Ronald posó sobre la mesita un florero con rosas blancas para finalizar con eso la decoración de la pequeña sala de la que jamás había sabido su existencia, Sac terminó de barrer el pequeño espacio que había sido decorado para la ocasión, los platos ya habían sido colocados y los cubiertos estaban en su posición. Había varios candelabros con velas en varios taburetes.—Bien, creo que ya está listo.—Ron soltó un suspiró mientras se alejaba levemente para mirar todo mejor.
El chico se restregó los ojos buscando de esa forma controlar sus ganas de llorar, su corazón dolía, pero Severus no era culpable de eso, nadie le había ordenado enamorarse de Severus Snape, ese hombre era inalcanzable.
—¿Sac puede decir algo?—Preguntó la elfina al chico pelirrojo. Ronald la miró y asintió.—No me gusta Harry Potter, Sac le gusta más usted.
Ron sonrió por primera vez en todo el día.—¿Enserio?
Sac sonrió.—Si, ¿Puedo decirle amo, señor Ron Wesley?—Le preguntó mientras salían del lugar.—Sac piensa que el amo Snape es tonto, cuando el amo está con usted es muy feliz, pero cuando habla de Harry Potter siempre está triste.
El estómago de Ronald se retorció, el chico se detuvo.—Tal vez, tal vez a partir de ahora te guste más Harry, Sac.—Le murmuró a la pequeña.—A partir de ahora él hará feliz a Severus.
Sac frunció el ceño y desapareció, el pelirrojo cruzó el largo corredor rápidamente hasta llegar al despacho de Severus, faltaban sólo una hora para que su mejor amigo y su profesor se reunieran.—Ya está todo listo.—Le anunció al abrir la puerta.
Severus asintió, había evitado castigar a algún mocoso para que su noche no fuera dañada, estaba pulcramente vestido, incluso tenía su cabello recogido, Snape se veía demasiado guapo.—¿Me veo bien?
Ronald rio levemente al escuchar la inseguridad en la voz de su profesor.—Si, bastante bien.—Le aseguró el Gryffindor acercándose a él y acomodando su túnica.—enloquecerás a Harry, tranquilo.
Severus suspiró y asintió de nuevo, hurgo el bolsillo en su túnica y sacó de esta una pequeña cajita de terciopelo de color negro, Ronald la miró, y cuándo Severus la abrió contenía un anillo de plata y un pequeño diamante.
Ron sonrió varias punzadas en su estómago, Harry, muchas veces envidio ser Harry. Lo recordaba, las muchas veces que quiso tener toda la atención que su amigo recibía, que quiso tener todo lo que él tuvo.—Severus, sabes que te apoyo en todo, pero creo que espantaras a Harry con ese anillo.—Su estómago se retorció, lo había dicho más por envidia que por consejo. Era imposible no sentirse así.
El profesor rodo los ojos y sacó el anillo de la cajita.—Este anillo no es para Harry.—le murmuró al chico, Snape agarró una de las manos del pelirrojo y deslizó el anillo en uno de los dedos de este.—El anillo es para ti.—Le comentó sin soltar su mano.
Ron se atragantó al escucharlo, la joya en su mano resplandecía, sus mejillas enrojecieron por aquella sorpresa.—¿P-para mí?—Tartamudeo sin poder creerlo. Sus ojos azules miraron los negros de Severus, ¿Era una broma? ¿Por que Snape tenía que ser así, porque Severus no podía ser para él? ¿Porqué siempre Harry? ¿Por qué siempre él?.—¿Por qué?
—Porque si, porque te lo mereces. Además ¿No lo dijiste? Si Harry me rechaza me ayudarás a tirar su cuerpo al lago.—bromeo él profesor a su alumno.—Y ser mi heredero.
Las mejillas de Ronald enrojecieron, si bien aquellas palabras eran broma. El sentir como Severus le abrazaba le hizo sentir en las nubes, se sentía como si su profesor le hubiera pedido matrimonio.—Iré por las palas.—Respondió sintiendo sus ganas de llorar.
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¡Ron, al rescate! [Finalizada]
FanfictionCuando Ronald descubre que su profesor de pociones tiene sentimientos amorosos por su mejor amigo, decide ayudarlo en la tarea de enamorarlo y descubrir si Harry tiene sentimientos por Snape pero... algo sale mal y Ronald sin poder evitarlo termina...