Capítulo 49

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Nadie me dijo lo difícil que era mantener a dos niños quietos en un avión, y una niña callada parece una misión imposible. Tuve la ventaja de tener a Patterson y Arliss conmigo, ellos se encargaban de los niños y yo de Alba. 

Una vez llegamos a la casa que seria nuestro nuevo hogar los niños a estaban dormidos, la casa no parecía nada ostentosa ni de lujo, más bien parecía algo de clase media. Dos pisos, en la parte de arriba tres habitaciones y un baño, en la parte de abajo la cocina, el comedor, el living, la lavandería y otro baño.

Los agente me explicaron que ahora tendría otro nombre, ya no sería más Samantha esposa de Volkov, ahora soy Paz Zapata. 

Pedí que los niños conserven sus nombres, ellos entendieron que sería mucho para los niños y aceptaron. Me hubiese gustado que nada de esto pasara, pero todo es por ellos. 

- ¿Cómo vamos a hacer con el idioma? - pregunto preocupada, Patterson me mira compasiva y pone su mano en mi brazo. 

- Mañana vendrá una maestra y les ayudará con eso, ahora ve a dormir y descansar - asiento.

- ¿Ustedes dónde estarán? - ningún detalle puede salir de mi cabeza. 

- En el patio hay una puerta que lleva al patio de nuestra casa, puedes cruzarlo y ya estas con nosotros - vuelvo a asentir en silencio. 

- Entonces iré a descansar - hablo bajo y me encamino a la escalera - ¿segura que no nos encontrarán aquí? 

- No, puedes estar tranquila de eso - asiento.

- Okey - digo con un hilo de  voz - que descanses Patterson. 

- Tu igual - me sonríe compasiva. 

Vigilo que mis tres hijos estén bien. Ellos roncan como osos y ruedo los ojos ante eso. Me voy a mi habitación y me senté en la cama. No entendía como todo esto esté pasando.

Decidí que lo más sano era irme a dormir para estar fresca en la mañana. De verdad lo intenté, pero las pesadillas, el calor, el frío, el miedo y la incertidumbre me ganó esa noche. Dí muchas vueltas en la cama, dormí dos horas muy intranquilas. Alba se despertó en llantos desgarradores y entendí que me necesitaba, así que la traje a mi cama, luego fuimos por leche, ella ya comenzaba a caminar y me encantaba verla crecer tanto. Cuando volvimos a acostarnos satisfechas nos dormimos de inmediato.

Cerca de las ocho volvimos a despertar, esta vez con Erkan y Drako en la puerta mirándonos.

- Niños - les sonreí - vengan - ellos se suben a la cama y yo prendo la tele en dibujitos, pero estaban en español y ellos no entendían nada. - ¿Vamos a desayunar mejor? - pregunto y ellos asienten en seguida.

Bajamos y comenzamos a hacer un desayuno delicioso, ellos me ayudaron en todo. Alba intentaba caminar por la casa, yo cocinaba y ellos intentaban ver dibujos de algo que sea acorde a su idioma. Cuando nos dispusimos a desayunar sentí que mi lugar eran ellos tres. 

- ¿Dónde está Niko? - pregunta Drako y yo no sé que contestarle.

- Él está en un lugar muy lejos de aquí - contesto lo obvio.

- ¿Por qué? - pregunta Erkan.

- Porque se portó muy mal - le contesto. 

- ¿Qué hizo? - pregunta Drako.

- Le mintió a mucha gente y también les hizo mal - intento convencerme.

- O sea que Niko es malo - habla Erkan.

- No, él solo está aprendiendo como portarse bien de nuevo - les explico y ellos parecen entender. 

Por la puerta del patio entra Patterson y Arliss acompañados de una chica bastante joven, me esperaba una señora vieja y regordeta. 

- Hola - saludo.

- Hola Paz - habla Patterson - ella es la institutriz de la que te hablé - asiento. 

- ¿Listos para aprender a hablar como los dibujitos? - les pregunto a mis niños y ellos se ven muy emocionados.

- Creo que va a ser más fácil con Alba ya que todavía no habla - explico y la chica parece entender bien el ruso. Sin embargo Patterson le traduce y ella vuelve asentir, empiezo a creer que tiene algún tipo de problema en su cabeza que la mueve tanto.

- Comencemos - habla Patterson y las dos se ponen delante de nosotros, Arliss toma asiento a mi lado y toma una de mis tostadas. 

Las clases de idioma son muy aburridas, sinceramente extraño mi universidad de números en mi propio idioma. Me exaspera no entender nada ¡Dios! Es todo tan complicado.

El resto de la semana nos la pasamos así, los niños agarran enseguida el idioma y yo parezco la vieja que le cuesta. 

Ir a un supermercado fue toda una aventura, pero por suerte ver cada dibujo fue de mucha ayuda. 

- Sam - me habla Arliss y me señala ir a su casa, yo veo a mis niños jugando con Patterson y ella me asiente, entonces lo sigo. Llegamos a una casa bastante linda - ¿Quieres té o café? - pregunta en español - hablaré en español y de paso lo practicas - asiento.

- De acuerdo, pero lento - le respondo como puedo. 

- Temo que tengo malas noticias para ti - aunque yo creí haber traducido mal, él me lo confirma en mi idioma - atraparon a los otros dos hermanos y sus mujeres juntos a sus hijos - mi corazón se contrae y comienzo a sentirme mal - ellas quedaron libres y en tu misma condición de testigo - asiento intentando entender.

- ¿Y cuál es la mala noticia? Ellos pagarán por lo que hicieron, ¿O no? - él asiente.

- Pero ustedes deben ir a testificar en su contra en un juicio público en Rusia - mi estómago se revuelve y siento como si quisiera vomitar. 

- ¿Con ellos ahí? - pregunto temerosa.

- Si - responde tranquilo - y con ellas también,

Ahora si moriré, siento una transpiración fría. No puedo presentarme frente a la gente que traicioné y pretender salir ilesa. 

- Estaremos a tu lado en todo momento - asiento - los niños no irán por su seguridad - vuelvo a asentir - resulta que revisaron sus oficinas y estaba todo como tu lo supusiste, solo necesitamos las contraseñas que tenía Alina y todo se salió a la perfección - me cuenta sobre los demás.

- O sea que ellas también colaboraron - hablo para mí. 

Tomo asiento en el gran sofá marrón y me tomo un tiempo para pensar. Arliss sigue comentando cada detalle y como todo el imperio Volkov se destruyó en una sola semana. El alivio llega a mi, siento como el peso sale de mi espalda y comienzo a llorar. 

- Lo haré Arliss - hablo secando mis lágrimas - iré a testificar. 

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All for us - labrinth & zendaya 

La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora