•⊰ 𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐏𝐚𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 ⊱•

《 Cap 35: ¿Por qué? 》

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-Puedo saber el...¿Por qué?...señor.- Mantuvo la mirada fija al hombre de cabello blanco con tonos grises.

Aquel al que se le preguntó solo miraba al bosque, con los brazos cruzados detrás de la espalda.

-La curiosidad no te deja más, ¿Verdad?- Miro su reflejo pacientemente sobre el vidrio del ventanal.

El hombre negó con su cabeza, como un niño al que se niega a relatar las travesuras que hizo.

-Nunca he contado mi propósito del porqué estoy haciendo esto.- Siguió observando al verde tenebroso que habitaba entre los árboles.

Su mano derecha hizo callar su curiosidad, la que se andaba sobre su mente, pero, observo a su jefe sentandose en el sillón a su lado y cruzo su dedos en una posición de derrota, lo que, no era habitual.

-El castillo que ahora tiene por nombre Kuchel, fue antes un glorioso lugar, en el que vivía una familia.- Miro al hombre a su lado por un instante y prosiguió.

-Esa familia tuvo dos hijos, hace praticante doscientos años, y, uno de esos dos hijos terminó siendo la oveja negra que hay en cada familia. El hizo derrochar los bienes familiares, poniéndoles en ridiculo y vergüenza por sus indignos actos, y, un día, ante su derrota en unas apuestas contra un humilde y pobre hombre de apellido mancillado, el cual había sido conocido por tener problemas con la ley en su juventud, en ese día el derrochador tuvo la "Gloriosa" idea de apostar el castillo, así creyendo poder liberarse de su deuda al perder contra el pobre hombre.- Relato, sin levantar su vista del suelo y las tablas de madera que lo conformaban.

Aquel que había preguntado solo le observo atento y esperando el final con muchas ansias.

-Sus padres estaban muy decepcionados de el y su comportamiento de desgracia y estupidez. Por su culpa habían perdido su hogar y ante la desesperación de lo que su hizo hijo, intentaron negociar con el humilde y este no les hizo caso, pues, los papeles ya eran suyos y apuestas eran apuestas, aparte que ya antes le debía mucho el hijo de ellos. La familia estaba destrozada por tal cosa, pero su hijo el mayor les juro que un día llegaría a recuperar el castillo y dijo que haría lo posible por hacerlo.- Se detuvo arrecoztandose sobre el respaldar del sillón y tomando uno de los puros que llevaba en el bolsillo izquierdo de su camisa.

-Y es ahí donde entro yo.- Tomo un encendedor y prendió el puro con su llama azulada.

Exalando un poco de este e hizo ademanes con ambas manos, como un diestro director de opera.

-El hijo mayor ante el detesto que le tenía a su hermano lo desterro nombrandole como negligente y un hereje- Concluyo esto mirando al hombre a su lado y volvió a su declaración.

-Mi bisabuelo al ver lo idiota que habia sidos u hermano, se propuso la promesa de recuperar lo perdido y durante casi todos los años de su vida planeo el poder quitarle los papeles al actual dueño del castillo y nunca lo logró, no quería recurrir a la idea de matar o hacer escándalos así que paso este encargo a su hijo ya que contrajo una enfermedad que lo llevo a la tumba a sus sesenta años de edad, después, mi abuelo intento y fallo, después mi padre, pero, fue ahí cuando el dueño murió de muy anciano y el castillo pasó a manos del abuelo de Levi.- Concluyo esto inalando y exalando más humo.

-Eso, significa que aquel que ganó el castillo era un Ackerman.- Dijo sin preocupaciones su mano derecha.

-Así es mi buen amigo- Soplo en la estancia.

-Bueno, el abuelo de Levi era un torpe pacifista con mirada asesina, aun así, nunca se le encontraron los papeles y mi padre into secuestrar a la mujer de ese Ackerman y no se logró, más en el intento mi padre murió, quedando yo adolecente y mí odio a los Ackerman creció y se intensificó, pero con más años que pasaban, pensaba mejor las cosas y tuve maravillosas ideas.- Sonrió con aire macabro al pensar en ello.