Cap. 19

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Cristóbal y Mario se presentaron el domingo temprano por la mañana en el despacho de Rogers a su petición.

— Yo conocía a los padres de Martín, éramos amigos bastante cercanos y puedo aseguraros que eran unos inspectores impecables, con muchas medallas al valor y expedientes insuperables. incluso escoltaron al presidente. Pero como todos los buenos que se dispersan del rebaño para hacer el bien, son aniquilados — miró a los ojos a Cristóbal — Sé perfectamente por qué te has ido tan repentinamente del ejército, no es algo que haya pasado por alto, y es por tu razón por la que me contacté contigo, para que no estuvieras vagando por las calles con la posibilidad de ser reconocido y no tener una tapadera que te anclara aquí —

— Entonces también sabe que la seguridad de Martín está en peligro, ¿No? —

— Sí, lo tengo muy presente. Como os he dicho, conocí a sus padres, y por ende a él, conocía sus rígidos entrenamientos y su recta educación; fue por ello también que pudo sobrevivir tanto tiempo vagando tras la muerte de sus padres. Lo quise acoger en mi casa y darle protección, obviamente yo ya sabía que ese trágico accidente no había sido un accidente, y que el Omega estaba en peligro; pero como gato ágil escapó de mis manos hasta dos años después meterse en el servicio obligatorio. no volví a ponerme en contacto con él hasta que no salió de allí — terminó de explicar.

— En el servicio cambió mucho de actitud. al principio lo metieron con Alphas comunes, por lo que se puso receloso y empezó a usar sus feromonas para controlar; pero cuando lo cambiaron a mi grupo, con Alphas puros... Se volvió más prudente y calculador — comentó Cristóbal.

Mario frunció el ceño. Cristóbal era de su edad, pero para ese momento ya estaba en el servicio.

— Cuando llegó Martín... ¿Tú ya estabas allí? — preguntó Mario confuso.

Cristóbal suspiró.

— No tengo recuerdos nítidos de mi infancia, aunque tampoco quiero recordar mucho. Solo sé que me engañaron por completo durante todos estos años. Mis pares habían pertenecido a los altos cargos del ejército, siempre me habían querido pero un día para otro, después de quedarme dormido en el coche devuelta a casa tras una reunión, me desperté en una camilla del hospital del servicio, y lo primero que me dijeron fue: "Tus padres te han abandonado aquí hasta que crezcas" — Cristóbal quería llorar, pero las lágrimas no salían — siempre me mintieron, mandándome cartas falsas, fotografías trucadas... Ni siquiera puedo ir a visitarlos porque no deben estar ni sus huesos. Hicieron de mí un arma moldeándome a su gusto — hizo una pausa y sonrió — pero entonces conocí a Martín, él tenía 18 yo 15, pero sentía que ambos habíamos sufrido lo mismo. yo era bastante maduro para mi edad, él obviamente también, mucho más que yo, pero nos supimos comunicar y las cosas crecieron entre nosotros, por lo que lo llevamos en secreto... —

— ¡¿Estuvisteis juntos durante vuestro servicio militar?! — preguntó exaltado Mario

— Sí, por eso te miraba mal cada vez que estabas cerca de Martín —

Mario soltó una carcajada recordando esas miradas asesinas.

— Ahora entiendo muchas cosas... Pues nunca me hubiera imaginado que habría algo entre vosotros — reconoció, recordando también el comportamiento arisco que tenía el Omega con el Alpha.

— Por eso duramos tantos años... — hizo una pausa — Él pensaba solo estar los tres años obligatorios, pero ya estábamos fichados ambos para estar allí, como el resto de nuestra sección, hasta jubilarnos si podíamos. Por eso cuando entraste al servicio Martín seguía allí, porque no lo dejaron marcharse, y admito que yo fui un cobarde – dijo mirando al techo de la oficina dándose su tiempo para seguir hablando.

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