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–Estoy seguro, ese collar está allí– murmuraba entre dientes, Linares. Se encontraba mirando fijamente la puerta de la oficina de Jungkook, pensando como entrar.–¿Cómo haré para sacarlo? si entro de nuevo, Jungkook sabrá que estuve allí.

"¿Cómo?"

Y la solución aparece en su campo de visión, no puede evitar sonreír ampliamente.

Esa omega será de mucha ayuda.

(...)

–Jimin, por favor escúchame– pide el Alfa tratando de acercarse.

El omega niega varias veces, alejándose. 

–No, no quiero que te acerques, no quiero escucharte... No quiero volver a verte, quiero irme a mi casa– Jimin cubre su rostro con ambas manos.

Ambos quedan en silencio, Jimin tratando de calmar su respiración y llanto para que su hijo, que había mandado al cuarto del Alfa, no se sintiera mal. Y Jungkook, él trataba de asimilar lo que su Omega acababa de decir.

Sin que ambos se dieran cuenta, el cielo oscurecía cada vez más.

Densas nubes grises lo cubrían y la nieve, que caía con suavidad, comenzaba a descender con más fuerza.

Una tormenta de nieve se estaba formando, aplacando a quien caminaba por las calles a esa hora.

–Jimin, déjame seguir habla– dice Jungkook siendo interrumpido por el pelinegro.

–No, sólo vas a seguir mintiendo– exclama retrocediendo unos pasos chocando con la pared, respira hondo y continúa murmurando. –Yo.. tengo que irme. Quiero irme.

–No.

–Quiero irme– pide bajando más la voz.

–No... Omega.

–Yo- yo... ¡Te odio!– grita llorando y cubre su rostro, no quiere que Jungkook vea la verdad en sus ojos, quiere irse de allí y eso fue lo único que pensó.–¡Quiero ir a casa!, no quiero saber más nada de ti. ¡Déjame ir!.

(...)

–Keket, ¿crees que sea algo malo?– pregunta la pelirroja.

Ambas estaban en la casa del Omega, Jungkook les había dicho que esperarán allí.

–Claro que no. No te preocupes– responde la morena acariciando el largo cabello de la Omega buscando tranquilizarla.

Gala queda pensativa mientras recibe las caricias de su pareja. Dirige su mirada hacía la ventana y suspira cansada.

–Está cayendo mucha nieve, ¿cómo estarán nuestros cachorros?– pregunta apoyando su mano en el abultado abdomen.

–Los iremos a ver cuando terminemos de hablar con Jungkook, ¿está bien, Omega?– la morena la abraza con más fuerza y deja un tierno beso sobre sus labios.

La pelirroja sonríe agradecida y se acurruca sobre el pecho de su amada Alfa.

(...)

Jungkook queda en silencio observando al joven frente a él.

Sus palabras se clavaron en su pecho, como afilados cuchillos, desgarrando todo a su paso.

No estaba preparado para sentir ese gran vacío.

Y esas simples, pero profundas palabras fueron suficiente para hacerlo caer.

DESTINO (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora