Narra Samantha...
- ¿Este? - le pregunto levantando una caja roja. Él asiente y lo pone en el canasto que llevo en mi mano.
- ¿Qué te parecen estos? - indica unos que dicen fluorescentes, lo miro frunciendo mi ceño pero con una sonrisa.
- Definitivamente no - él ríe y llamamos la atención de la farmacéutica.
- ¿Por qué? Se ve como algo divertido - ríe más bajito y los toma, antes de que los ponga en mi canasto lo corro.
- No quiero ver como tu pene de color fluorescente se mete en mí - su risa inundó toda la farmacia y yo me puse roja furioso.
- De acuerdo, no los llevamos - dice cuando se calma.
Antes de llegar a la casa paramos a comprar protección, así que llevamos muchas variedades y distintas formas o texturas, es muy divertido hacer esto con Nikolai. Antes de ir a la caja tomo dos lubricantes, uno con base acuosa y otro con base siliconada.
- Hoy si que nos vamos a divertir - me murmura Nikolai mientras aprieta mi trasero con su mano.
Cuando pagamos, la cajera nos vio como si estuviésemos locos. ¡Ay! Si, como si ella fuese una santa.
- Es mejor que nos cuidemos - le hablo a la chica, y me mira aún más horrorizada.
De repente, comenzó una lluvia muy fuerte. Corrimos hasta la camioneta y nos montamos intentando no mojarnos. Antes de salir Nikolai pone su mano en mi pierna y yo trago grueso. Sólo ese tacto ya sirvió para prenderme y ponerme a andar, mojarme y no por la lluvia. Bueno, creo que entienden. Después subió su mano más y más hasta llegar al tope, donde sólo hacía falta un movimiento para que su mano hiciera contacto con mi parte íntima. Mire la cara de Nikolai y parecía no enterarse de lo que pasaba, muy concentrado en su labor de manejar entre tanta lluvia.
Dí el primer movimiento con mi cadera y al segundo me arrepentí, Nikolai paro a un costado del camino. Me tomo de la nuca y acercó sus labios a los míos, me miró a los ojos por unos minutos y después nos comenzamos a besarnos desesperados. Con su otra mano me tomó del cuello y por un segundo creí estar en el cielo, hasta que su mano bajó y comenzó a masajear cierta zona. Solté un gemido de manera involuntaria, eso le incitó a mover la mano un nivel más rápido haciendo que tome su brazo.
- ¿No te gusta? - me pregunta y saca su mano, pero la pone en el borde de mi pantalón mientras comienza a desabrocharlo.
- Si, me gusta - trago grueso cuando lo veo bajar el cierre, miro sus ojos y están muy oscuros - pero deberíamos llegar a la casa primero - él asiente, pero su mano se mete en mi pantalón y sus dedos logran tocar mis pliegues, los cuales están empapados. Nikolai, larga un gruñido.
- ¿Segura que quieres esperar a la casa? - comienza a mover sus dedos hacia arriba y abajo, poniendo un dedo en mi entrada y lubricando el resto de la zona. En este punto ya perdí todo tipo de conciencia, no me importa estar en la ciudad a ojos de todos, y más cuando Nikolai mueve más rápido sus dedos. - respóndeme Samantha, ¿de verdad nos vamos a la casa?
Niego, con los labios apretados para no darle el placer de escucharme gemir, sería como darle la razón. Lo miro a los ojos y veo toda la lujuria en su mirada, se muerde su labio inferior y me acerco para hacerlo yo. Su mano no para, sólo sigue y sigue hasta que siento que estoy por llegar.
- Nikolai - digo su nombre como advertencia y luego largo un largo gemido mientras un maravilloso orgasmo se apodera de todo mi cuerpo haciéndome temblar.
- Eso es - me alienta y cuando parece que me calmo saca su mano y chupa sus dedos, eso hizo que otra puntada se haga presente. Tomo su boca desesperada, bajo mi mano hasta su pantalón para ayudarlo ahora a él - oh no, ahora si nos vamos a la casa - dice y saca mi mano, se pone bien en su asiento y comienza a manejar como si nada acabara de pasar.
Cuando salimos de la ciudad la lluvia mucho más intensa, así que ni bien paramos en frente a la casa bajamos corriendo hasta la puerta. Una vez entramos, nos volvemos a besar de forma desesperada, Nikolai me toma en sus brazos y nos lleva a la sala. Se sienta en el sofá y quedo a horcajadas de él.
El pequeño Sirio intenta subirse con nosotros, y por un momento casi lo logra, pero lo echamos para poder continuar con nuestra sesión de besos. Comienzo a recorrer su cuerpo con mis manos y cuando llego a sus pantalones me doy cuenta que no baje la bolsa con todos los preservativos.
- Nikolai - intento decirle, pero él se ve muy entretenido besando mi cuello y escote - amor - digo melosa y ahora me mira a los ojos - nos olvidamos algo muy importante en la camioneta - le indico y él rueda los ojos y apoya su cabeza en el respaldo, parece estar harto de que nos interrumpan. Beso desde su cuello a su mandíbula y luego sus labios - tranquilo, ya vuelvo.
- De acuerdo, pero te miro desde la puerta - asiento y nos ponemos de pie, puedo ver su gran problema y por un momento me siento mal.
Corro desde la puerta de entrada hasta la puerta del acompañante de la camioneta, busco en la parte trasera y cuando la bolsa en mi mano, por instinto miro a la parte de afuera donde están las flores y los árboles que dan con el límite de la casa.
Veo unas sombras y cuando se mueven casi me muero, salgo de la camioneta a la casa y cuando llego le explico a Nikolai lo que vi. Él busca una linterna y juntos nos largamos bajo la lluvia hacia el lugar en cuestión. Alumbramos a los arbustos y lo que sea que haya ahí, se movió.
- Hola - hablo, Nikolai me mira a modo de reproche y yo sólo me encojo de hombros.
- Hola - contestan, y sale un niño muy chiquito, de apenas unos tres años.
- Hola - vuelvo a decir - ¿Qué haces bajo la lluvia? - él mira atrás del arbusto donde estaba.
- Estamos con mis hermanos - dice y de pronto sale otro niño igual a él con una bebé en los brazos, sabemos que es nena porque tiene una manta rosa. Nikolai y yo nos miramos a los ojos, creo que ambos estamos igual de plasmados.
- ¿Y qué hacen aquí solos? - les pregunta Nikolai, los niños se encojen de hombros.
- Es que mamá se quedó dormida y no queríamos quedarnos con el tío Jasha - dice el niño con la bebé.
- ¿Quieren entrar a nuestra casa? - les pregunto, Nikolai me toca el brazo y niega.
- De acuerdo - dicen al mismo tiempo.
- Okey, los voy a ayudar - me acerco y le doy la mano al niño que no tiene la bebé y lo pongo en el camino - ¿Quieres que la tome? - le pregunto al niño refiriéndome a la bebé, él sin pensarlo me la entrega y puedo sentir lo pesada que era para ser una bebé. Los cinco nos encaminamos a la casa y una vez dentro, Nikolai me toca el hombro diciéndome que lo acompañe. Mientras los dos niños corren atrás de Sirio que se puso muy contento de al fin tener con quien jugar.
- ¿Qué haces? - pregunta - no podemos meter niños que no son nuestros a la casa - me reprocha.
- Pero llueve Nikolai - le explico y la bebé comienza a balbucear algo. Nikolai la mira, yo la miro, ella nos mira y después apoya su cabecita en mi pecho. Hago una mueca con mi cara y miro a mi marido - sólo por esta noche, mañana los podremos llevar a su cara - él me mira a los ojos, después a la niña y rueda los ojos.
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In My Head - Bedroom
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La esposa de un Volkov
Novela JuvenilSamantha vive en uno de los peores suburbios, es huérfana, y cuando pudo escapar del orfanato para vivir sola aparecen hombres con máscaras y capuchas que la meten en un auto y le inyectan algo que la adormece en segundos.