•⊰ 𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐏𝐚𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 ⊱•

《 Cap 37: Secretos contados 》

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Arrastro sus faldas por el pasillo, mientras el aire respirado golpeaba sus pulmones con fuerza, sin compasión, su mirada iba inmersa en llegar a su destino, a la vista de aquellos que le habían visto pasar apresurada por el lugar. Caminaba derecha y a prisa, sin importar a quien se toparia por el camino, y, llegó.

Al abrir la puerta, el hombre de cabello castaño rubio la observo entrar y su rostro se lleno de amor al verla ahí, en su oficina, pero, cuando pudo divisar bien sus facciones, sus emociones se fueron esfumando.

-Tengo algo que deseo confesarte, amor mio- Trago saliva aun más nerviosa que antes.

Camino hasta el escritorio y tomo asiento en una silla al frente de su esposo.

El hombre la observo con detenimiento. Si su comportamiento era de ese modo, significa que habían problemas muy graves.

Este asintió a la petición de la mujer.

-No sabía si comentarte esto ahora o en casa, pero, me he llenado de valor para decirte que es lo que sucede.- Culminó la oración con seriedad, aún jugando con sus manos sobre sus faldas.

Mike dejo de lado en lo estaba trabajando, y puso ambos codos en el escritorio, posando su mentón en sus manos elevadas.

-Dime que es. Esposa mia.- La invito mas con la mirada que con su palabra solitária.

-Mike, no soy, no soy la mujer que crees que soy- Arrugó los labios queriendo bajar la mirada y darse por vencida, pero, no podría ya a esas alturas.

El solo prosiguió con la misma faccion, sin cambiarla en ningún segundo.

-Una vez me preguntaste por mi familia y apellido, bueno, no tengo apellido porqué fui adoptada, eso lo sabes, pero, si tengo uno en realidad.- Él rubio castaño arqueo un ceja.

-Mi nombre es Nanaba Zackly.- Concluyo con una mueca de pena, o era angústia por lo de su verdad.

Los ojos azulados del castaño no cambiaron su mirada, sólo deslizo sus ambas manos a posar sobre el escritorio.

-Esperaba que un día me lo dijeras tu misma.- Hizo una pequeña mueca.

Nanaba solo puso sentir como su corazón salto en su propia cavidad.

-¿Como, como es que...sabes?- Expreso alertada a lo dicho por el varón.

-Eso ya lo sabia, amor.- Se levantó de su asiento.

Nanaba sintió un cierto miedo cuando miró a su alto esposo levantarse derechamente de su asiento para caminar hacia ella, pero, no pasó a nada más, que un hombre acercándose a su mujer y regalandole una mirada de entendimento junto a un beso en una de sus mejillas.

-Nadie más sabe de ello, lo supe porque yo mismo investigué sobre ti en aquellos dias que te conoci.- Le sonrió sentandose a su lado.

-¿Pero por que nunca me lo dijiste?-El hombre tomó una de sus manos, podría sentir sus nervios alterados.

-No queria perderte.- Confesó.

La rubia si ya estaba enamorada de él, esto dicho le hacía sentir el doble o más de amor por su esposo.

-Pero hay más, no es asi?- Este mismo la interrumpió, observando sus ojos azulados.

-Así es- Asintió a su pregunta.

-No solo soy adoptada por el, sino qué hice cosas y el quiere que yo haga mas cosas, de las cuales no quiero ni saber.- Miro a su esposo decidida y este no se aparto de su mirada.

-Cuéntame más.- El hombre pidió.

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El día había empezado en calma, menos para la mujer de lentes sentada en la cama que se quejaba de crecientes dolores.