- De acuerdo - acepta después de unos minutos de silencio.
- ¡Si! - festejo con un salto y la niña comienza a dar pequeños aplausos con sus manitas de bebé regordete.
- Pero sólo por esta noche, seguro sus padres deben estar preocupados - habla Nikolai - voy a avisarle a un amigo de la policía por si reportan tres niños desaparecidos - asiento y me doy la vuelta para ir a donde sea que estén los niños.
Los encuentro muy entretenidos en los sillones y cuando me acerco veo que están con la bolsa de preservativos jugando con los colores de las diferentes cajas, Sirio parado en dos patadas olfateando también con ellos.
- ¡Oh! Niños - digo llamando su atención, les sonrío intentando ocultar mi nerviosismo - ¿Qué hacen?
- Nos gustan estos colores - dice un niño, que ahora que ninguno tiene la bebé en sus brazos no sé cómo diferenciarlos, son completamente iguales.
- Que bueno - les digo - pero no pueden abrir las cajas porque adentro tiene algo muy malo, ¿Estamos de acuerdo? - ellos me miran con miedo y sueltan las cajas de inmediato.
- ¿Qué tienen? - pregunta el otro niño, y yo trago grueso esperando que alguna mentira venga a mi mente.
- Unos huevitos de serpientes que si los despiertan los van a picar - digo lo primero que me ocurre.
- Si los huevos no se despiertan - dice el otro niño.
- Quise decir que si los rompen - asiento con mi cabeza, y parece convencerlos - ¿Cómo se llaman? - intento saber más de ellos.
- Yo me llamo Drako - dice el que tiene una remera azul.
- Y yo soy Erkan - dice el que tiene una remera roja. Okey, azul es Drako, rojo es Erkan, por alguna razón siento que ya escuché estos nombres en algún lugar.
- ¿Y la bebé? - ellos se miran.
- Alba.
- Galina.
Frunzo el ceño.
- ¿Alba o Galina? - les pregunto.
- Los dos - dicen al mismo tiempo, y yo asiento.
- ¿Y cuántos años tienen? - les vuelvo a preguntar, veo a Nikolai entrar a la sala y se sienta a mi lado.
- ¿Cómo se llama él señora? - casi me atraganto ante la pregunta de Erkan.
- ¿Cómo que señora? - digo horrorizada. Nikolai comienza a reír y lo fulmino con la mirada.
- Perdón - dice el niño sonrojado.
- Ya eres mi favorito - le dice Nikolai y toca su pelo, él sonríe y lo mira con los ojos iluminados.
- Él se llama Nikolai y yo me llamo Samantha - les digo y ellos asienten.
- ¿Y él? - pregunta Drako tocando a Sirio entre las orejas.
- Él es Sirio - le responde Nikolai.
De repente Drako suelta un estornudo y la pequeña Alba Galina le sigue, esto no es una buena señal dado sus ropas todas mojadas.
- ¿Qué tal si nos damos un baño con agua caliente? - les pregunto y ellos comienzan a decir que si y ríen mientras saltan, la verdad no entiendo como tienen tanta energía siendo casi las doce de la noche.
Le indico a Nikolai que me ayude, y a regañadientes lo hace. Él busca toallas y ropa seca para los niños, lo cual es una remera de él para cada uno y yo intento buscar algo para la bebé pero lo único que consigo es una remera manga larga mía que sé que le va a quedar gigante.
Preparamos la tina del baño de nuestra habitación, donde estamos los seis incluido Sirio. Todo es ruido, los niños hablando y riendo, jugando con el agua caliente y las esponjas que hay. Sirio esta apoyado en dos patas intentando meterse con ellos a jugar. Nikolai está a mi lado lavando el cabello de uno de los niños y yo estoy bañando a la bebé, que sólo ríe e intenta tocar el hocico de Sirio.
Después de que están los tres limpios, los llevamos a la cama y los vestimos. Los metemos debajo de las frazadas y les ponemos unos dibujos animados.
- ¿Quieren que les traiga leche caliente? - les pregunto.
- Si - dicen ambos al mismo tiempo.
- Okey - habla Nikolai - cuiden a su hermana y en seguida volvemos - ellos asienten y nosotros salimos de la habitación. Una vez en la cocina sacamos leche de la heladera y ponemos tazas con bombillas.
- ¿Qué te dijo tu amigo policía? - le pregunto mientras esperamos a que se caliente el líquido blanco.
- Que por ahora podríamos tenerlos, hasta que se reporte algo o alguien - asiento, él se acerca y me pone contra la encimera - y que si mañana no podemos llevarlos a su casa porque no la encontramos o algo parecido, llamemos a servicios sociales.
- Pobres niños - hablo bajo - sólo Dios sabe las cosas horribles que pasaron para salir con tanta lluvia de su casa - comienzo a negar con la cabeza, Nikolai me toca del mentón y acerca su cara a la mía.
- Todavía no te salvas de esta noche - habla de forma seria, como si lo estuviese jurando. Nos perdemos en la mirada del otro por unos minutos, hasta que la leche hierve y nos hace volver a la realidad.
- Salvada por la campana - comento riendo y me dispongo a seguir con mi tarea de prepararles algo caliente a los niños.
- No por mucho - me susurra en el oído y siento cosquillas en el cuello, se me erizan los pelos de todo el cuerpo y ya puedo imaginar lo que va a pasar.
Con todo listo nos encaminamos a la planta de arriba, Nikolai con dos tazas y yo con una. Cuando entramos en la habitación los encontramos durmiendo a los tres, como si fuesen pequeños ángeles, uno al lado del otro y la pequeña Alba Galina en el medio. Dejo la taza en la mesa de luz y los tapo mejor para que no pasen frío. Le indico con la cabeza a Nikolai que salgamos en silencio. Bajamos las escaleras y dejamos las tazas en la heladera.
- Deberíamos dormir - hablo en un tono bajo, intentado alargar el momento que tanto esperé.
- No no - niega Nikolai, vamos a continuar lo que ya empezamos. Me toma de las piernas y me pone en su hombro como un costal de papas, yo suelto una risita y dejo que me lleve a mi inevitable destino.
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Space Song - Beach House
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La esposa de un Volkov
Genç KurguSamantha vive en uno de los peores suburbios, es huérfana, y cuando pudo escapar del orfanato para vivir sola aparecen hombres con máscaras y capuchas que la meten en un auto y le inyectan algo que la adormece en segundos.