꧁Capítulo 24꧂

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Mis ojos se abrieron de golpe al notar un brazo en mi cintura, gire la cabeza y mostré una sonrisa relajada mirando a mi papá. Había logrado dormir durante toda la noche sin despertarme gracias a su compañía. Acaricie tiernamente su rostro mientras que en su rostro se reflejaba una mueca parecida a una sonrisa.

Me levanté con cuidado de que no se despertara y comprobé la ropa que había colocado un avox en mi armario, pasé la mano por todos los vestidos mientras que me centraba en el tacto que las prendas me ofrecían. De entre todo lo que había no sabía que elegir y me sentía en la necesidad de buscar algo que realmente me guste pero no sabía que ponerme ya que casi la mayoría de la ropa es la del capitolio. Estaba nerviosa, después de lo que me había parecido años volver a estar a su lado, iba a ser muy extraño y las dudas iban inundando mi mente, ¿me estaría esperando o me habría olvidado? Sabía que la segunda opción era casi imposible, pero estaba asustada. No sabía cómo reacción al ver a todos ahí mirándome

—Alana, ¿en qué piensas?

—Estamos llegando y temo las reacciones de mis amigos—dije mientras que levantaba la mano y mordía levemente las uñas— crees que me traten bien

—Deja ya ese tema. Estarán aliviados por saber que estar viva, pero sobre todo querrán verte. Estoy seguro de eso, solo respira—comentó calmadamente.

—¿Cuándo llegaremos? Estoy algo impaciente

—En menos de media hora—comento Haymitch mirando el reloj de pared y luego a mí—. Deberíamos de arreglarnos ya. Tigris te preparo un vestido para hoy, es el primero del armario. Es el azul cielo y con unas hombreras y un cinturón de oro. Te espero en el salón en quince minutos. No tardes.

Haymitch se marchó del cuarto dejándome sola con mis pensamientos mientras que no dejaba de pensar en la idea de que no me recibieran con los brazos abiertos. Deje ese pensamiento fuera de mi mente y me acerque al vestido para ponérmelo. Este era de color azul cielo con pequeñas manchas en color dorado que hacían juego con el cinturón y en las hombreras.

El vestido tenía una pequeña cola pues rozaba el suelo, pero gracias a eso podía llevar unas cómodas sandalias de color dorado sin nada de tacón y era mucho más cómodo. Esta vez no estaba mi abuelo ni tigres o Cinna así que tengo que dejo mi pelo suelto. Justo cuando salí del cuarto Effie me hizo una señal para que entrara en él y me maquillara. Esta me dio algunos productos y me enseñó a utilizarlo para que aprendiera hacerlo por mí misma cuando estuviera en el doce. Me pareció algo estúpido, pues no volvería a maquillarme hasta que no estuviera en la gira del vencedor.

La alegría que puso Effie explicándomelo hizo hacerme la interesada en el tema para que se sintiera útil y feliz. Mis nervios estaban a flor de piel, el miedo por ver a mis amigos había sido sustituido por una gran felicidad y ganas de hacerlo. Quería estar con mis amigos a abrazarlos mucho y nunca soltarlos. Estaba sentada en el reposabrazos de un sillón mientras que Haymitch miraba por la ventana. Una de mis piernas se movía constante con un ligero tic nervioso mientras que golpeaba los dedos con la tela del vestido.

—Estoy muy emocionada por este día, vuelves al doce Alana—soltó Effie con una ligera sonrisa—. ¿Recuerdas el sentimiento que tenías? Lo has logrado y ahora conoces tus verdaderas raíces. Parece que fue ayer cuando estábamos aquí, en este tren, de camino al Capitolio o cuando estabas en el desfile de tributos

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