Capítulo 15

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Narra Samantha

Cruzamos la entrada del lujoso restaurante al que me trajo Nikolai, una señorita muy amable nos recibe y nos dirige a una mesa. Debo decir que Nikolai se ve muy hermoso con su camisa negra y con pantalones a juego, hasta creería que es el propio diablo, pero por él me dejo llevar al infierno.

Un mesero muy amable deja la carta y luego se retira, miro por arriba todo y siento que no tengo hambre de algo en específico.

- Pediré lo mismo que tú - hablo dejando mi carta sobre la mesa, él asiente y sigue mirando que elegir - de veras que te vez muy bien hoy - hablo inconscientemente, pero intento no parecer avergonzada ya que eso sería el doble de vergonzoso. 

- Gracias Samantha, tú igual - contesta de forma seca y sin darle la suficiente importancia. El mesero vuelve y toma la orden, para irse por el camino que vino. Nikolai, sin embargo, toma su teléfono acompañado de un semblante serio y frío, distinto a lo que éramos en la habitación del hotel.

- Oye - le llamo la atención en un tono bajo y cómplice, él me mira con una ceja alzada - es de mala educación utilizar el teléfono en la mesa - me encojo de hombros y tomo mi copa de agua para moja mis labios que luego relamo acaparando la mirada de mi acompañante.

- Mañana estaré todo para ti - contesta tosco y vuelve a su móvil.

- Esta mañana dijiste no usar nada electrónico - le reclamo de nuevo, él ruedo los ojos y los posa sobre mis seños y sube hasta mis ojos.

- Eso fue antes de que me llevaras de aquí para allá comprando un sin fin de cosas - me reclama.

- ¿Te revelas contra tu mujer? - pregunto indignada.

- No, jamás - responde - sólo déjame resolver cosas importantes y prometo que estaré para ti - vuelve a repetir. 

Ruedo los ojos y tomo mi móvil ya que no le interesa mantener una conversación conmigo, un mensaje de un número desconocido llama mi atención sobre todo por su contenido "Así que eres una zorra que le gusta jugar. Bueno, juguemos." Fruncí mi ceño y lo ignoré por completo, seguro se equivocaron o es una broma. 

Entro a instagram y veo varias fotos de Mila con Gregori en un barco, también Alina puso fotos de su primer ecografia aunque yo solo veo algo raro. Muchos mensajes con preguntas y cosas bonitas me llegan todos los días, los comentarios explotan de amor pero también de cosas como "casafortuna" "interesada" "falsa" y más. Grabo una historia donde primero aparece Nikolai con su teléfono y luego doy vuelta la cámara para poner caras graciosas, le agrego un texto "parece mas interesante su teléfono", la subo e instantáneamente me llegan miles de notificaciones en respuesta a eso.

- Su cena - habla el mesero dejando nuestros platos, que se ven muy bien, sobre la mesa y luego de darle las gracias se retira. 

Busco la mejor forma de sacarle una foto de esas típicas de Instagram, cuando la puedo subir a las historias veo que en mis mensajes tengo varios mensajes del grupo con Mila y Alina. Preguntan como vamos, les cuento cada detalle de todo lo que ha pasado. Ellas hacen lo mismo, Alina agrega una foto de su hija besando su pequeña panza y es muy adorable. En cambio Mila parece ser muchísimo más embarazada que Alina y dice que sus niños le dan unas nauseas asquerosas que por supuesto aumentaron con el barco.

- Tu comida se enfría - me saca de mi ensoñación Nikolai, lo miro y lo ignoro.

Las chicas me explican que debo tener mucho cuidado con el tema embarazo, porque sus embarazos fueron algo tramado. No lo sé, siento que Nikolai se cuidó lo suficiente. Ellas no están muy conformes con el hecho de que ellos decidieran sobre sus cuerpos sin consultarles, supongo que tienen el derecho de enojarse. Luego de despedirme dejo mi celular y Nikolai ya acabó con su comida.  

Comienzo con la ensalada que luce deliciosa, y sabe deliciosa, luego la carne es como una nueva adicción, deliciosa. Me doy cuenta de la mirada de Nikolai, sus ojos se oscurecen y puedo ver sus pensamientos pasar, nada bueno pasar por esa mente.

- ¿Puedes dejar de provocarme? - habla serio, yo pongo cara de desentendida. Creo que se refiere a los gemidos que doy de placer al sentir cada sabor de algo que no conozco, lo siento pero no lo siento tanto. 

- No sé de que hablas, yo solo estoy cenando tranquila - contesto y tomo de mi refresco de cola, hoy no me apetecía nada con alcohol.

- Claro - utiliza el sarcasmo, frunzo el ceño.

- No utilices tu sarcasmo conmigo - le advierto.

- ¿O qué? - me intenta incomodar, yo elevo una ceja e intento ignorar su pregunta, pero saben que no puedo.

- O te vas a quedar sin tu esposa muy pronto - le sonrío, él me mira extrañado por mi comportamiento. 

La cena termina en un incómodo silencio, decido ir al baño para al menos aligerar mi vejiga, es un baño grande y elegante, me tomo una foto que subo a las historias antes de hacer mis necesidades. Hago una pose en la que se resaltan mis curvas y mis piernas se ven mas largas, luego me meto en el baño y hago todo lo que tengo que hacer. Cuando salgo me dispongo a lavar mis manos, hasta que la puerta se abre y entra mi marido.

- Es el baño de señoritas - le remarco, él asiente - ¿eres señorita?

- Te tardabas demasiado - se excusa - y sabes muy bien que no lo soy.

- Claro que no me tardaba y una dama nunca tiene memoria - le contesto y seco mis manos dándole la espalda.

- Pero quizás tardaste lo suficiente para que lo sienta como una eternidad - susurra sobre mi cuello, soplando y chocando sus labios contra él, me doy vuelta y engancho mis brazos detrás de su cuello. 

Sus labios chocan los míos y se forma un pelea entre lenguas que me hacen perder el control, nos metemos en un cubículo, Nikolai besa mi cuello y todo se comienza a calentar, pero sé lo que él quiere y no se lo voy a dar, será mi castigo por no prestarme atención. Cuando su erección choca con mi abdomen decido llevarlo aún más al límite, poso mi mano en su bulto y lo masajeo un poco, Nikolai comienza a volverse más cachondo y cuando intenta levantar mi vestido lo paro.

- Lo siento cariño, mañana soy toda tuya - hablo y salgo del cubículo, tomo mi móvil y camino como un rayo hasta afuera del restaurante. Idiota, nadie ignora a Samantha Volkova.

- No debiste hacer eso niña - habla llegando a mi lado y pidiendo nuestro auto.  

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Jbalvin - Rosa

La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora