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Las palabras de Tigris no dejaron de sonar por mi cabeza mientras que me daba una rápida ducha y me ponía un pequeño vestido del mismo estilo que el mono que había llevado a escasas horas. Haymitch se encontraba sentado en la cama mirándome como nunca antes lo había hecho, mientras que yo me hacia una trenza y así, tener mañana, el pelo ondulado sin la necesidad de ningún aparato electrónico.
Era consciente de que estar con Seneca me daba la solución a no tener que ser el juguete sexual del Capitolio, pero el pensamiento de lo que podía pensar Finnick me aterraba, sé que él estará para mí en todo momento pero no quiero decepcionarlo, en estos pocos días me enamore de Finnick y no quiero que crea que no me gusta.
—¿Seguirás el consejo de Tigris?—comentó Haymitch levantándose y acercándose a mí para acariciar con ternura mi rostro.
—No tengo otra solución, papá—conteste girándome y mirándole a los ojos—, estar con Seneca es la única solución viable para que no desee mi propia muerte sé que él está enamorado de mí por qué me parezco a mamá pero yo amo a Finnick y si no estoy con él mi vida no tiene sentido yo sé que lo conozco poco pero yo me moriría si no...
—No quieres escuchar esto, pero siéntete afortunada por tener esa opción. No todos tienen eso. Además Finnick estará al pendiente de ti.
—Lo sé. Seneca pudo haberme llevado al despacho del presidente Snow, pero, en cambio, le pidió a Finnick que me llevara contigo me ayudo y me trajo aquí. Sea lo que sea que quiera de mí, estoy segura de que es mucho mejor que mi otra situación. Solo espero que pueda seguir viviendo en el doce...
—Cuando lleguemos a casa, te ayudaré con tu hermano. Estoy seguro de que él lo va a entender. Él sabe qué harás todo lo que puedas para mantenerte a salvo, lo entenderá y si no lo hace yo hare que entre en razón
—¿Tú crees? Gale es un hermano mayor muy celoso, pero creo que lo entenderá si quiere que tenga un futuro. Haymitch, ¿Cómo actuó ahora con Seneca? ¿Cómo lo mirare a la cara?
Haymitch estuvo a punto de responderme, pero antes de que pudiera hacerlo, alguien llamo a la puerta. Mi padre se levantó y abrió la puerta descubriendo que Tigris se encontraba tras ella pidiéndome que subiera a la última planta pues Seneca me estaba esperando allí. Tome los tacones y salí con rapidez hacia el ascensor, no quería llegar tarde y mucho menos que se enfadara conmigo.
Al llegar al ático del edificio, descubrí que seguía estando como había estado en mis juegos, salvo porque ahora estaba lleno de almendros floreciendo y muchas más flores que cuando había estado con mi padre. Me acerque al árbol y me subí a una pequeña escalera para tocar con cuidado sus pequeños pétalos. La flor del almendro tenía cinco pétalos con colores entre blanco y rosado, me encontraba embobada mirando la planta hasta que escuche unos pasos que se iban acercando a mí. Sabía quién era y tenía que mostrar relajación y felicidad, algo que justamente no tenía en estos momentos y menos con Seneca.
—¿Cómo te encuentras, Alana ?—preguntó Seneca apoyándose en el árbol y mirándome con una ligera sonrisa.
—Gracias a ti bien. Espero no haberte causado ningún problema con el presidente Snow—comente bajando la vista ligeramente y sintiéndome avergonzada—, ¿no has tenido ningún problema, verdad?
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Ave de Cristal
FanfictionSabía que lo que se avecinaba no era nada bueno, el día de la cosecha era uno de los peores días para mí, el miedo estaba presente pero nunca dejaba que lo notaran, no quiero que me vean débil. Tenía que ser fuerte para mi familia. Tenía que ser fue...