꧁Capítulo 25꧂

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Llevaba despierta casi una hora, pero era incapaz de moverme. Estaba atrapada por los brazos de Gale y no era una sensación que me desagradara sino al revés, quería que pasáramos el resto del día así y que ninguno de los dos nos levantáramos de la cama. Hoy era lunes y Gale debería de estar trabajando en las minas, pero afortunadamente habían decidido dar una semana de vacaciones a todo el personal para poder añadir unas mejoras en las minas. Levanté mi brazo y acaricie con ternura su rostro mientras que observaba como él sonreía.

Habíamos tenido nuestra primera discusión en mucho tiempo y nos habíamos dormido casi sin dirigirnos las palabras. Seguía estando enfadada con él, pero no quería hacérselo ver y prefería empezar el día con buen pie y sin remordimientos.

—¿Qué hora es?

—Aún es temprano. Son las siete, puedes dormir un poco más mientras que preparo el desayuno. ¿Algo en especial?

—A ti, eso me gustaría—comentó Gale soltando una carcajada—, algo de fruta estaría bien, en la pradera podemos comernos algunas frutas silvestres, ¿te apetece bien?

—No creo que pueda ir hoy a la pradera. Quiero atender algunos asuntos que tengo aquí

—¿Qué asuntos?

—Asuntos privados—comenté separándome ligeramente de él e incorporándome en la cama.

—¿Sigues enfadada?

—No estoy enfadada contigo—dije mientras que me levantaba de golpe y buscaba ropa limpia en el armario.

—¡Oh vamos! Estás enfadada, Alana. Anoche ni me abrazaste hasta que no te quedaste profundamente dormida. Ven y hablemos esto como adultos que somos no como niños.

—Al menos hay un adulto en el cuarto porque estás trabajando en las minas, ¿no? Eso es lo que hacen los adultos, que tontería—pregunté mientras que me terminaba de vestir.

—No seas infantil, Alana.

—No quiero seguir con el tema, Gale. Voy a preparar el desayuno y después me iré.

Agarre las botas y sin terminar de arreglarme, salí del cuarto dando un fuerte portazo a la puerta. Lo que menos me apetecía era volver a tocar el tema del trabajo de Gale y en sentir que en cualquier momento podría haber otra explosión en ellas y perderlo. Prepare el desayuno y antes de poder acabarlo, sentí los brazos de Gale agarrarme la cintura con cariño mientras que notaba su respiración sobre mi nuca.

—No me voy a mover de aquí hasta que tú y yo hablemos. Anoche ambos estábamos agotados y quisimos dejar el tema a un lado..., pero hoy no. ¿Qué he hecho para que estés enfadada?

—Estás trabajando en las minas Gale. ¿Por qué?. Sabes que no me gusta que lo hagas

—Porque necesito el dinero. Tengo que trabajar, ¿crees que voy a permitir vivir de gratis en tu casa? Lo estoy haciendo y gracias a eso pero mis hermanos no van a recurrir a las teselas el resto de sus juegos y tienen una alimentación mejor.

—Es peligroso Gale. No quiero que trabajes allí. Podrías seguir en la pradera.

—No. Alana. Entiendo tu postura, pero piensa en mí. Por favor.

—¿Y si hay otra explosión y mueres? Gale, no puedo perderte. Perdí a mi madre y tú a tu padre, ¿tú tienes que ser el siguiente en morir? No gane los juegos para ver como mueres en las minas. Eres mi hermano Gale eres de las pocas personas que tengo en mi vida.

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