꧁Capítulo 6꧂

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Pasaron dos semanas desde que tengo una vida normal pero no sé por qué presiento que hoy es el peor día de mi vida. Me desperté y mostré una sonrisa algo fingida ya que hoy era el peor día. Hoy, hoy era el día de la cosecha. Mi sonrisa desapareció y cerré los ojos mientras me tapaba con una fina manta hasta la cabeza, odiaba ese día y quería ponerme a llorar pero, eran mi última cosecha, la última de mi vida. Tenía la certeza de que no iba a salir. Gale no podía salir, si eso pasara solo tenía por seguro que me moriría delante de todos los presentes en ese mismo instante. No podía perderlo, recordé que había quedado con él al salir el sol en la pradera y me levente con rapidez.

Está semana me la pase pensando en mi padre, sé que se iría de nuevo con los tributos seleccionados y no lo vería por mucho tiempo, eso era lo peor, sé que estamos peleados pero no puedo dejar de pensar en el todo el tiempo. No tardé más de unos minutos en ponerme la ropa más cómoda que encontré en mi armario, tomé algunas monedas que tenía guardadas en una de mis chaquetas y salí corriendo por las escaleras.

Me asomé por la puerta del cuarto de mi abuelo y lo observé durmiendo plácidamente, ajena a lo que podría pasar hoy y siendo hoy el último día donde lo vería más tensa de lo normal y preocupado por si decían mi nombre entre los participantes de los juegos del hambre. Volví a correr, pero no fui hacia la pradera sino hacia la panadería, llamé varias veces la puerta y mostré una leve sonrisa mientras que el señor Mellark.

Estoy nerviosa por Peeta y eso es lo que me preocupa más y es que él salga elegido me pone los pelos de punta, solo espero que nada malo pase y que ninguno de mis amigos sea seleccionado

—Alana, querida, ¿necesitas algo? Te veo algo nerviosa

—Quiero tres panes recién horneados—dije mostrándola una leve sonrisa mientras que le enseñaba las monedas. Esta me invito a que pasara pero, me quede en la zona de la tienda—, Tengo prisa y dudo que tenga tiempo para quedarme

—Ten cuidado. Salir a cazar hoy no es buena idea, lo sabes, ¿verdad? Hay muchos agentes de la paz

—Lo sé. Hoy hay más agentes de la paz, gracias por el consejo—-dije mostrando una sonrisa encantadora mientras que este me entregaba los panes. Estaban recién hechos y solo con el olor que desprendían me daban ganas de cogerlos y comérmelos pero, tenía que controlar mi apetito y compartirlos con Gale y Katnnis—, Gracias por los panes

—A ti. Nos vemos después de la cosecha... suerte en ella—dijo el señor Mellark mirándome con ternura

—Y a Peeta también—dije mientras que guardaba los panes en una pequeña mochila y salía corriendo de la tienda.

Miré hacia el cielo y pude ver como ya me había retrasado casi media hora de la hora quedada con Gale y Katnnis. Mostré una sonrisa y comencé a correr con rapidez por la Veta. Hoy el ambiente era mucho más triste y lúgubre que de costumbre pues hoy dos personas de nuestro distrito iban a ser llevadas al corredor de la muerte. Pasé con un hábil movimiento por la alambrada que me llevaba hacia la pradera y aligere el paso lo máximo posible hasta que llegue hacia una de las colinas de la pradera.

Mi sonrisa se agrando al ver dos siluetas sentadas en la pradera y mirando atentamente al cielo, pude darme cuenta de que sus piernas no dejaban de moverse.

—Estoy aquí—dije abrazándolos por detrás y besando sus mejillas de ambos puede notar que estaban tensos los dos y no hay por qué preguntar

—Llegas tarde—miro a Katnnis y le regalo una sonrisa

—O ustedes llegaron demasiado rápido—dije mientras me sentaba en el pasto. Gale se giró levemente y me tendió la mano obligándome a que le diera algo, él sabía que siempre traía algo cada vez que era la cosecha— ¿Qué ocurre?

Ave de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora