Todo lo que quiero eres tú

Capítulo 1. Oliver Adams.

Lo último que esperaba este verano a tan solo un mes de empezar la escuela era encontrarme de nuevo con Oliver, creí que lo había superado, sin embargo, después de verlo de nuevo en la casa de Lisa antes de la fiesta de mi hermano, supe que jamás lo había olvidado.

Siempre he creído que amar puede ser un gesto egoísta, le abres tú corazón a alguien con la esperanza de que cuide de él y no lo rompa y a veces esa persona suele cuidar de él a su manera que es difícil que podamos entender su forma de amar. Siempre fui poco expresiva cuando se trataba de mí, prefería callarme las cosas, experimentar el dolor y la tristeza por mi cuenta y aprendí que no es bueno hacerlo, si una persona quiere entrar a tu vida, es preferible darle una oportunidad en vez de poner un sinfín de obstáculos como yo lo hice por mucho tiempo.

Sabía que quería enamorarme, ¿de quién? De eso no estaba segura.

Una parte de mí quería sentir que por primera vez en su vida era importante para alguien, me encerré tanto en esa idea que no vi que realmente tenía a personas a mi alrededor que me querían.

Oliver apareció en mi vida para romper todas esas paredes que había construido por años, había creado un caparazón duro en mi corazón que juraba sería inquebrantable pero lo cierto es que nunca fue tan fuerte. Su partida me dolió, pero aprendí más de una cosa a su lado, aprendí que está bien aventurarse a cosas nuevas, en que hay que dejar la vergüenza a un lado y tratar de pensar menos en la opinión de los demás, porque lo cierto es que la Emilie de hace unos meses atrás cuando recién creó la lista estaba tan envuelta en la opinión de los demás que se olvidó de sí misma y de que lo que más importa en esta vida es que sepa quererme.

No me queda duda de que a veces deben pasar cosas que nos rompan para que podamos darnos cuenta de que somos nosotros mismos los que más nos lastimamos que los demás y está en uno mismo querer cambiar. Claro, no es fácil, se necesita tiempo y dedicación y todos sabemos que yo no soy muy paciente, eso no se me da, al contrario, suelo desesperarme todo el tiempo, pero creo que he ido poniendo mi granito de arena poco a poco, aunque esté se derrumbe a veces, cada vez se hace más firme y todo eso es gracias a Oliver.

Volviendo a él, sí, tengo mucho que agradecerle porque ahora soy una chica diferente, tengo más fe en mi misma de lo que tuve antes y la opinión de los demás no me vale una mierda (sí, creo que mierda es mi palabra favorita, aunque aún no me agrada mucho eso de maldecir) tampoco busco que me amen y me acepten en la sociedad como antes, porque he aprendido a estar bien conmigo misma, sin embargo, verlo de nuevo hace que mi corazón sienta una pequeña molestia a la cual aún no consigo ponerle nombre.

¿Cómo se supone que deba lidiar con eso? Si de algo estoy segura es que el corazón puede abrir nuevas heridas, eso o las mías aún no habían sanado por completo.

Yo que creí que el verano me ayudaría a reinventarme a pocos días de ingresar por primera vez a la universidad, pero no estoy segura de ello ahora que él está de vuelta, porque lo único que he conseguido desde que lo vi es aumentar mi mal humor.

Verán, desde que se marchó con Ryan a Canadá, Chris me consoló durante semanas, fue el mejor hermano que pude tener además de Milo, quien creía que la mejor forma de mantenerme feliz era alimentándome con algodón de azúcar y brownies, es una suerte que no engordé porque acepté hacer ejercicio con Jade, de lo contrario, hubiese engordado un par de kilos por hornear brownies cada tarde junto a Milo.

Lisa también fue de apoyo porque me hizo inscribirme en su clase de bingo donde participaba cada viernes y domingo junto al hijo de una de las amigas de Lisa, mamá por otro lado, me hizo ir al yoga con ella así pasábamos más tiempo de madre e hija, y Rebecca, quien tenía planes de pasar gran parte de su verano con Will no se quedó atrás, me ayudó a estudiar para mi examen de admisión e ir de compras de vez en cuando.