꧁Capítulo 8꧂

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Un grupo de agentes de la paz nos llevaron al interior del edificio de Justicia, nos separaron y a cada uno nos introdujeron en diferentes habitaciones. Entré a la que me asignaron y me acerque a un pequeño ventanal que daba a la plaza del distrito, la gente se iba dispersando poco a poco y sin evitarlo sentí envidia de toda aquella gente. No me fije en la habitación y eso que estaba en una sala con muebles elegante, me quedé parada e inmóvil en ella.

Sabía que teníamos un tiempo establecido para despedirnos de nuestros seres queridos. A pesar de que mis ojos se llenaron de lágrimas al pensar en lo que estaba a punto de comenzar, pero no podía permitir que las cámaras del Capitolio me vieran los ojos rojos y mucho menos darle ese gusto al Capitolio. Y mucho menos darle el gusto a mi abuelo de verme así, sufriendo.

—Solo cinco minutos por persona—aviso un agente de la Paz que custodiaba la habitación, se echó hacia un lado y pude ver a mi abuelo que se encontraba con lágrimas en los ojos. Sin pensarlo un segundo me acerque a él y lo abracé con fuerza

—Todo está bien, abuelo—dije intentando parecer más fuerte de lo que era en realidad.

—¿Por qué? ¿Por qué nos pasa esto? Era tu última cosecha, Alana... —dijo mientras que bajaba la vista y tras unos segundos se acercaba a mí y me tomaba de las manos con fuerza—, Alana, puedes ganar. Si eres fuerte y demuestras lo que eres capaz... lo conseguirás, sé que siempre ibas al bosque para eso, para este momento

—No. No voy a poder abuelo... es imposible. Hay profesionales y yo no lo soy. No quiero crearte falsas esperanzas porque, yo no las tengo abuelo.

—Prométeme tú una cosa. Intenta ganar Alana, inténtalo—dijo mientras que me abrazaba con ternura, tomo mi trenza y la llevo hacia mi pecho—cariño, sé que no lo entenderás pero hazle caso a tu padre y olvida la pelea que tuvieron. Sé que tienes dudas de tus verdaderos padres pero él te contara las cosas que no sabes, solo intenta estar siempre con él.

Estaba aún más paralizada por las palabras que había dicho mi abuelo sobre mi padre pues me aterraba saber sobre mis padres y poder pensar, él sabe algunas cosas y eso me ponía nerviosa. Abrace a mi abuelo con fuerza y rece por poder volver a verlo una vez más, un solo instante. La puerta se abrió y mi abuelo me beso la mejilla para marcharse de la sala, me quedé sola durante unos segundos y mis ojos se aguaron al ver entrar a Gale.

Lo abrace con fuerza y me enrolle en su cuello y sin querer esperar unos segundos, era mi hermano y sé que siempre estará para mí en las buenas y en las malas

—Escucha—dijo Gale tomándome de las mejillas y mirándome atentamente—, podrás conseguir unos cuchillos no solo uno sino varios cuchillos, estoy segura que también habrá arco, tómalo y práctica, demuéstrales quien eres Alana

—No... no...

—Siempre hay cuchillos o arcos, pequeña. Tienes puntería y si el arma no pesa mucho puedes manejarla con facilidad—dijo Gale mientras que yo negaba la cabeza con rapidez—, Alana es como cazar, y eres la mejor cazadora del mundo, te he visto casar a un ave a muchas millas de distancia, conoces el bosque y como esconderte, tienes mucha fuerza de voluntad y tienes que volver. Tienes que volver por tu abuelo y por tu padre, por nosotros, por la pradera... tienes que volver por nosotros, con Katnnis y conmigo

—Gale... esto ha terminado. Todo.

—No, escúchame atentamente porque Alana puedes ganar y lo sabes bien, eres mejor que todos ellos, mejor que Owen

—Gale quería decirte antes pero, no voy a tener una última oportunidad para decírtelo—dije mientras que me soltaba de su agarre, respire pesadamente—, Gale quiero que cuides a mi abuelo pase lo que pase y estoy segura que en estos juegos descubrirás muchas cosas que no te gustaran así que te las diré ahora, Gale... soy la nieta del presidente Snow, mi madre era la hija de Snow.

Ave de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora