Decir que pude dormir después de eso, sería mentir. Se me revolvía todo cuando sentía a mis esposo moverse a mi lado, él me abrazó como cada noche antes de saber de Laika. Su toque me quemaba, sentía que me lastimaba la piel. Ya no era suave como sábanas de algodón, ahora es más bien como arena muy caliente. No podía soportar el toque de mi esposo, la persona que tanto amé. O amo, ya no sé como tomarme esto.
El alba llegó y con ella los llantos de Alba, ¿será que su madre le puso ese nombre porque nació en ese rango de horas?
Intento separarme de los brazos de Nikolai y él me aprieta más hacia él.
- Amor - le susurro - Alba está llorando, déjame traerla - él asiente y me suelta. Corro hasta la niña y ella intentaba salir de su cuna mientras lloraba. - Sh, amor mío - la tomo en brazos e intento calmarla, en cuanto escucha mi corazón se calma. La llevo a la habitación donde está Nikolai aún dormido. - Cariño - intento despertarlo - Nikolai - se mueve y nos mira a ambas - cuídala que tengo que preparar su biberón - él solo asiente y toma a la niña de un pie, ella comienza a reír y toma la cara de Nikolai.
Verlo jugar con ella me hace sentir que puedo olvidar todo y empezar desde aquí, de nuevo, de cero. En una ciudad nueva, con una nueva casa, con un nuevo idioma, con niños y un nuevo rol que es el de madre. Podríamos tener todo eso, pero él intento matarme hace dos noches por saber sus secretos.
Me quedo mirando un punto fijo mientras la leche se calienta en el fuego. Escucho un ruido afuera de la casa, como de un auto llegar o pasar. Pero aquí no pasa nadie, estamos a las afueras de la ciudad. Me acerco a la ventana y no veo nada, quizás ya me esté volviendo paranoica.
Pongo la leche en el biberón y subo a la habitación. La niña sigue jalando el pelo de Nikolai y jugando a los gritos. Pero cuando ve lo que tengo se deja de mover y mira con sus ojos enormes todo.
- Meme! - grita contenta, y Nikolai y yo reímos ante su emoción. Ella toma su meme y se recuesta con los pies sobre el pecho de Nikolai y su cabecita en el hueco entre mi cuello y hombro, lo veo algo incómodo, pero así le gusta a ella.
Un silencio incómodo se instala en la habitación, solo se escucha como la niña toma su biberón hasta quedarse dormida. La acomodo de forma vertical y me levanto al baño, una vez dentro cierro con llave.
Ya no puedo confiar en la persona que está ahí afuera, me paro frente al espejo y no reconozco a la mujer que veo. Toda ojerosa, con miedo en su mirada y la mandíbula tensionada todo el tiempo ¿de verdad me convertí en esto? Una lágrima silenciosa corre por mi mejilla y la limpio antes de que se convierta en un río.
Lavo mi cara, mis dientes, me meto a la ducha y me tomo un momento para llorar ahí dentro. Nada de esto es ni de cerca lo que me esperaba. No quiero seguir pensando en el hecho de que un probable psicópata sea el padre de mis niños.
Tomo una toalla y salgo a buscar mi ropa a la habitación, mientras me visto los veo durmiendo a ambos y por un momento, solo por un momento siento felicidad en mi corazón. Tranquilidad y calma es lo que inunda mi pecho.
Pero todo se ve tan lejano cuando escucho como la puerta principal es tirada abajo y comienza gritar que agentes federales están en la casa y que nos quedemos en nuestros lugares. Tomo a Alba en mis brazos y llegan más de tres policías a la habitación. Sacan a Nikolai de la cama y lo tiran al piso, le ponen esposas y comienzan a recitarles sus derecho en nuestro idioma natal.
Me quitan a Alba de los brazos y me esposan. La niña llora y yo grito como loca que no me alejen de ella. Bajamos las escaleras y veo a los gemelos sentados en el sofá con una policía. Comienzo a llorar, nada de esto tiene que pasar.
- No me alejen de ellos - comienzo a decir - ellos no pueden estar solos o lejos de mi - explico - les ayudaré en todo lo que quieran pero no me alejen de ellos - las lagrimas son parte de mi cara en este punto - por favor - suplico.
Nadie contesta, nadie me dice nada, solo me suben a la camioneta de policía y me llevan.
Cuando llegamos a la que creo es la central de policías, veo a Nikolai ser llevado por dos policías y entran primero a la estación. Luego entramos nosotros y quedamos lado a lado en la mesa de entrada, lo miro de reojo y él sólo mira al frente.
- Al menos pide perdón - digo entre dientes, dispuesta a sacarle las venas del cuello con mis dientes.
- Solo no digas nada y volveremos a ser la familia de siempre - me advierte.
Cuando le quiero preguntar a que se refiere se lo llevan por unos pasillos. Llegan dos policías mujeres y me toman a mi.
Llegamos a una habitación completamente blanca, con una mesa de metal que tiene algo para poner mis esposas y así no escapar, y tres sillas que parecen de los incómodas. Me dejan ahí y se retiran, giro los ojos por la amabilidad de decir tantos detalles. La habitación cuenta con una gran pared de vidrio, cuatro cámaras y seguramente alguna que otra pistola apuntándome o eso es lo que imagino.
Luego de unos minutos, las puertas se abren y entran dos personas. Al contrario de como imaginé tienen ropa normal. La mujer es rubia, con ojos celestes y viste una honda medio indie hippie, con un pantalón ancho color caqui, una camisa blanca pero no de las comunes, mas bien de la que son cruzadas y unas botas con tacón de varias temporadas atrás. El hombre es un poco más alto que ella, cabello castaño y ojos marrón oscuro, es bastante lindo a mi parecer, viste una camisa azul opaco con unos pantalones negros y unos zapatos que no combinan en nada.
- Somos los agentes Patterson y Crab - habla la chica en un ruso perfecto debo admitir.
- De hecho me gusta más Arliss - corrige el hombre y yo veo su charla. Ella rueda sus ojos perfectamente maquillados de colores muy claros.
- Como sea - me mira a mi - los oficiales que te arrestaron dicen que prometiste cooperar, así que comienza a decir que sabes - habla simple, como si fuese tan fácil.
- Primero quiero un trato firmado - intento salir ilesa de esto.
- Debe ser muy bueno lo que sabes ¿Qué quieres a cambio? - pregunta el agente Arliss interesado.
- Te aseguro que es muy bueno - le digo una sonrisa - quiero protección completa de la policía para mi y mis hijos, pero no de la policía de Rusia, ellos están con los Volkov.
- Hecho - habla ella.
- Comienza a hablar y lo firmamos al final de tu declaración.
- Primero traigan a mis hijos, los quiero ver y comprobar que están sanos - ella asiente y se levanta saliendo de la sala.
- Enseguida volvemos - él la sigue.
Como siempre, las chicas tenemos el poder.
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sunflower vol. 6 - Harry Styles
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La esposa de un Volkov
Fiksi RemajaSamantha vive en uno de los peores suburbios, es huérfana, y cuando pudo escapar del orfanato para vivir sola aparecen hombres con máscaras y capuchas que la meten en un auto y le inyectan algo que la adormece en segundos.