•⊰ 𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐏𝐚𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 ⊱•

《 Cap 32: Su llegada 》

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Se había quedado dormido en el carruaje y no había aprovechado a ver el paisaje. Unos chasquidos en la cabina le hicieron despertarse, más una voz...

-Señor Berner, es mejor que despierte porque ya pronto llegaremos a su destino.- Dijo alto ancioso el conductor.

Moblit restrego una mano en ambos de sus ojos y bostezo, se estiro un poco y abrió la cortinilla de la ventana a su lado y su vista se paro en las casas del pueblo a donde acababan de llegar. Cerro la cortinilla y se dirigió al condutor.

-Ya llegamos al pueblo ¿Tan rapido?- Pregunto sorprendido.

-Mis caballos no son unos viejos malgastados, señor Berber, además, usted durmió mucho.- Sonrio burlesco el señor.

-Ya que estamos por aqui ¿No querrá llevarle regalos a su amiga?- El chico lo pensó y asintió a tal propuesta.

-¿Podría parar en una floreria?- El otro acato, y pasando el centro de la ciudad a la vista de muchos, el carruaje se detuvo en una florería a la cual acababan de revastecer.

-Deme un ramo de girasoles, porfavor- Pago las flores y entró al carruaje a la vista de ciertas señoras entrometidas.

-Bonita elección- El conductor le hecho una vista al ramo que era basto y divino.

-Solo las favoritas de ella, no es mucho de que le guste que le regalen flores a no ser que estén vivas y no cortadas, pero, no la miro desde hace unos cinco meses, así qué es necesario llevarle esta muestra aunque no es tan a su gusto.- Coloco las dichas flores a un lado y se acomodó el saco.

-Muy bien, se nota que la conoces- Este suspiro ante lo dicho.

-A veces creo que de verdad no la conozco, ella puede ser muy misteriosa a veces, y es difícil saber que podrá llegar a hacer, pero por lo menos se sus gustos y atracciones.- Declaró feliz.

-Bien chico, las mujeres casi siempre son así, llegan a ser abiertas en sus temas o pueden ser más calladas que las tumbas.- Se río colocandose mejor su sombrero.

-Se nota que usted sabe mucho de esto- Le comento Moblit con tranquilidad.

-Chico, mi esposa es una cotorra, ella me ha contado muchas cosas y algunas ni siquiera les esperaba escuchar, además he escuchado muchas historias de mujeres en este carruaje desde que tengo dieciocho años y ayudaba a mi padre en los viajes, así que ¿Como no sabría tanto? Si la vida me lo enseña.- Se hecho una risa y miro a la calle atentó.

Berner sonrió para si mismo y miro los girasoles, esperaba que le gustaran a ella.

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-Hange, deberías de dejar de usar ese tipo de ropa, se nota que no podrás respirar bien- Esta le hizo una mueca y lo miro con soberbia.

-Tu me hiciste esto, así que no pienso cambiarme- Levi la miro sorprendido sin evitar verse chistoso por ello.

-Hange, deja de ser terca por un momento, no deseo que te desmayes, por eso te traje esos vestido, ya cuando el bebé nazca podrás usar tu ropa de siempre, solo no hagas que hayan problemas.- Le extendió uno de color verde esmeralda.

Esta lo miro como con detesto.

-No me hagas que te quite la ropa y te lo ponga yo mismo- Dijo serio extendiendo aun más el vestido.

-Esta bien- Lo tomo arregañadientes y lo miro de arriba a abajo.

-Esta hermoso- Levi sonrió triunfante.

-Bien.- La observo atento mientras se quitaba las otras vestimentas. Cuando se desbotono el pantalón suspiro.

Levi tenía razón, ya no podría respirar con ese tipo de ropa.