Capítulo 10. Viejos recuerdos.

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Para cuando Nick me lleva a casa, aún es temprano, el sol no ha terminado de ocultarse y dado que Chris está cuidando de Milo y después de haberlo pensado un millón de veces, me veo caminando hacia la casa de Oliver, ¿Por qué? Eso mismo quisiera averiguar yo pero la verdad es que he ido sin pensar.

Siento una ligera ansiedad cuando toco el timbre y espero a que habrán, Lisa no tarda mucho en venir.

—Emilie, qué sorpresa —dice con una gran sonrisa—. ¿Qué haces aquí?

Eso mismo quisiera saber yo, me veo respondiendo para mi misma y a Lisa le ofrezco una tímida sonrisa.

—Yo, uh —me pasó una mano por mi cabello y lo alboroto un poco en un gesto nervioso—. Estoy buscando a Oliver.

Por fin consigo decir con algo de resignación.

Estoy segura de que no engaño a nadie salvo a mi misma porque es muy obvio que estoy aquí por Oliver.

—Pásale, es una suerte que Oliver recién haya llegado a casa. Por poco y no te toca verlo. —Asegura al dejarme pasar, Lisa cierra la puerta y me giro para verla—. Oliver está en su habitación, cariño. Puedes subir.

Me hace una seña hacia las escaleras y asiento. No tarda mucho en decirme que está hablando por teléfono con sus amigas y ha dejado el teléfono solo para abrirme, de nuevo me insiste en que suba escaleras y lo hago sintiéndome un poco presionada. Lisa vuelve a hablar con sus amigas —puedo escuchar su conversación mientras subo escaleras—, cuando me detengo frente a la habitación de Oliver, dudo en si tocar o irme a casa.

Esta es una pésima idea, realmente la peor que he tenido en mi vida. Ni siquiera tengo algo qué decirle, no debería de estar aquí, debería haberme quedado en casa con Milo y Chris.

Con un suspiro de resignación, termino tocando a su puerta y escucho a Oliver gritar que pase. Mi mano se cierra en la chapa y la giro para abrir, sin embargo, no abro la puerta por completo porque mi inseguridad me lo impide.

¿Debería entrar o no? Me veo dudando de nuevo, ¿Qué debería de hacer? Tal vez huir, salir corriendo podría ser lo mejor.

Vamos Emilie, enfrenta las cosas. Ya estás aquí, no te retractes.

Intento decime para obligarme a entrar. Segundos más tarde, después de una lucha interna en si abrir o no, entro.

Por fin me ánimo a entra y cuando lo hago, veo a Oliver sentado sobre su cama mientras teclea algo en su laptop, su mirada se alza y se dirige a mí, me muerdo el labio inferior con fuerza mientras me observa.

—¿Emilie?

Dice algo incrédulo.

—Hola —me limito a saludar, Oliver cierra su laptop y sale de la cama de inmediato.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Buena pregunta... —me atrevo a decir en voz alta y tan pronto como sale de mi boca, me sonrojo. Dios, que patética soy, solo hago el ridículo frente a Oliver—. Yo, uh, quería hablar contigo.

—¿Hablar conmigo? —Se señala a sí mismo al tiempo que arquea las cejas.

—Sí.

Respondo dudosa, lo que consigue hacer que frunza el entrecejo.

Oliver no dice nada, decide guardar silencio esperando a que yo hable, sin embargo, me toma un largo tiempo hablar —siento que es una eternidad—, y cuando por fin abro la boca, solo consigo balbucear, es una tontería.

—Yo, uh, ¿puedo pasar? —Es lo mejor que se me ocurre, Oliver no dice nada y me invito sola a entrar por completo a su habitación, pues aún continuaba junto a la puerta. Una vez que estoy adentro, comienzo a caminar por la habitación y me detengo frente a la fotografía que tiene de nuestro viaje a Aspen—. Es lindo que la conserves.

Todo lo que quiero eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora