Cap. 8

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— ¡Martín! ¡Sorpresa estoy en casa! —

Kay ladró, Martín escuchó las llaves ser posadas sobre la mesita de la entrada y vio la figura de Eloy trajeado aparecer por el salón y mirándolos con confusión. La misma mirada que tenía el Omega puesta sobre él.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó algo alarmado al verle, ya que no lo esperaba aquí.

— ¿Quién es él? — preguntó Eloy ignorando la pregunta de su pareja, mirando fijamente a Cristóbal mientras dejaba su maletín en el suelo de la entrada y soltaba feromonas molestas.

— Un amigo de la milicia a quien he invitado porque no sabía que vendrías, por cierto... ¿Cómo es que estás aquí? —

— ¿Un amigo Alpha que no sea Mario? No me habías dicho de él... — volvió a ignorar su pregunta y dio dos pasos hacia delante, pero se detuvo al instante del mismo modo — es un Alpha de sangre pura encima — dijo al olfatear el aire oliendo a Cristóbal.

— Eloy, soy Cristóbal, un amigo de Martín — dijo Cristóbal con una sonrisa levantándose de la silla para estrecharle la mano con educación.

— ¿Esa es mi ropa? — preguntó Eloy, ignorando su gesto de forma descarada, mirando las prendas de ropa que se ceñían al cuerpo de Cristóbal de forma algo justa, y sintiendo su propio aroma en esas prendas.

— Eloy... — intentó Martín calmarlo antes de que malentendiera la situación.

— ¿Acaso le ibas dejar dormir aquí también? — preguntó mirando a Martín.

— Siéntate y hablamos — pidió sin alterarse.

Eloy pasó por delante de Cristóbal sin estrecharle la mano, y Cristóbal solo suspiró para volver a la mesa y sentarse donde antes. Eloy se sentó al lado de Martín esperando una explicación.

— Está usando tu ropa porque se ha dado una ducha. Se ensució la ropa y la tuve que lavar, así que está secando en el balcón y no lo iba a tener por casa desnudo —

— ¿Y cómo es que te ha dado por invitar a alguien a casa... Sabiendo que mañana tienes que madrugar porque tenéis un caso importante? —

Martín le iba a contestar, pero no sé le ocurría nada, y cuando abrió la boca para hablar, Cristóbal le interrumpió.

— Eso... Lo puedo explicar yo —

— No estoy hablando contigo — le interrumpió Eloy enfadado.

— Pero yo... —

— Cállate — le ordenó señalándolo con el dedo índice.

Cristóbal se mordió la lengua para no decir nada, y Martín vio como apretaba la servilleta con su mano derecha mientras intentaba serenarse, cruzándose después de brazos y haciendo un puchero bien ocultado a modo de resignación.

— Eloy por favor... — intentó Martín pedir.

— Hazme el favor Martín y cállate tú también, ¿Quieres? — dijo con un mal tono.

Cristóbal se levantó de forma precipitada de la silla moviendo la mesa un poco. Tenía un aura enfadada.

— A mí puedes decirme lo que quieras... Pero no pienso permitirte que le hables a Martín con ese tono para nada cariñoso —

— No eres quien para darme órdenes en mi propia casa — dijo Eloy levantándose y quedando frente Cristóbal.

— ¡Paren los dos! — dijo Martín levantándose y poniéndose entre ambos.

— ¿Cuál es tu relación verdadera con este Alpha, Martín? — le pregunto Eloy.

— Ya te lo hemos dicho, amigos de la milicia — volvió a repetirle con un tono calmado intentando calmar a su pareja.

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