꧁Capítulo 31꧂

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La puerta del tren se abrió y me quedé parada durante unos segundos hasta que vi como él se acercaba a mí para darme la mano y ayudarme a bajar. Sin poder evitarlo, mostré una sonrisa mientras que bajaba gracias a su ayuda. No era algo que quería que lo notaran los demás, pero al ver su sonrisa tan sincera y tan cariñosa, provocó esa reacción. Me beso tiernamente la mejilla y tomo la cesta para entregársela a un agente de la paz

—Hola, ¿has tenido que esperarme durante mucho tiempo?

—No te preocupes, ha merecido la pena la espera. Estás preciosa, te sienta bien estar en el doce—comentó sin dejar de sonreír – estas hermosa

—Gracias Finnick

Supuse que nos moveríamos a otro sitio que no fuera la estación, pues Finnick me tomo de la mano para ir a uno de los coches donde habían dos agentes de paz pero lo que me sorprendió es que le dejaron el coche a él. En el trayecto en el coche, ambos íbamos hablando de muchas cosas que nos habia pasado estos días claro que hubo algunos besos de por medio, estaba mirando por la ventana tratando de ver cómo era este distrito.

—¿Sabes dónde estamos?

—¿En el distrito cuatro, verdad? He visto un poco el mar cuando estaba en el tren, este es el lugar donde vives—comenté al ver que me dedicaba una sonrisa en sus labios

—El mar, verdad. Nunca has estado allí, ¿no?

—No, esta será mi primera vez, porque ¿iremos a la playa, no? Me haría muy feliz ver el agua y meter los pies en la orilla y jugar un poco para divertirme

—Por supuesto, vamos a ver el amanecer. Estaba seguro que siendo del doce nunca habías visto la playa, y quería que nuestro día sea inolvidable, las demás no fueron tan buenas como estas

—¿Inolvidable?—pregunté mientras que soltaba una pequeña carcajada, me encantaba la forma en la que lo decía, era el único hombre que me sacaba una sonrisa, me lo quede mirando por unos momentos pensando en que no me sentiría así con nadie más que con él si fuera yo pasaría el resto de mi vida con él—, si hablamos de que sea inolvidable ya lo es pero nunca imagine que tendríamos una cita ya que no estoy muy acostumbrada

—¿Porque?

—Tenía que ayudar a mi abuelo y trabajar. Él necesitaba el dinero, él no quería recurrir a las teselas, pero bueno... Estoy segura que mi destino era estar en los juegos tarde o temprano.

—¿Y los chicos del doce? Alguno que te interese

—Nunca me han interesado—comenté indiferente—, algunos eran realmente estúpidos, ¿porque lo preguntas? ¿Celoso? – no me contesto– no me digas que el gran Finnick Odair esta celoso

—Celoso, no—comentó mientras me miraba—, puede que un poco. Me refería a los dos chicos con los que se te ha visto en las imágenes. El alto y fuerte, y el bajo y rubio. Ellos no son nada de ti

—¿Ellos? Ellos son solo mis amigos, Peeta y Gale. Peeta es panadero, me ha enseñado a preparar la tarta que vamos a comer luego, y Gale trabaja en las minas. Su padre murió en las minas y desde entonces hemos sido amigos. Más que amigos, él es como un hermano para mí. Nunca los he visto con otros ojos. Siempre quise un hermanos y ahora lo tengo—me gire para señalar la cesta y me quede parada al comprobar si habia agentes de paz siguiéndonos pero no habia nadie persiguiéndonos—, los agentes de la paz, ¿van a aparecer? ¿Crees que nos descubras? ¿Si te siguen no te molesta?

Ave de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora