Capítulo 23. Comer helado juntos.

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─Da vuelta a la derecha.

Insisto.

─¿Estás segura?

─Oliver, ¿vas a contradecir todo lo que digo?

Me quejo y un bufido sale de él.

─Emilie, lamento decirte que eres pésima dando direcciones.

─Podría conducir.

Sugiero.

─No pienso prestarte mi auto.

─Entonces, calla y conduce ─ordeno y Oliver no tiene de otra que obedecer mis indicaciones hasta que por fin veo el gran letrero de los helados que se me han antojado de último momento.

─¿Es en serio? ─Se queja cuando ve que nos he traído a una heladería─. Pudiste decirme desde un principio hacia donde íbamos, conozco el camino.

─¿Y quitarle lo divertido al viaje?

Oliver niega y deja escapar una risita absurda antes de estacionar su auto y apagarlo para que salgamos, es tarde, pero por suerte, la heladería cierra a las once, tenemos media hora aún.

─Pensé que tenías un mejor lugar en mente. ─Comenta mientras abre la puerta del local para mí y espera a que entre primero.

─Ey, venir por helado es genial. Además, siempre pone de buen humor a las personas.

Digo algo a lo que soy fiel creyente.

─Si tú lo dices.

Se encoge de hombros mientras nos acercamos al mostrador a encargar nuestros helados. Oliver elige un helado de brownie con fresas, mientras que yo me decido por uno de frutos rojos.

Cuando por fin nos entregan nuestras ordenes, Oliver y yo buscamos una mesa, el local está casi vacío en realidad solo hay una pareja en una esquina del lugar junto a la ventana, en otra ocasión preferiría sentarme en una esquina alejada del resto, pero como prácticamente no hay nadie, decido sentarme en una mesa en el centro del local, Oliver toma asiento frente a mí.

─Entonces esté era tu gran plan.

Inquiere antes de probar un poco de su helado, que realmente se ve bueno e incluso antes de que yo ensucie mi cuchara, le robo un poco de su helado.

─¡Oye!

─Shh... No te dejes. ─Lo callo de manera juguetona y él no dice nada, solo vuelve a negar─. A veces es bueno salir por la noche a un helado.

─Supongo que es algo que te gusta hacer de vez en cuando. ─Se encoge de hombros, no digo nada, en cambio decido comer un poco de mi helado en silencio y Oliver también hace lo mismo hasta que siento su mirada fija en mí y cuando me atrevo a levantar mi vista compruebo que está mirándome fijamente.

─¿Qué? ─Pregunto curiosa y él niega─. Vamos.

Insisto y veo que sus labios se fruncen un poco pero no deja de mirarme, de pronto su mirada me hace removerme en mi lugar y creo que me sonrojo un poco, cosa que debería de ser absurda, conozco a Oliver desde hace tiempo y no suelo tener esta clase de reacciones frente a él, al menos no desde hace mucho tiempo y como si todo mi interior quisiera hacerme cuestionar este instante, siento un revoltijo en mi estómago, como si de pronto sintiera que a pesar de que las cosas no son perfectas entre los dos, se sienten bien estar aquí con él comiendo helado.

─Nada en realidad, solo... ─De pronto noto que está inseguro de responder a mi pregunta, ladea la cabeza y me observa nuevamente, hay algo en su mirada que no sé descifrar, es como si estuviera pensando en algo sumamente importante mientras me mira─. Gracias.

Todo lo que quiero eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora