Cap. 22

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El baño se quedó en silencio, y no solo el baño, la habitación también, donde Mario se había quedado boquiabierto con la palabra en la boca mientras hablaba con la mujer Alpha en la camilla.

— ¡Eloy! — exclamó Martín molesto con su pareja.

— ¿¡Qué acaba de decir!? — la pregunta había sido agresiva, pero cuando su mirada se centró en Martín, pareció ablandarse su voz — Dime qué no es cierto —

— No está claro, pero... —

— Claro que está claro, lo hicimos, sin condón, sin ningún tipo de protección... Las probabilidades de quedarse embarazado han sido altas, y más siendo ambas partes tan buenas como somos —

— Eloy, cállate — pidió Martín viendo cómo algo en Cristóbal se rompía a pedazos, podía incluso oír su corazón romperse cual cristal quebrado al que le han dado su último golpe con un martillo.

Cristóbal bajó sus manos, las cuales había levantado para intentar acariciar las mejillas de Martín, pero la noticia se le había aventado tan rápido en la cara que no le había dado tiempo ni a rozar esa blanca piel tan deseada por sus dedos, por sus labios... Apretó los puños a sus laterales y volvió a mirar a Martín, no quería hacer que el Omega sintiera la culpa, así que intentó darle su mejor sonrisa fingida, pero toda la rabia contenida, tristeza e ira salió de su mirada cuando alzó la cabeza para ver al odioso Alpha. Ahora más que nunca quería destapar lo que tramaba, ya no solo porque Martín estaría con él el resto de su vida debido al hijo, sino que ese hijo si salía Alpha tendría que vivir bajo un mandato en el que posiblemente sufriría, o eso pensaba al menos Cristóbal.

— Felicidades — dijo sin emoción, mirando al suelo mientras salía del baño por el lado derecho de Martín, quién se quedó mirando hacia delante, a la nada, viendo de reojo la figura de Cristóbal marcharse y a poco su aroma se hacía más amargo, más fuerte, menos respirable y reconfortante... Todo lo contrario que un café dulce, suave, templado... Siendo un café amargo, frío... Imposible de tomar.

Cuando Martín reaccionó Cristóbal ya se había ido, Mario seguía allí, pero como había oído todo solo se había quedado para decirle "felicidades" de igual manera que Cristóbal, palmearle la cabeza, darle un abrazo y salir en busca de su nuevo compañero, llevándose consigo a Kay, quién no paraba de perseguirlo a todas partes. Martín vio ambas figuras salir por la puerta y a la enfermera entrar.

— ¿Qué haces fuera de cama Martín? — preguntó cruzándose de brazos, después miró un poco más atrás y vio a la Alpha despierta — ¡Estás despierta! Llamaré al doctor para que te haga un chequeo, y de paso que se lo haga a Martín —

La enfermera salió y Martín se sentó en la camilla mirando como Eloy se quedaba frente a él de pie con una sonrisa en sus labios.

— ¿Te diviertes? — preguntó molesto el Omega.

— Si, ahora ya no podrá interponerse entre lo nuestro —

— Él no se estaba interponiendo en nada —

— ¿Y el beso que estaba a punto de darte? — preguntó inclinando la cabeza hacia delante

— Lo tenía controlado, ¿Acaso pensabas que iba a dejarle besarme? —

— ¿Piensas que soy tonto? eres bueno con las feromonas, sabías que venía y por eso no le dejaste besarte, de no haber estado yo detrás de ti le hubieras dejado que te metiera la lengua hasta la garganta — dijo alzando una ceja

— Eso no es verdad — dijo desviando la mirada.

Eloy tensó su mandíbula y sujetó la cara de Martín por las mejillas con sus dedos obligándole a mirarle.

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