《 Cap 21: Un disparo, un anillo 》

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Gimio sobre su cuello mientras el la tomaba de las caderas y sujetaba con fuerza penetrandola. Sentia que el aire le faltaba y el éxtasis le recorría la venas, como un fatídico veneno que se incrustaba sobre su torrente sanguíneo. Se agarró al cabello de el como si fuese su único puente a la vida. Mientras en el rostro de el se asomaba la felicidad que le producía la maravillosa intimidad con la mujer de su vida.

-Aaaaa...- Esta vez gimio el, causándole una sonrisa irónica a ella.

Hange lo tomó por las nalgas, prufundisando un beso exquisito.

Levi se relamio viendo con lujuria las gotas de sudor que sobre el pecho de la mujer se resvalaban, como gotas de lluvia sobre una ventana.

-Joder, que hermosa te vez.- Se acercó a ella besandole el cuello provocándole suaves cosquillas, que en eso momento hacían vibrar su vientre.

Ella volvió a sonreir aprovechando la bellisma vista de ese hombre sudado por el esfuerzo, los mechones de cabello oscuro se pegaban a su rostro, y lo hacían lucir malditamente perfecto a lo que cabe.

Esta vez Hange tomo iniciativa y se abalanzó sobre el dejándolo debajo de su cuerpo, tomo algo de tiempo y se acomodó sobre sus caderas bajando una mano al pecho descubierto de el. El pelinegro la observo con lujuria empedernidamente.

Amaba cuando ella tomaba rienda en algo.

-¿Me seduces?- Menciono entre pequeños jadeos escabullisos.

-Quiero darte placer...- Bajo el rostro hasta casi tenerlo a cuatro centímetros sobre el de el. Lo miro como caramelo en vitrina.

No había más palabras que decir, era como si entre el silencio se entendieran, como si de telepatia se tratase. Levi entiendo lo que los ojos de ella le trataban de decir y en su mente solo se repitió "Yo tambien"

Hange se empezó a mover sobre el en un vaivén suave, Levi colo sus manos en las piernas de ella, acariciandolas de arriba abajo causándole electricidad a la castaña, y pensar que el había ido a verla para darle lo que en el bolso de su abrigo se encontraba. Un anillo de perla blanca.

Un hermoso alivio en su pecho apareció al verla acurrucada sobre la almohada. Eran por lo menos las ocho de la noche y había una hermosa luna sobre el cielo negruzco de la fría y desolada noche. Ella respiraba en un son tranquilo. A veces se ponía a pensar como una dama así podría haber llegado a su vida, era una bendición, pero, algunos días pensaba ¿Que pasara cuando el caso se resuelva? Esa pregunta le había hecho amargura en el estómago.

Sintio una mano posarse sobre su rostro. giró la vista al centro de ese toque. Esta le sonrio.

-¿Te sientes bien?- Pregunto con algo de preocupación.

El no contesto y solo se acomodó en la cama, a su cabeza quedar a la altura de la de ella sobre la almohada. El rostro de el no tenía una expresión tan descriptiva, pero en su corazón las emociones florecian.

-No podría estar mejor.- Menciono atrayendola hacia el.

-¿Encerio?- Cuenstiono entre una risita adorable.

-Si.- Fue su respuesta dándole un beso en los labios.

Se despegó de ella, imaginando que hacer para darle ese condenado anillo. No era de armar planes así, pero no quería proponerlo mientras ambos estaban desnudos. Le parecía algo tonto.

-Ire hacer algo de té...¿Quieres?-

-Umm ¿Encerio te tienes que levantar?- Murmuró como niña consentida en pleno capricho.

•⊰ 𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐏𝐚𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 ⊱•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora