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Noté una sensación extraña en mi estómago, como unas pequeñas mariposas causadas como el primer día de los juegos del hambre cuando iba en el aerodeslizador hacia la arena. Abrí los ojos y pude ver un par de médicos vestidos con batas, máscaras y guantes blancos esterilizados que estaban trabajando en mi pierna y en algunas heridas de los brazos.
No sabía si habían utilizado anestesia para curarme, pero no sentía nada: ni dolor ni sus manos trabajando en mi cuerpo. En un intento fallido intenté levantarme y saber con claridad donde me encontraba, pero uno de los doctores me obligó a que me apoyara de nuevo en la camilla.
—¿Dónde está Haymitch? Quiero verlo—dije mirando a todos los presentes mientras que mis ojos se iban aguando con rapidez.
—Está en el Capitolio, vamos de camino allí—dijo una de las enfermeras mientras que introducía un líquido en mi brazo con ayuda de una jeringuilla.
Me lleve una de las manos libre a la cara para taparme, necesitaba ver de nuevo a mi papá y sentirme segura entre sus brazos. Estaba segura que lo que menos me gustaba era sentirme rodeada de gente desconocida del Capitolio. Levanté la mano y me quedé mirándola atenta, todo estaba limpio menos yo pues mi mano estaba sucia y ensangrentada junto con algunas cicatrices en mis brazos.
Me apoyé en la camilla y cerré los ojos mientras que dejaba que mis lágrimas salieran por mis ojos, eran lágrimas de alegría y de satisfacción pues había logrado salir con vida de la arena y tendría una nueva oportunidad para ser feliz. Quería mantenerme despierta para poder ver a los médicos y estar atenta a sus movimientos para que no me hiciera daño, pero finalmente toda la pesadez de mi cuerpo fue mucho más grande y acabe por dormirme.
Cuando desperté tenía miedo de moverme. Todo el techo brillaba con una suave luz amarrilla, lo que me permitía saber que no estoy en la habitación que había utilizado en el Capitolio durante una semana. Tampoco había ventanas ni otro objeto que no sea la cama donde me encontraba acostada. Al intentar mover el brazo izquierdo descubrí como de él me salían varios tubos que se introducían en la pared que tenía detrás y de ellos recorre diferentes líquidos.
Levanté la otra mano y me quedé petrificada mirándola, no solo estaba limpia sino que estaba totalmente arreglada y con una manicura impecable. Quité la sabana que cubría mi cuerpo y descubrí como mis heridas y cicatrices estaban sanadas totalmente y habían desaparecido dejando ver mi piel sin una sola herida. Al levantarme descubrí que apenas podía dar más de un paso pues estaba conectada con los cables y no podía separarme de ellos. De la nada entró una chica con el pelo plateado y con una pequeña bandeja entre sus manos. Al verme de pie, dejó la bandeja con rapidez en una mesilla extensible de la cama y me obligó a que me sentara de nuevo.
—Quiero ver a Haymitch o a Effie—le dije a la mujer, esta asintió levemente e hizo que me sentara y volvió a colocarme una fina sabana.
Estuve a punto de decirle un par de veces que quería ver a mi papá ahora, pero finalmente tuve que cruzarme de brazos y esperar a que la mujer se marchara pues había descubierto que era un avox y que era muy estúpido mantener una conversación con ella puesto que esta no iba a poder ayudarme. En cuanto se marchó, me acerqué a la bandeja y la miré con una leve sonrisa, esta se componía de un cuenco de sopa, una ración de puré de verduras y carne, una pequeña manzana y un vaso de agua. Mi boca se llenó de agua deseosa de comer esa comida, pero, rápidamente, me entró la duda al observar cómo era una comida muy pobre para la ganadora de los juegos del hambre.
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Ave de Cristal
FanfictionSabía que lo que se avecinaba no era nada bueno, el día de la cosecha era uno de los peores días para mí, el miedo estaba presente pero nunca dejaba que lo notaran, no quiero que me vean débil. Tenía que ser fuerte para mi familia. Tenía que ser fue...