Capítulo 40

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La pequeña Alba Galina tenía su pañal lleno, y como no tenemos pañales ni sabemos como cambiarlos nos pusimos a buscar en internet. Y después de unos cuantos tutoriales, tomar varias medidas y mandar a Nikolai a la farmacia, al fin la niña estaba sequita y limpia, lista para su siguiente ida al baño.

Los niños se adaptaron muy rápido a nosotros, entraron en confianza y siguen a Nikolai para todos lados, como los patitos a mamá pata. 

El medio día llegó y con él tuvimos que hacer un almuerzo adaptado a niños ¿Qué vamos a saber nosotros de niños? No queremos llamar a nadie de la familia para no preocuparlos, pero esto requiere una medida mayor. Entonces, se le ocurrió a Nikolai llamar a su nana de cuando era pequeño, ella nos dio unas indicaciones muy rápidas y exactas, las cuales seguimos al pie de la letra y funcionaron correctamente.

Los niños se fueron a la parte del patio con techo para jugar con Sirio y la niña y yo subimos para poder dormir la siesta un momento. La idea inicial era hacer dormir a Alba Galina y después ir a jugar con los niños, pero me quedé dormida junto a ella. 

Me despertaron unas manitos tocando mi cara, la parte de mis ojos, mi boca, mi nariz, me hacía cosquillas. Cuando la vi, ella tenía una sonrisa de cachete a cachete, unos dos o tres dientitos arriba y asomaban algunos abajo. Nikolai apareció por la puerta y nos miró jugar. Ella ponía sus deditos en cada parte de mi cara, miro a los ojitos color miel muy claritos de la niña y sonrío.

- ¿Qué hacen? - preguntó en un tono bajito Nikolai mientras se acercaba, se recostó a mi lado y también se quedó viendo a la niña conmigo.

- Recién nos despertamos, ¿Y tú? - le pregunto y lo miro sobre mi hombro, él besa mi mejilla.

- Vine a buscarlas, porque abajo están los de servicios sociales - asiento y miro a la niña - ahora están hablando con los niños, así que quizás podamos bajar en un momento - vuelvo a mover mi cabeza. 

Me siento en la cama frente a Nikolai y dejamos a la niña en el medio, no me molestan que se lleven a los niños, sólo me pone un poco triste porque ya les tomé un poco de cariño. 

Veo a Nikolai jugar con ella y de pronto siento que él sería tan buen padre. Pude ver todo el cariño con el que trata a los pequeños y cuanto le gusta tenerlos aquí. 

Cuando llegamos a la planta baja, los niños aún están hablando con la mujer de servicios sociales y hay dos chicas y dos policías más. 

- Ven que te presento con mi amigo - me dice Nikolai, yo asiento y nos acercamos a ellos -  Mijaíl ella es Samantha, mi esposa. Sam, él es mi amigo Mijaíl - extiendo mi mano y le sonrío, él copia mi acción.

- Un placer señora Volkova - dice en un tono alto, por lo que uno de los niño escucha y dice desde donde está.

- A ella no le gusta que le digan señora - Nikolai y yo soltamos una risa, Alba nos imita en mis brazos y nos provoca más risas.

- Muchas gracias Erkan - le digo y él se sonroja. 

- Samantha, ¿puedes traerme a la niña? - pregunta la amable señora que habla con los niños, yo asiento y camino con Alba Galina en mis brazos. Cuando voy a pasarla a los brazos de la señora, ella comienza a llorar y a querer volver conmigo, veo a la señora y ella mira con el seño fruncido a la niña - parece que quiere estar sólo contigo - comenta riendo y me vuelve a pasar, la niña se acurruca en mi pecho y parece no querer salir de ahí.

- ¿Sabe por qué se pegó tan rápido a mí? - le pregunto a la señora esperando una respuesta, pero ella sólo se encoje de hombros y continúa con los niños. 

Después de unos cuarenta minutos, la asistente social se para y se acerca a la entrada donde estamos Nikolai, yo con Alba Galina y Mijaíl hablando de cosas sin importancia, como que él estuvo en la boda y otro tipo de cosas. 

- Bueno - dice para llamar nuestra atención - los niños podrán quedarse aquí si no les es alguna molestia, pero deberán llevarlos al pedíatra para ver su estado de salud ya que presentan ciertos indicios de desnutrición, aunque para tener 3 años hablan de forma muy madura y parecen saber mucho de todo - asentimos y mi corazón se sintió aliviado.

- Muchas gracias - le hablo yo - me gustaría saber la edad de esta pequeña - le indico y acaricio su pequeña cabecita.

- Tiene 10 meses - me contesta - ya pueden empezar a ayudarla a caminar y lo demás que le indique su médico - asiento y vuelvo a agradecerle - lamentablemente la mujer que identificaron en la madrugada si era su madre, no tenemos a ningún padre en las actas de nacimiento, sólo queda ese tal tío pero seguro caiga preso por el asesinato de su mamá - nos cuenta de forma muy seria, me pone muy triste saber que ellos tampoco tienen padres y que si no los encontraba iban a terminar en el mismo orfanato sucio que yo. 

Cuando todos se fueron y quedamos los seis solos, no pusimos a buscar con Nikolai un pedíatra de urgencia. La trabajadora social nos facilitó sus documentos de identidad, así que ahora tendríamos por unos días a los niños. Aunque a mi me gustaría que nunca vuelvan a irse, tengo ese instinto de que algo malo les va a pasar si se alejan de mi lado. 

- Nikolai - le hablo una vez estamos acostados por dormir, los niños ya están durmiendo, les dejamos una habitación de huéspedes a los niños y otra más cerca a la nuestra para la niña.

- Lo sé cariño - responde igual de bajito - yo también siento el instinto de protegerlos a los tres - me deja más tranquila que no es una locura mía.

- Imagina que tengan la misma infancia que yo - cierro los ojos y una pequeña lágrima se me escapa.

- Eso nunca les pasará si yo estoy vivo - sentencia, toma mi mano y besa su dorso - ahora podemos ser una familia - lo miro a los ojos esperanzada - pero tenemos que esperar a lo que la justicia nos diga - asiento y me acomodo para dormir.

- Al final, si pudimos tener niños - sonrío, él me abraza más fuerte y me hace sentir más segura.

- Yo haría todo lo posible para hacerte feliz - un beso llega atrás de mi oreja, pero hay algo que no me cuadra.

- ¿Qué quieres decir? - pregunto con cuidado, recuerdo todo lo que dijo Laika y las cosas que me mostró sobre la persona que tengo detrás de mi, el estómago se me revuelve al pensar que quizás él mato a la madre de los niños para hacer feliz a mi.

- Que si tengo que usar el apellido de mi familia para hacer que esos niños sean nuestros, lo haré - un alivio recorre mis venas y vuelvo a respirar.

- Te amo cariño - le digo.

- Yo también te amo mi pequeña Sam - vuelve a besar mi cabeza y en poco tiempo comienzo a caer en los brazos de Morfeo. 

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Deep End - Fousheé

La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora