Capítulo 14. Callar los pensamientos.

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Cómo se costumbre, los sábados voy a ayudar al bingo con las amigas de Lisa, sin embargo, esta mañana he accedido a que a Nick pase por mi antes de ir al bingo y hemos tomado el desayuno juntos.

—¿Qué tal estuvo tu semana? —Pregunta mientras comemos.

—Ah, estuvo normal, nada interesante, a decir verdad. —Me encojo de hombros con intención de restarle importancia, pero en el fondo sabemos que sí estuvo interesante—. ¿Qué hay de la tuya?

—Estuvo bien, he comenzado a trabajar en los negocios de mis padres, creo que no me ha ido tan mal de cómo esperaba.

—Me alegro, trabajar con tus padres debe ser...

—Extraño cuando todos saben que eres el hijo del jefe —agrega antes de que yo termine mi comentario y reímos un poco.

—¿Qué hay de Los fines de semana? ¿Continuará viniendo al bingo?

—Sobre eso... —Nick le da un sorbo a su bebida antes de explicar—. No estoy seguro de que pueda estar asistiendo todos los fines de semana, pero trataré de que así sea.

—Espero que, si porque me gusta tenerte como ayudante, creo que hacemos un buen equipo. —¿De dónde ha salido eso? Pienso, aunque es cierto, somos buenos trabajando juntos, se nos ha dado bien.

La sonrisa que me da Nick es encantadora.

─Me alegra oírlo.

Después de desayunar, vamos al bingo y ayudamos como de costumbre, las horas se pasan rápido allí y acepto a que Nick me lleve a mi casa después de terminar en el bingo. Nick estaciona su auto detrás del auto negro de Oliver y no sé por qué de pronto me tenso un poco al ver su auto estacionado en casa, sobre todo cuando Nick apaga el motor de su auto y decide acompañarme hasta la puerta.

─¿Quieres pasar? ─Pregunto antes de tocar el timbre. Estoy intentando ser amable, pero ruego en mis adentros para que diga que no.

Me siento como una muy mala amiga por querer que se vaya en vez de quedarse y solo espero que no pueda verlo en mi rostro, me obligo a posar una sonrisa.

Observo como se pasa una mano por el cabello algo tenso.

─Me gustaría quedarme a charlar, pero tengo cosas que hacer, quizás a la próxima.

Siento un gran alivio cuando lo dice y doy un leve asentimiento.

Me despido de Nick, pero no consigue irse antes de que la puerta se abra y salga Milo dispuesto a abrazarme y después saludar amistosamente a Nick, quien se pone a su altura para chocar la mano y los puños en un gesto amistoso.

─¿Quieres jugar conmigo? ─Lo invita mi hermano, Nick suelta una dulce risita.

─Me gustaría, pero debo irme, aun tengo cosas que hacer.

─Emilie puede invitarte otro día, ¿no es así, Em?

─Claro, Nick es bienvenido a casa siempre que él quiera ─aseguro ofreciéndole una amistosa sonrisa cuando él se levanta.

─Gracias ─responde llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón─. Bueno, yo...

Sus palabras se quedan a medias cuando Oliver aparece en el marco de la puerta, ambos chicos comparten una forzada sonrisa antes de mirarme a mí, quien no tiene la menor idea de cómo comportarse.

¿Por qué me siento nerviosa? A ambos los conozco bien, no debería sentirme de este modo, sin embargo, me incómoda saber que los dos tienen que toparse.

─Oliver, ¿qué estás haciendo aquí? ─Pregunto y me llevo una mano al cabello en un gesto nervioso.

─Yo, uh, vine a buscarte y Michelle dijo que tenía que ir al trabajo, Chris no estaba y me pidió que me quedara con Milo a cargo hasta que alguno de ustedes llegara.

Todo lo que quiero eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora