¡Ron, al rescate! [Finalizada]

Capitulo 3.

gracias a Lowynsans por ayudarme en este capitulo♥

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Ronald tuvo que fruncir el ceño al regresar a la sala común. Harry, Hermione y él estaban estudiando para un examen que se aproximaba. Tomó asiento y suspiró, mientras pensaba qué medidas tomar para que su plan fuera un éxito.

— ¿Conseguiste tu libro?—Preguntó Hermione al ver el rostro de Ron— ¿Si estaba en el salón?

Ron asintió—el grasiento de Snape me castigó—Se quejó— ¡Incluso me bajó puntos!

—No le digas grasiento, Ron—Pidió Harry, escuchándole y viéndole—el profesor Snape contribuyó a la caída de Voldemort—Le recordó—me salvó...incontables veces.

—Sí, sí—Murmuró al escucharle—pero eso no me salvará de la detención—Suspiró. Había admiración en la voz de Harry, sabía que su amigo catalogaba a Snape como el "hombre más valiente que haya conocido"—al menos hay esperanza.

— ¿Esperanza de qué?—Preguntó Harry al escucharle y no entender.

Ron negó, abrió el libro y buscó con rapidez la página que ellos estaban estudiando.

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Hermione observó con algo de incomodidad como Ronald tragaba y se embutía la comida sin ni siquiera masticarla, no entendía, a pesar de todos los años que había estudiado y estado junto al chico pelirrojo, su hambre sin fin.

—Come todo lo posible—Dijo ella—Snape te la hará vomitar cuando te mande a limpiar cada uno de los calderos.

—Cimi tidi li pisibli—Murmuró Ronald rodando los ojos—Si supieras...

— ¿Saber qué?—Preguntó ella con interés. Harry guardaba silencio. Estaba ido en su propio mundo de pensamientos—si no fueras un tonto no te sucederían esas cosas... mira que dejar tu libro...

—La detención me la han dado a mí, Hermione—Le recordó, y contuvo una risita. Ya quería ver el rostro de la chica cuando pasara pociones con extraordinario—Además, ya verás, me volveré el alumno favorito de Snape...

—Favorito en sus bromas—corrigió ella, y bebió algo de jugo—No te preocupes, Ron. Harry y yo enterraremos tu cuerpo en un lugar digno, y a los demás le diremos que morirte con honor.

Ron contuvo las ganas de jalar con fuerza el cabello de Hermione, se colocó de pie y se marchó de comedor. Snape no se había presentado a cenar y seguramente el "murciélago" le estaba esperando en su despacho.

Bajó las escaleras hasta las mazmorras, y cruzó el salón, para ir hasta el fondo del pasillo y llegar a una pequeña "oficina". Tocó la puerta y Snape abrió.

—Antes de la hora, comprometido con el deber, poco común de ti, Weasley—Severus abrió la puerta soltando una risita. Ronald tragó ruidoso pero no demostró al cien por ciento su nerviosismo. —Siéntese—pidió.

Ronald así lo hizo, y Severus no tardó en imitar al chico. Snape posó su codo sobre el escritorio y luego dejó caer su cabeza sobre la palma de su mano, sosteniéndola.

— ¿Y bien?—Preguntó Snape, viendo los ojos azules del chico— ¿Qué tienes en mente, Weasley?

Ron se atragantó con su propia saliva.

—Comenzaremos con cosas sencillas, señor...—Le respondió viéndole.

— ¿Sencillas?—repitió Snape.