《 Cap 8. II: A un inicio 》

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En el carruaje hacia el destino marcado por y para la pareja, Hange cargaba a su retoño con su inicio amor de madre y con ese bello amor, ella le cantaba con dulzura un par de notas para dormirlo en su camino. Levi en su silencio, solo miraba a su esposa y la energía que ella daba a todo lugar donde estaba... pues ese carruaje antes habia sido muy oscuro y un tanto frío, pero ahora era tibio y armonioso, por nada más que la presencia de la mujer.

El viaje de ellos en sí había comenzado con armonia. Los latidos iban en orden con el movimiento de los pinos al rededor, pero, aunque la paz resplandecia Levi comenzó a sentir un cierto sentimiento no común en el, no sabía de donde podría proceder esto, pero ante ya antiguas vivencias era mejor ser precavido con el entorno, por ello llevo su mano hasta tocar una de las piernas de su amada, y con su mirada le advirtió de que algo no iba del todo bien, así la castaña sabiendo sobre ello, tomó a su bebé y le acostó sobre la cuna portátil a su lado, y se mantuvo en alerta al igual que su pareja. El cochero ante algo alarmante, tocó con su bastón tres veces sobre el techo, golpes secos e intensos en ecos, avisando al matrimonio algo que llegaba.

El pelinegro con un cierto temor observo a su esposa, la que rápidamente le dirigió su mirada, pero esta con calma.

-¡Alto! Porfavor.- Se escucho afuera del coche.

Con el tono de esa vos, los nervios de ambos se transformaron a ahora intriga, y fue Hange la que sacó la cabeza por la ventana para verificar si era la persona pensada, y claramente este era.

-¿Comandante?- Dije asombrada.

-Detective Zöe- El hombre a caballo contesto, haciendo galopar a su caballo hasta la puerta del coche donde estaba ella.

-Me disculpo por tan abrupta llegada a ustedes, y más en este viaje importante.- La mujer arqueo su mirada, se podía oler en el aire el aroma de la preocupación al peligro.

-¿Ha sucedido algo?- Esta pregunto con avidez.

El de cabellos castaños le asintió a sus palabras, Levi quién escuchaba hablo desde adentro del carruaje;

-¿Ha muerto alguien?- El comandante le dio la razón.

La pareja le observo para luego preguntar más.

-Una víctima de acuchillamiento, no hay pistas sugerentes y tampoco testigos.- La mujer se acomodo los anteojos, pensativa.

-Bueno, dado que a venido apresurado hasta acá y según con la urgencia que se nota en usted, creo que desea que le ayude...¿no es asi?- El hombre asintió.

Con clara molestia por su viaje, el de cabellos oscuros le dio la razón al tema y sin que ella preguntara o pidiera tiempo para ayudar, el le dijo al conductor que volviera al pueblo...

-Aunque es molesta la intervención, nuestra luna de miel podría esperar por unos días...- Se acomodo en el asiento, mirando a la cuna.

Así estiro sus manos y tomo al bebé.

-Deseó llevarlo en el viaje de regreso.- Sonrio ladino cargando a su retoño.

Su esposa le miró con tranquilidad, también le molestaba a cierto grado la interrupción, pero tenia un deber qué acatar. No solo por el pueblo o el jefe de policía, sino por el alma del atacado. Siempre estaría dispuesta a ayudar si le era permitido.

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Con más rapidez a la que se llevaría en el viaje de ida, el carruaje llegó en menos tiempo al castillo, dónde los empleados se abrumaron a la repentina aparición del carruaje de la familia. Este aparco con su rechinido tipico y la pareja bajo lentamente junto a su bebé. Algunos se acercaron a preguntar con delicadeza, púes les extrañaba que regresarán si habían partido hace dos horas. La castaña comento algo para no dejarles con la duda atorada en la garganta, mientras Levi subía a la segunda planta donde Farlan fue el sorprendido por su hermano.

•⊰ 𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐏𝐚𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 ⊱•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora