluir de nuevo.
(...)
Jungkook observaba el paisaje frente a él.
O eso parecía.
Su vista estaba clavada en el horizonte, pero su mente no se encontraba allí.
La oscuridad y el murmullo del agua eran su única compañía, no podía dejar de pensar ni de atormentarse por esos pensamientos.
Cierra sus ojos y gruñe, está agotado tanto física como mentalmente. Su cabeza dolía constantemente desde hace unos días, sabe que lo llaman, que lo necesitan, pero no puede ir. Ya no quiere saber más nada, sólo quiere desaparecer y no volver jamás.
Si tan sólo pudiera morir.
Ya había intentado varias veces el suicidio, pero no funcionaba. Sólo lo dejaba más vacío.
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DESTINO (Kookmin)
FanficADAPTACIÓN Jungkook, un Dios alfa que a estado en el hielo por más de diez mil años esperando a su tan anhelada alma gemela. Al ser descongelado va en busca de su otra mitad, pero se lleva una gran sorpresa al ver a la persona que el destino eligió...