Cap. 16

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Ambos se quedaron a oscuras y Cristóbal con cuidado palmeó la pared en busca de un interruptor, el cual al encontrar pulsó y una pequeña luz se encendió por toda la pequeña habitación.

— Me esperaba algo más guay —

— Suficiente, al menos encontraste la dichosa trampilla — dijo Mario pegando la oreja a la pared de la que habían entrado escuchando las voces que entraban a la habitación contigua.

Hizo un gesto de silencio y Cristóbal también pegó la oreja, había más de dos voces, por lo que igual habrían subido dos a hacer limpieza en el caso de que hubiera alguien, y el resto habría subido viendo que estaba todo despejado.

— Jefe, aquí ha habido alguien más —

— ¿Quiénes? —

— No lo sabemos, cuando hemos venido estaba todo vacío y los libros ya estaban aquí tirados —

— ¡Busquen el dichoso informe, si alguien más lo ha cogido tendremos que cambiar todo de sitio! —

Mario frunció el ceño y Cristóbal reconoció una voz que se oía a lo lejos, pero no dijo nada, Mario no se había percatado, y mejor. Mientras seguían escuchando las voces cercanas Cristóbal sacó de debajo de su chaqueta el informe, y Mario suspiró silenciosamente de alivio porque estuviera en sus manos. Sacó de su chaqueta su móvil y le sacó una foto a la dirección y la imagen y se la envió a Lea para que les informará sobre ellos.

Cuando las voces parecieron disminuir de volumen por fin se relajaron y miraron a su alrededor, confirmando por fin a lo que se estaban enfrentando. Todas las pruebas las guardaron bajos sus chaquetas, no podían salir a la calle con ellas en la mano por si acaso alguien les estaba esperando fuera y veía algo que pudiera reconocer, después salieron volviendo a poner la pluma sobre un hueco de su tamaño perfecto más localizable que antes.

Al salir se cercioraron de que no hubiese nadie vigilando y cuando salieron Mario se dio cuenta de una mancha de sangre en una esquina de la puerta donde el fuego no había llegado.

— Debieron preparar esta habitación para cualquier cosa y no perder su trabajo —

— Sí, aquí hay una muestra de sangre. No tendrás nada con que cogerla, ¿No? —

— Yo solo venia a por pruebas físicas, no sangrientas —

Mario suspiró, su actual compañero era un caso perdido, pero era mejor que estar peleándose todo el tiempo con un Beta que al no poder oler sus feromonas no podía dejar de pelear sin ser intimidado.
Recogió la prueba con el propio guante rascando sobre ella y salieron de allí.

— La pareja estaba herida, ¿No crees en la posibilidad de que esa sangre sea de ellos y no de los agresores? —

— Sí, hay posibilidades, pero si no la llego a recoger posiblemente nos perdamos la opción con menos posibilidades —

— Ya veo... —

— Lo aprendí de Martín eso, aunque las posibilidades en tu contra sean más grandes, nunca hay que dejar de intentarlo, porque si lo haces, igual te pierdes un resultado favorable —

— Él y su positividad, increíble. ¿Y te ha ayudado esa frase? —

— Bastantes veces, sobre todo en los exámenes. Durante el servicio en el ultimo año nos dejaron estudiar lo que querríamos hacer después de salir de allí, y la verdad es que en los estudios no soy bueno, pero Martín me ayudó y conseguí superar los exámenes con buena nota y luego entré aquí —

— Ya veo —

Ambos se subieron al coche y se pusieron rumbo a la oficina de vuelta con todas las pruebas.

Quiero Volver ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora