꧁Capítulo 16꧂

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Un minuto. Sesenta segundos. Es el tiempo que tenía que estar de pie antes de que el sonido de un gong me libere y pueda salir de él. Si doy un paso antes de que acabe el minuto, las minas volaran y moriré rápidamente. Tengo sesenta segundos para observar el anillo de tributos, todos a la misma distancia de la Cornucopia, que es un gigante cuerno dorado con forma de cono, con el pico curvo y una abertura de al menos ocho metros de alto, lleno a rebosar de las cosas que nos sustentaran ahora: comida, contenedores de agua, armas, medicinas, ropa, material para hacer fuego, todo lo necesario para sobrevivir.

De todas las cosas que había pensado sobre la posible arena, nunca había venido en mi mente la idea de estar en una cuidad abandonada, donde la vegetación estaba creciendo sin control y por consiguiente animales salvajes. No había árboles para poder escalar y buscar refugio, pero si no tengo que encontrar diferencia entre matar animales y matar personas. Tampoco debería de encontrarla entre escalar árboles y escalas edificios. Mis ojos dudaron unos segundos en si ir sin dudarlo al baño de sangre o salir hacia la ciudad como Haymitch me había ordenado.

Escuché su voz en mi cerebro y su rostro serio así. Quité esos pensamientos en mi mente y me concentre con exactitud en los veinte segundos que quedaban, no iba a por las armas más mortales y peligrosas, pero debía de coger una mochila que estaba aproximadamente a unos treinta metros de mi distancia. Pude observar un pequeño cuchillo en uno de los bolsillos y mostré una leve sonrisa, estaba lo suficiente cerca para cogerla e irme con rapidez a la ciudad y esconderme del resto de los tributos por unas horas. Pero algo me llamo la atención y fue que al lado de la mochila habia una especie de bolsa con comida dentro, eso es bueno pero tengo que tomarlo rápido.

Fui haciendo la cuenta atrás poco a poco hasta llegar a los cinco segundos, me prepare y al escuchar el gong que nos daba la entrada, eche a correr con fuerza con mis únicos dos objetivos era esa mochila y la bolsa de comida. Una chica del distrito seis o siete iba por el mismo lugar, intenté tomar la mochila y la bolsa que yo iba a tomar y durante unos segundos las dos tiramos de la mochila. Mis ojos se abrieron al ver como esta tosía sangre y como de su pecho comenzaba a brotar sangre causada por una espada o un cuchillo de grandes dimensiones.

—Alana, sal de allí—escuché la voz de Haymitch en mi cabeza.

Agarre con fuerza la mochila y tome la bolsa rápido y salí corriendo por la ciudad, no fui capaz de mirar atrás y ver el baño de sangre. Mi adrenalina subía y bajaba por mi cuerpo, provocando que mis piernas no se casaran en ningún instante y pudiera seguir corriendo hasta comprobar que estuviera a salvo. Mi instinto hizo mirar hacia atrás para comprobar si alguien me seguía o no, mostré una leve sonrisa al comprobar que había pasado desaperciba en el baño de sangre y podría alargar el momento de matar a una persona.

Me apoyé en uno de los edificios abandonados y me introduje en uno de ellos para recobrar un ritmo cardiaco normal e idear un plan. Comprobé que tenía una vista de la mayoría de las ventanas, pero que pudiera ser discreta y que no me vieran. Abrí la mochila y me dispuse a comprobar todos los objetos que había en ella: unas piedras perfectas para hacer fuego, un par de latas de comida, un pequeño saco de dormir y un pequeño cuchillo. Abrí la bolsa que habia agarrado y me encontré con pan, y mucha fruta, eso me servía mucho para sobrevivir pero no podía vivir con fruta siempre. Pero mis ojos me habían engañado pues había pensado que sería mucho más grande el cuchillo, pero era mejor eso que nada. Me apoye en la pared y respire profundamente mientras que aclaraba mis pensamientos y toda la información que pasaba por mi cerebro.

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