꧁Capítulo 19꧂

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Noté unas manos en mis hombros, mis ojos se abrieron de golpe al ver a Owen apoyado en la ventana agarrándome. Intenté descifrar sus posibles movimientos, pero antes de que el hiciera cualquier movimiento, di el primer paso y le hable.

—Owen, por favor, no me sueltes. Por favor—dije mientras que mis ojos se llenaban de lágrimas. Iba a ser asesinada por un chico de ocho, y yo como muy estúpida había estado ayudándolo durante los entrenamientos en reforzar sus habilidades que ahora me iban a matar.1

—Pesas demasiado—se quejó Owen agarrándome con más fuerza de mis brazos. Levante el rostro con rapidez y me encontré con sus dulces ojos—. Necesito que me ayudes. No puedo contigo. Sé que soy fuerte pero pesas mucho

Mostré una sonrisa de esperanza tras escuchar esas palabras de Owen e hice fuerza apoyando mis pies en la pared, y sujetándome de los brazos conseguí entrar por la ventana del edificio. Solté un grito por el dolor que me estaba provocando la flecha en mi pierna y como esta se clavaba más en mi piel al apoyarme en la pared, Owen también grito al hacer el esfuerzo. Caí de golpe en el cuerpo de mi salvador, quise abrazarlo y darle las gracias, pero mi cuerpo no podía responder y estaba casi totalmente paralizado.

—Alana, tenemos que buscar un sitio para descansar. Los profesionales saben que estamos en este edificio y no tardará mucho en llegar. ¿Puedes andar? Vamos chica de hielo, contéstame

—Si me ayudas creo que puedo hacerlo, pero no por muchos kilómetros. ¿Tienes un refugio? ¿Verdad?

—Sí, cuando lleguemos allí podremos intentar curarte esa pierna, solo intenta levantarte

Me levanté con gran esfuerzo y miré la herida. Necesitaba hacer un torniquete para evitar desangrarme y que los profesionales pudieran seguir la sangre y encontrarnos. En la habitación en la que nos hallábamos no había ni un sólo trozo de tela que me pudiera servir para tapar la herida. Me quité mi chaqueta y con mi cuchillo desgarré mi camiseta de tirantes casi al completo, pues dejé mi ombligo y parte de mi espalda al descubierto. Cogí esa tela y la coloqué en la herida haciendo presión y colocando una cuerda para sujetarla mientras que soltaba un pequeño gemido de dolor. Le entregué uno de mis cuchillos a Owen y este asintió decidido mientras que mostraba una sonrisa de agradecimiento.

—Si me quedo atrás corre Owen. No hagas ninguna estupidez por mí. Solo corre

—No. Haremos esto juntos.

Mostré una leve sonrisa al notar como Owen me agarraba de la mano dándome a entender que estaríamos juntos en esto y que no me dejaría atrás. Sabía que sus palabras eran sinceras y que no quería hacerlo para ganarse al Capitolio o para matarme. Saqué uno de mis cuchillos para estar lista para luchar y avancemos por el edificio todo lo rápido que podía ir yo. Sentía un fuerte dolor con cada paso que daba, y como la sangre salía con más intensidad de mi pierna. Mordí mi labio y avance con más rapidez para poder ponerme al lado de Owen y no ser un peso muerto.

—Owen... ¿por dónde me llevas?

—Tenías razón. Soy muy escurridizo—dijo Owen con una leve sonrisa mientras que abría una alcantarilla—, Baja.

—¿Qué? No. —negué con rapidez.

—Confía en mí, Alana—dijo Owen, pero yo le negué la cabeza con rapidez—. Alana no te he soltado cuando estabas colgada de una repisa con una altura de diez metros o más ¿Por qué iba hacerlo ahora?

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