Capítulo 28. Que muestre interés.

4.1K 411 89
                                    

El viernes por la tarde, Nick y yo nos reunimos en el bingo después de que Carmen nos pidiera ayuda extra para el juego de la semana. Nos vemos tan ocupados de un lugar a otro atendiendo a todos que poco tenemos oportunidad de platicar, aun así, el ambiente es bastante relajado entre los dos.

─¿Por qué no llevas los sándwiches de una vez, Em? ─Me sugiere Nick mientras sirve refresco en los vasos.

Asiento obediente y tomo la charola que contiene los sándwiches, me dirijo hacia donde están las mujeres jugando cartas, se supone que jugaran bingo alrededor de las ocho, faltan aun dos horas y algunos invitados no han llegado.

─Gracias, Emilie ─me dice Carmen con una cálida sonrisa cuando coloco la charola en la mesa, las demás también me dan las gracias y voy de nuevo hacia donde Nick para comenzar a ayudarle a repartir los refrescos.

Después de terminar de servir, Nick y yo accedemos jugar una partida de cartas mientras continuamos esperando a que los demás lleguen, luego de jugar y recibir a todos, decidimos apartarnos un poco de los demás y observar tranquilamente el juego de bingo.

Las horas se pasan rápido y para la hora de llegar a casa, Nick se ofrece a llevarme y acepto el raite porque mamá seguramente llegó a casa cansada como para venir a buscarme y yo no he traído el auto porque le he pedido que me trajera antes de irse a trabajar.

─Oye, ¿tienes hambre? ─Pregunta Nick a medida que conduce, su mirada está fija en el volante. Me gustaría decirle que no porque quiero ir a casa, estoy cansada, sin embargo, mi estomago ruje y me hace sentir avergonzada porque es claro que él lo escuchó.

─Creo que ya sabes la respuesta ─me limito a decirle ignorando que mis mejillas están rojas, la risita divertida que se escapa de él, me relaja.

─¿Qué me dices de tacos?

Sugiere y me quedo callada por unos segundos, hace tiempo que no como tacos y la mención de ellos provoca que se me haga agua la boca de tan solo pensar en cenar tacos.

─Es una excelente idea ─respondo y Nick asiente cambiando de dirección.

─Me alegra que aceptes, porque muero de hambre. No he comido en casi todo el día.

Me rio un poco de su comentario.

─¿Fue un día ocupado?

─Digamos que sí, entre la universidad y luego mi abuela pidiéndome preparar los sándwiches y todo para el juego de hoy no me dio tiempo de comer algo.

─Me imagino que no, estuviste realmente ocupado si preparaste todo para hoy.

Llegamos a un restaurant de tacos llamado el taco gordo, ordenamos tres tacos para cada quien y refrescos, después, buscamos una mesa desocupada ─que fue algo difícil porque el lugar al parecer siempre está lleno─ y nos limitamos a conversar poco mientras comemos.

─Entonces, ¿hiciste karaoke?

Me pregunta después de que le he contado como estuvo la fiesta de Allison y mi locura de hacer karaoke con Oliver.

─Sí y déjame decirte que lo volvería hacer, fue divertido.

─Apuesto a que sí, el karaoke es genial y si alguien te dice lo contrario, está mintiendo ─me asegura con su dedo índice como si estuviera haciendo una especie de acusación, le doy mi mejor sonrisa.

Por alguna razón, recuerdo aquel día en que los dos tuvimos que bailar después de que él perdiera la apuesta con sus amigos.

─¿Qué me dices de bailar? También es genial, ¿eh?

Todo lo que quiero eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora