Capítulo 4

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Empiezo a creer que es lejos de la ciudad, ya que el recorrido dura mucho tiempo. Me acomodé en el asiento mas de tres veces y cambie de canciones cinco veces más. Ya no sabía que más hacer, entonces me puse a hacer lo que mejor me salía, hablar.

- ¿Estas nervioso por la boda? - le pregunto. Él sale de su ensoñación y me mira de reojo.

- No ¿y tú?

- Un poco - aseguro - ¿De qué color es tu traje?

- Negro.

- ¿Pudieron solucionar su problema de trabajo?

- ¿Mhm?

- Las chicas me dijeron que tenían un problema de trabajo y por eso pospusieron la boda, ¿lo solucionaron?

- Aún no.

- Que mal - pensé que más podría decir, es como un tempano de hielo.

Creo que tardé tanto en pensar que llegamos a la casa, en realidad mansión, de Nikolai.

- Wow! Es enorme y bellísima - murmuro. Él se acerca a mi lado y toma muy suave mi mano guiándome dentro, aquí los colores son oscuros y fríos, contrario a la casa de Gregori. Subimos las escaleras y nos dirigimos a una habitación gigante, que creo es la principal. Hay algunas mujeres ordenando ropa que distingo es mía.

- Ya casi terminamos señor - habla una señora que parece más vieja que las demás.

- Está bien Loise - la mira y camina a dejar su teléfono y cosas caras en la mesa de luz y luego vuelve a mi para dirigirme al que distingo como el baño - tomaremos una ducha Loise.

- De acuerdo señor - me alarmo, nunca estuve desnuda frente a un hombre y esto me pone nerviosa. Hago algo estúpido que es intentar escapar, me doy vuelta y lo empujo intentando salir corriendo pero él toma mi brazo para no caer. Me mete adentro del baño a la fuerza, cierra la puerta con llave y me mira a los ojos.

- Tranquila - habla bajo y tranquilo - no vamos a hacer nada, solo tomaremos una ducha - explica y pone a cargar la bañera. Se quita la remera y puedo ver sus músculos y dos o tres tatuajes en la espalda. Toma una botella y vuelca el liquido en el agua, toma un frasco y pone algo parecido a la sal en el agua también. Se acerca a mi y se pone demasiado cerca, casi peligrosamente. - ¿Puedo quitarte la ropa o te la quitas tú?

Camino en reversa hasta que mi espalda se pega a la puerta. Él se vuelve a acercar y pone ambas manos a los lados de mi cabeza. Me niego a hacer esto. 

- No voy a desnudarme para ti - le hago saber levantando mi barbilla en señal de firmeza, lo que él no sabe es que me tiemblan las piernas como gelatina.

- No voy a obligarte - explica y acerca su nariz a mi cuello - pero en algún momento tendrás que ser mi mujer y darme hijos - trago un nudo en mi garganta.

- ¿Por qué? - pregunto y lo miro a los ojos - Si me dejas ir ahora, no le diré a nadie y podrás conseguirte a cualquier otra chica virgen, apuesto a que hay muchísimas que van a querer estar contigo sin ser obligadas - intento con todas mis fuerzas hacerlo entrar en razón, pero él sonríe de forma cínica y niega.

- ¿Y eso que tendría de divertido? 

El miedo inunda cada célula de mi cuerpo como si fuese agua. Entonces sin decir ni una palabra y con los ojos llenos de terror me quite la chaqueta y esta cayo al suelo. Sus ojos nunca dejaron los míos y viceversa, su cielo celeste y mi azul mar chocando como en un cuadro surrealista. Sus manos se posaron en mis caderas y se colaron debajo de mi remera negra, provocando que escalofríos me recorran por el contacto de piel con piel.

- Arriba tus brazos - dice con semblante serio, levanto mis brazos y él saca mi remera, quedando en brasier. Cuando creí que eso era todo en lo que me ayudaría, di un saltito al sentir sus manos en mis jeans, abriendo mis jeans y acariciando mis bragas color vino. - ¿Quieres seguir tú? - pregunta en un tono bajo, las lágrimas se forman en ms ojos y asiento con mi cabeza. Él se aparta y va a cerrar el agua, quito mis jeans, las convers negras y los calcetines, quedando solo en el brasier bordo conjunto con mis bragas. 

Me doy la vuelta para verlo y él está desnudo por completo, sin nada que tape ninguna parte de su cuerpo, como dios lo trajo al mundo, no puedo apartar la vista pero me auto obligo y me abrazo a mi misma. 

¿Hacia falta que esté tan bueno el hijo del diablo? Eso no hace las cosas más fáciles.

- ¿Necesitas ayuda con la ropa interior o qué? - el tono en que formuló esa pregunta me hizo sentir una puta. 

- No hace falta que me trates como un objeto - digo al ver su expresión de cansado. Me toma del brazo y la corriente eléctrica vuelve a fluir, me pone de espaldas contra la pared y aparta mi cabello a un lado, besa mi hombro mientras desabrocha el sostén. 

- Yo voy a tratarte como quiera cariño, porque ahora eres mía - dice con una voz muy oscura.

Contengo el aire en mis pulmones cuando lo saca por mis brazos, sus manos ágiles se posan en mis caderas tirando de las bragas mientras se agacha para dejarlas en el suelo. Me guía hasta la bañera y nos mete a ambos, me siento en un esquina y me hago un bollito, intentando que no vea mucho mi cuerpo. Él se sienta del otro lado y me mira con una expresión de enojo. 

- ¿Siempre será así? - pregunto mientras él tira agua en sus hombros.

- No - murmura - también podríamos llevarnos bien - ruedo los ojos.

- El único problema es que no me interesa llevarme bien con quienes no me dejan ser libre - hablo rápido y claro.

- Nadie te retiene, puedes hacer lo que tu quieras - habla irónicamente -  ¿o a caso no hiciste miles de actividades con Mila y Alina?

- No me refiero a eso - le corto.

- Pues es lo que hay y deberías empezar a hacerte la idea - me quedo en silencio esperando que esta tortura en forma de baño termine. 

Se acerca a mi y me toma de las muñecas de forma suave poniéndolas a en sus hombros, coloca sus piernas a mis costados y por último pasa mis piernas a sus costados, dejando nuestros sexos los suficientemente cerca como para que con un movimiento descuidado se rocen. 

- No me gusta que peleemos a menos de un día de casarnos - trago saliva y asiento - sé que eres virgen, yo te pedí así - sopla el lóbulo de mi oreja y eso provoca que mis pezones se pongan erectos, él lo nota y los toca con la yemas de sus dedos, mi respiración se corta - es momento de salir de la ducha pequeña - declara tragando grueso, yo asiento y salimos del agua. Me envuelvo en una toalla, él en otra y caminamos a la habitación para vestirnos. 

Pudo haber ocurrido una desgracia en el baño si él no cortaba el momento. Muevo mi cabeza para alejar esos pensamientos. Camino al armario y saco un conjunto negro con un pijama de seda. Luego de vestirme, dejo la toalla en donde estaba la ropa sucia anterior y aprovecho que estoy en el baño para  mirarme al espejo.

- No te desconcentres Samantha - me señalo en el espejo - debes escapar lo antes posible. 

Salgo a la habitación y Nikolai se encuentra intentado acomodar la cama solo, lo ayudo quitando las almohadas de mi lado. Nos metemos en la cama y hago un muro de almohadas quedando yo de mi lado y él del suyo, le doy la espalda. Cuando estoy a punto de quedarme dormida, siento como saca todas las almohadas, me agarra y me abraza contra él como un oso de peluche.   

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Aaron Smith - Dancin

La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora