Capítulo 13

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Se acerca peligrosamente rápido, sobre todo para un baño mojado. Pone su mano en mi nuca y junta nuestros labios de forma casi desesperada. Su boca contra la mía, no sé cuál ganará pero será muy divertido descubrirlo. Nos separamos por aire. 

Me toma de la mano y me saca de la tina sin despegar sus ojos de los míos, me acerca a su cuerpo que está cubierto sólo por su bóxer, toma mi cara con una mano y choca sus labios con los míos en un tono que siento desesperado, ansioso, caliente y muy erótico.

Posa su otra mano en mi trasero y lo presiona fuerte provocando que un gemido se me escape, no hace falta aclarar que mi entrepierna está a mil grados celsius. 

Quedo con la espalda pegada a la pared del baño y ahora su mano está tocando uno de mis senos, jugueteando con mis pezones. Puedo sentir como su erección se presiona en mi vientre y debo admitir que es muy diferente a lo que había imaginado, esta se siente dura y firme. 

Cuando otro gemido se escapa de mis labios Nikolai me toma de los muslos haciendo que lo enrede con mis piernas para después encaminarnos a la cama.

En este momento ya no sé quien soy ni donde estoy. Solo me consumen las ganas de estar fundida con calor a este hombre. No recuerdo cuánto lo odié todas las veces que me hizo sentir muchos menos que un objeto. Me cuesta pensar si esto está bien o no, me cuesta hasta respirar ¿cómo no me va a costar pensar?

Me posa suavemente en la cama y comienza a besar mi cuello, esa sensación hace que mi entrepierna se vuelva lava y la presión en mi abdomen bajo se vuelva mas intensa, pero todo empeora cuando sus labios tocan la puntas de mis senos y los succiona. Una sensación como de palpito se abre paso en mi vulva y solo me gustaría que fuese frotado.

Mi cuerpo se estremece completamente cuando sus dedos tocan mis pliegues, como si estuviese escuchando lo que pienso frota esa parte en específico que me hace moverme entera y sentir que no tengo control en mi cuerpo. Su siguiente movimiento me toma por sorpresa, introduce un dedo en mí y eso me vuelve loca al punto de poner a temblar todo mi cuerpo y nublar mi vista. No pienso en que quizás se pueden quejar de mis gritos, así que los dejos salir a todos.

– ¡Wow! Pequeña ¿Qué fue eso? – su cara de orgullo con una sonrisa de felicidad me miran esperando una respuesta que no sé dar.

– No lo sé, pero fue tu culpa – digo intentando sonar decente y respirando entrecortada mente.

– De nada por tu primer orgasmo – miro el techo blanco y quedo en silencio.

– Entonces hagámoslo de nuevo, porque estuvo increíble – murmuro.

– ¿Cómo que de nuevo? Si todavía no terminamos – Miro su ojos y puedo ver como se oscurecen y la maldad aparece. 

- Acabo de meterme en la boca del lobo - hablo en voz baja.

- Tranquila - me habla cerca del oído - te voy a cuidar y tratar bien. 

Se coloca entre mis piernas y vuelve a besar mi cuello mientras saca de la mesa de luz un envoltorio, podría saber lo que tiene si no me estuviese entreteniendo con sus besos mojados en mi cuello y al rededor. Se para en el pie de la cama, baja sus bóxer y del envoltorio saca algo que se pone en el pene, un preservativo. Su pene, que ahora está mucho más grande e hinchado a como lo recuerdo pasa por mis labios, no los de la cara,  una y otra vez, exasperandome, poniéndome ansiosa y por supuesto aún más caliente.

– Por favor Nikolai – suplico en un suspiro, él me mira a los ojos y se acerca a mi cara.

– ¿Por favor qué? – susurra con una voz un poco mas ronca - Pídeme lo que quieras – una sonrisa maliciosa se forma en su cara, espera a que yo diga una cosa asquerosa. – ¿Qué quieres? – vuelve a preguntar y pone la punta de su pene en mi entrada sin empujar ni moverse.

– Sabes que quiero, te quiero dentro de mí – le digo en un tono suplicante. Él empuja suavemente y mentiría si les dijera que se sintió bien, arde y duele como el infierno, me aferro a su espalda clavando mis uñas mientras él se sigue moviendo dejando de lado el dolor y dando paso al placer.

Siento mi cara arder, como cuando te quemas al sol pero esta vez es por puro placer. Me niego a aceptar que este hombre hace todo bien, de hecho me niego a aceptar a este hombre. Enrollo a Nikolai con mis piernas y nos hago girar, para yo quedar sobre él. Nunca hice esto, pero las manos de él me van guiando. De hecho es mucho más placentera esta posición, tanto que comienzo a temblar. Él comienza a gemir y, mierda, también gime como un dios griego, esto no me ayuda en nada sinceramente.   

Me vuelve a poner debajo de él, mis gemidos ya son de placer y no como si estuviese sufriendo, siento como algo empujando mi abdomen y creo que es otro orgasmo, Nikolai pone mis piernas en sus hombros y siento como su pene podría llegarme hasta el estómago. No duro mucho ya que me hace estallar, casi como si me hubiese hecho pis, y en menos de unos minutos ya me estoy dejando llevar. Nikolai se mueve un poco más y creo que luego llega a su orgasmo, hace una cara de hombre sexy (otra vez, creo que es tortura) y luego se recuesta sobre mí.

– Es como el mismiso cielo señora Volkova – sigue dentro de mí, estamos abrazados y nuestras respiraciones están intentando volver a la normalidad.

– La magia fue toda hecha por usted señor Volkov – le contesto. Sale de dentro mío, y yo me acomodo como puedo en la cama, lo veo sacarse el preservativo y caminar al baño.

Me quedo mirando el techo sin poder moverme ni decir nada, siento como mi cuerpo no responde. No puedo levantar los brazos, demonios eso me gustó. 

- ¿Estás bien? -  pregunta con una sonrisa arrogante al ver que no puedo moverme.

- De hecho no - hablo muy bajo, creo que casi inaudible - me rompiste algo, seguro una pierna - bromeo. Hace que él suelte una risa de esas que me gustan. No porque me guste hacer reír a la gente, sino porque lamentablemente me gusta Nikolai. Eso no significa que él frustre mis sueños de alejarme de esta familia, sino que me impulsa a irme más rápido. 

- Lo siento, quizás fue mucho para ser tu primera vez - intenta disculparse, pero su ego sale a flote.

- Que eso no te suba el ego, sólo es porque es mi primera vez - digo enojada - cuando tenga más experiencia lo veremos mejor - me doy la vuelta y cierro los ojos. 

Él, en cambio se viste y me tapa. No sé si sale de la habitación o si me quedo dormida, pero no puedo parar de pensar de que quizás así se siente el infierno. Y quizás el infierno puedo ser divertido, si estas con el demonio correcto. 

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Hey Violet - Guys My Age

La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora