Capítulo 4. Rojo.

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─¿Estás segura de que iremos por un helado más tarde? ─pregunta Milo por quinta vez mientras los dos caminamos hacia casa de Oliver, su mano se aferra a la mía y hago mi esfuerzo por no rodar los ojos ante el hecho de que todo el corto trayecto ha venido hablando sobre helado.

─Te prometo que sí, tendrás el helado que tu quieres cuando volvamos a casa.

─¿De qué sabores podré elegir?

Ahora sí, ruedo los ojos.

─El que tú quieras.

─¿El que sea?

─Sí.

─Bien. ─dice con un leve asentimiento, se queda callado por un minuto aproximadamente antes de volver a hablar─. Entonces, si iremos por el helado ¿verdad?

─Ugh, ya te dije que sí Milo ─contesto con algo de irritación.

Empiezo a creer que es una pésima idea que haya traído a Milo conmigo como mi cómplice, el pequeño recién tiene cinco años, es demasiado pequeño para comprender las cosas, pero decirle a Chris que sea mi cómplice para recuperar mi lista es una idea que descarté desde un principio, porque, a diferencia de Milo, Chris haría serías preguntas al respecto.

─Bien, Emilie ¿por qué vamos a casa de Lisa?

─Porque pensé en que sería bueno ir a visitarla.

─Me agrada, me gusta que me cuida.

─A mí también.

Al llegar a la casa de Oliver, me detengo junto a la puerta y toco el timbre con la esperanza de que Lisa sea quien abra y no Oliver, su auto no está en la cochera lo que me da altas esperanzas y ellas incrementan cuando Lisa viene a abrir.

─¡Chicos! ¡Hola! ─nos saluda a ambos con un abrazo.

─¡Lisa! ─exclama Milo con gran entusiasmo.

─Hola, cariño ¿Qué hacen ambos aquí? ─pregunta en mi dirección después de abrazar a Milo, le doy mi mejor sonrisa.

─Hemos querido pasar a saludar antes de ir por un helado.

─Comeré de muchos sabores.

Le cuenta Milo a Lisa con mucho entusiasmo, de inmediato, toma la mano de Lisa, quien lo invita a pasar y escucha a mi hermano hablar sobre qué sabor de helado es su favorito, una conversación que los dos ya tuvimos. Me aseguro de cerrar la puerta detrás de mí, los sigo hacia la cocina, donde Lisa al parecer está preparando la comida, me ofrezco a ayudarle sacándole las especies de la alacena.

─¿Emilie?

─¿Sí? ─enarco las cejas en dirección a Lisa, quien me sonríe.

─¿Te importaría hacerme un favor?

─Sí, claro ¿Qué sucede?

Pregunto curiosa y Lisa sonríe.

─Me he olvidado de traer unas cosas para terminar la comida, necesito ir al supermercado en cuanto antes, ¿te importa ver la comida del horno? Debe estar lista en una hora, es probable que yo llegué antes pero solo por si acaso.

─Por supuesto, yo la checaré.

─Bien, entonces me alegro de que hayan venido. No tardaré mucho, por lo tanto siéntanse como en casa.

─¿Oliver no está? ─pregunto algo esperanzada y Lisa me observa con curiosidad, espero que mi rostro no me delate el por qué de mi inesperada visita.

─Salió con amigos, seguramente volverá en cualquier momento.

─Bien, en ese caso, nos quedamos a ayudar con la comida.

Todo lo que quiero eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora