Capítulo 26

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Okey, mi primer día en la universidad ¿Cómo describir mi primer día? Fue algo tranquilo, esperaba perderme mucho más ya que la universidad es enorme, casi el triple de mi secundaria. 

Hannah estuvo el tiempo de no clases conmigo todo el tiempo, y creo que se refiere más a que Nikolai le pidió en vez de la excusa de "no tengo amigos, soy una marginada social"

Solo hay tres chicas en la carrera de arquitectura y una soy yo, las restantes son más niñas mimadas. Ni bien entré en el gran salón y tome asiento en una de las primeras filas, ambas voltearon a verme e hicieron una mueca como de asco, supongo que no les caigo bien pero no es algo que me quite el sueño. Voy a estudiar algo que supongo me gusta y no a hacer amistades, no las tuve a lo largo de mi vida y no las necesito ahora.

Sin embargo, un grupo de cuatro chicos se acercaron a mi super amables y se ofrecieron a hacer el grupo de clases conmigo; Luke, Henry, Chad y Brad, hasta sus nombres combinan. Resulta que los primeros tres profesores pidieron que hayan grupos así es más fácil para él dirigirse a nosotros y bla bla bla, perdí el rastro en cosas aburrida la verdad. 

Nuestro primer trabajo asignado es hace un tipo de informe o trabajo escrito donde averiguamos todo acerca de la historia de la arquitectura, como es para la próxima semana nos juntaremos el jueves en una biblioteca del centro. 

Lo único malo de la universidad es todo el tiempo que paso dentro de ella, de verdad que si solo fueran cinco horas lo disfrutaría como nunca. Entre 7:30am y recién estoy por salir 16:40, agradezco las ideas de Nikolai de traer muchos snacks ya que eso me mantuvo viva a pesar del almuerzo, el cual no probé un bocado porque no sabía de donde provenía la comida. 

Llegar a la gran mansión fue un verdadero alivio, mal día para escoger tacones. Ni bien cruzo la puerta me descalzo y dejo todo en el closet de entrada. 

- Bienvenida - habla una voz que yo bien reconozco, una gran sonrisa aparece en mis labios.

- Hola - contesto de forma tímida, que aunque sea mi esposo sigue robándome el aliento al verlo en esos trajes hechos a su medida. 

- ¿Cómo estuvo tu día? - pregunta llegando a mi pero sin acabar con nuestra distancia.

- Lo suficientemente largo para no querer volver - doy un paso y nuestros pechos se rozan, me gusta provocarlo y que juguemos a quien aguanta más sin tocar al otro - ¿Qué tal el tuyo?

- Lindo intento - habla - mi día fue más largo ya que te extrañe - mi corazón da un vuelvo, como una vuelta carnero o una medialuna. 

- También te extrañe a ti - le respondo, ya conozco su táctica él se pone tierno y yo termino tocándolo primero, eso no va a pasar - pero eso no va a servir esta vez - sonrío con todos mis dientes y paso por su lado para llegar hasta la cocina, donde un pastel de chocolate me espera.

- ¿Estás demasiado cansada? - pregunta como un niño pequeño, yo asiento con mi cabeza mientras corto un trozo de pastel - y ¿no quieres ir a dar un paseo conmigo? 

- Quizás más tarde Niko - le respondo, la verdad es que sólo quiero una ducha y dormir, pero no me puedo negar a su carita. 

- ¿Qué tan tarde? 

- Luego de terminar mi pastel y darme un ducha - le respondo.

- ¿Puedo ayudar en la ducha? - lo miro mal o eso intento, en mi interior es claro que quiero una ducha con él, pero no puedo ofrecerme tan rápido.

- No lo sé, déjame pensar mientras termino mi pastel - asiente y desaparece por la puerta. 

Una ducha relajante es lo que haría que el resto de mi día sea un poco más chispeante. Y sé que Nikolai sabe una técnica de masajes muy buena. Aprovecharé el momento de intimidad para decirle sobre la reunión en la biblioteca este jueves. 

Sin darme cuenta ya casi no había pastel de chocolate. Así que comencé a subir rumbo a la habitación que comparto con mi marido. En ésta se encuentra el susodicho con sólo su pantalón de traje, dejando a la vista su buen cuerpo y sus tatuajes.

- Deberías ser más considerado con la gente del personal, no puedes andar por ahí desnudo, vas a dejar sin aliento a alguien - lo regaño en broma y él pone cara de cachorrito. 

- ¿Nos bañaremos juntos? - pregunta serio, asiento lentamente.

- Pero si me haces unos de esos masajes relajantes - le recrimino y él solo asiente mientras vuela directo al baño. Yo, en cambio, voy a buscar un conjunto deportivo de esos que quedan bien ante cualquier situación y luego me uno a él en el baño. 

Mi corazón se llena al ver que esta preparando la tina solo para nosotros, mi cuerpo se calienta al ver sus brazos moverse y recordar todo lo que puede hacer con ellos.

Sin que se de cuenta me quito toda la ropa, sé que la versión que más le gusta de mi es desnuda. Y puedo ver su aprobación cuando se da la vuelta, sus ojos se oscurecen y parece un depredador a punto de cazar a su indefensa presa. Pero en el poco tiempo que compartí con Nikolai sé que no haría nada que no me lo merezca.

Eventualmente tendríamos sexo en la ducha, ya que la tensión sexual esta a punto de matarnos, pero recuerdo la cita con la doctora que es en menos de dos horas. 

- Cariño, tu masaje está muy relajante y todo - comienzo a balbucear - pero recuerda que tengo que ir con la doctora - él para sus movimientos tan relajantes y se pone frente a mi. 

- ¿Cuándo pensabas decirme? - pregunta en un tono molesto haciéndome sentir pequeña. Recuerdo todo lo que vi en su computadora y el miedo me inunda cada célula del cuerpo. 

- Yo también lo había olvidado y acabo de recordarlo recién - respondo de mala gana y salgo de la ducha.

- ¿Cuándo fuiste a pedir cita? - vuelve a preguntar pero en un tono mas calmado.

- No fui a pedir cita, en el centro comercial Hannah me ayudo a llamar al centro de salud - le explico tranquila, suelto un suspiro al ver que no responde nada y solo me ignora mientras se viste - no sientas que te lo oculté, porque no lo hice, sólo lo olvidé - Nikolai me mira con sus ojos hermosos, su perfecto cielo, ahora mi perfecto cielo. 

- Okey - asiente - pero espero que no se te vuelva a pasar nada de nuevo - intenta amenazarme, pero solo lo ignoro y comienzo a vestirme.

- ¿O qué? - la lengua me pica luego de esa pregunta. Su cara se pone más seria, yo elevo mi mentón. Nos desafiamos mutuamente, yo sé cosas y él no lo sabe todavía. Ante su silencio salgo del baño para vestirme y después marcharme. 

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la tormenta de arena - dorian


La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora