Cap. 4

40 3 0
                                    

Martín al salir se encontró con su equipo.

— Ya hemos acabado aquí. Si no hay inconvenientes, lo último que haremos el día de hoy será revisar la casa de Lisa —

Caminaron hacia la salida, pero antes de irse, Martín se dirigió a la cocina para ver si podía encontrar a Irina, y allí la vio, preparando un té para su esposo.

— Señora Blackberry, una última pregunta —

— Claro dime — dijo ella con una radiante sonrisa.

— ¿Quién es el Alpha con el que se ha ido su hija? —

— Ahora no me acuerdo muy bien del nombre... Sé que empezaba por K —

Martín sacó la nota de su bolsillo y leyó uno de los nombres.

— ¿Kevin Johnson? —

— ¡Si, Kevin! —

Martín sonrió.

— Muchas gracias señora —

— ¡A ustedes! —

Salieron de allí y pusieron rumbo donde estaba su apartamento.
Una vez allí Martín cogió su walkie para hablar con el resto.

— El portal está frente a la entrada a la farmacia —

Los tres coches se estacionaron en un aparcamiento cercano para seguir a pie por las calles. Llegaron al portal indicado y Martín sacó las llaves para abrir. Tuvieron que subir por las escaleras ya que no había ascensor.
Al llegar Martín se detuvo en seco e hizo un gesto de silencio. La puerta de Lisa estaba forzada, parecían haberle dado una patada a la cerradura.
Todos sacaron sus pistolas y Martín abrió la puerta con sumo sigilo escuchando ruido y murmullos enfadados en la habitación. A la izquierda de la entrada estaba la cocina y el comedor, y a la derecha la sala de estar. Ambas estaban despejadas, después había un pasillo que tenía una puerta que daba al baño, el cual también estaba despejado y por último otra puerta que estaba entreabierta que daba a la habitación.
Martín se acercó y de una patada sorprendió a la persona que estaba dentro, la cual saltó del susto hacia un lado.

— ¡Ponte de rodillas, ahora! ¡Las manos a la cabeza! —

El pobre chico se asustó tanto que hizo lo que le ordenaron a la primera.

— ¿Quién eres, por qué estabas aquí y cuál es tu relación con la señorita Blackberry? —

— ¡Soy un amigo de Lisa! No me contesta al móvil y lleva día y medio sin contactarme —

— ¿Eres Raúl Gómez, su mejor amigo? —

El asintió.
Martin hizo un gesto para que se lo llevarán esposado.

— Revisarle que no se lleve nada de aquí y llévenlo a la comisaría —

— A la orden capitán — dijeron Manuel y Jesús.

— ¡Yo no he hecho nada! ¡Soltarme, soy inocente de lo que sea que haya hecho! —

Martín negó con la cabeza y puso atención a su alrededor.

— Lea, revisa la cocina y el salón.
Mario, revisa los armarios, cajones...
Yo miraré aquí en su habitación —

Lo primero que hizo fue mirar toda la habitación, y después se centró en su escritorio. Había varios documentos, revistas, cortes de periódico... Y todos contenían lo mismo, ofertas de trabajo a medio tiempo. Había un portátil, pero estaba sin batería, se puso los guantes blancos de látex para no contaminar pruebas y cogió el cargador para llevárselo más tarde junto con el aparato. En la pared frente al escritorio había varias fotos con su mejor amigo y con varias chicas más. Cogió la foto en la que mejor se las veía a todas para llevársela consigo y hacer un escaneo facial.
Después su atención se posó sobre una estantería cerca de la entrada. Había varias fotos las cuales estaban enmarcadas, por lo de parecían tener más valor sentimental para ella. Se la podía ver claramente a ella sonriendo con su madre. Parecía extraño, pero algo en el corazón de Martín se removió, porque Lisa únicamente tenía las fotos familiares en las que estaba ella, con su madre y su padre. Los tres riendo sin preocupaciones.
Después se fijó en dos carteras que tenía, una era más cara, se notaba que era de marca, la abrió y allí había únicamente fotos en tamaño pequeño con su padre; desde que era un bebé hasta que creció. Después abrió la cartera más desgastada y normalita para ver qué ahí estaban unas fotos a tamaño pequeño también, pero ya no salía su padre, sino que ella y su madre eran las protagonistas en todas las imágenes. Incluso había varias de cuando ella empezó a sufrir las consecuencias del cáncer. Martín dejo la cartera en la estantería para seguir mirando por la habitación, en realidad no había mucho más que fuera salido de la habitual. Al fin de cuentas si parecía ser una adolescente corriente.

Quiero Volver ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora