Capítulo 32.-

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Ronald, relleno casi completo el cesto con aquella planta de hojas de color negro, reconocía el ingrediente al igual que las pociones en las que podían ser utilizado, pero la verdad, no recordaba cual era su nombre, lo único que deseaba en ese momento era regresar a su habitación y cubrirse de pies a cabezas.

—¿Y bien?—Snape rompió aquel largo silencio de casi media hora en lo que lo único que habían hecho era recoger diferentes tipos de ingredientes para utilizarlos en sus clases de pociones.—¿Cómo has estado?—Preguntó.

Ron se removió al escuchar tal cosa.—Bueno.. ¿Bien? ¿Y usted, señor?—Preguntó de forma respetuosa a su profesor, ignorando el rápido latir de su corazón al estar recibiendo tal atención, luego de evitar algún tipo de conversión con este por mas de un mes.

Severus suspiró, se escuchó un fuerte trueno, y un par de gotas comenzaron a caer indicando que una tormenta estaba a sólo minutos de caer.—Puedes tutearme.—Le recordó, y le hizo un gesto para regresar nuevamente al castillo, estaban a los inicios del bosque prohibido.

Ron sintió varias ráfagas de aire, pero no sintió frío. No vale estar abrigado con aquella enorme túnica.—No creo que sea adecuado.—respondió sin verle a los ojos.—¿Mi castigo, ya terminó?—Preguntó ansiosos de irse y estar lo más lejos posible de Snape.

Severus se peino el cabello hacia atrás, si bien, Ronald no observó que gesto totalmente, le hizo enrojecer, sabía lo atractivo que Snape se veía con el cabello peinado hacía atrás.—No, aun no.—Casi fue un gruñido. Arrastró al chico hasta la entrada de su despacho, y al entrar, no le soltó, activando el pasadizo secreto que iba directo hasta sus habitaciones.

Ron, impuso algo de fuerza al ser llevado arrastras pero no pudo competir con la de su profesor, el chico finalmente fue obligado a tomar asiento, mientras Snape hacia que la chimenea calentara la fría habitación.—Señor..

—Tu..—Severus tomo asiento junto a el chico de cabellos rojos.—dijiste que podíamos ser amigos.

El de ojos azules bajo la mirada aunque aún, no le habia mirado directamente a los ojos.—Yo, bueno, si pero..—ron tembló.—no creo que sería cómodo y.—sus mejillas enrojecieron ya viendo a aquellos ojos negros que tanto le gustaban.—no quiero ser tu amigo.

Severus soltó un suspiró, era una situación difícil pero, había sentido aquella extraña sensación de pérdida que no habia logrado ser llenada a pesar que se había esforzado en ignorarla pero, ya le era imposible continuar así.—Cuando me..—Inició el hombre.—cuando me dijiste tus sentimientos me sentí muy alagado ¿Sabes? Era la primera vez que alguien me decía que estaba enamorado de mi.

Ron observó a Snape sin creer y al cosa.—¿Y.. Harry?—Preguntó el hombre.—el le dijo sus sentimientos.

El profesor asintió.—Los dijo pero, fue por consecuencia de la situación, si tu no me hubieras alentado en que le dijera mis sentimientos, posiblemente él jamás me los hubiera dicho.—Murmuró.—Y tu bueno, lo dijiste sin temor, y si me esperar nada a cambio, eso me hace sentir, bueno, ya sabes, que no soy un mal tipo.

Los labios de Ron temblaron levemente, casi hasta formarse una sonrisa.—eres un buen tipo.—Le aseguró.—Además.. estoy seguro que, bueno, le has gustado a muchos.

—No creo que alguien se enamore del amargado profesor de pociones.—Murmuró Severus, se sintió satisfecho al sentir como el chico se aferraba a uno de sus brazos, se relajó por completo.—soy horrible.

Ron negó. Se acomodó quedando sentado sobre sus rodillas sobre el sofá de la habitación de Snape.—Deja tu falsa humildad, Severus.—Murmuró.—Y bueno, Harry.. el se enamoró de ti.

¡Ron, al rescate! [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora