Capítulo 6. Encuentros incómodos.

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Al llegar al local de hamburguesas, Nick busca una mesa para los tres, Milo, quien decidió darle la mano a Nick desde que entramos, corre al área de juegos en cuanto tiene oportunidad, abandonando a Nick.

Ordenamos las hamburguesas y me aseguro de pedir una hamburguesa infantil para Milo, quien a regañadientes sale del área de juegos para comer.

—Vamos, Milo, come toda tu hamburguesa y podrás ir a jugar de vuelta —insiste Nick a mi hermano, quien se niega a quitar la mala cara de su rostro.

—Quiero jugar ahora y comer más tarde.

—Tienes que comer ahora. —Aseguro, mi hermano me saca la lengua e imito el gesto.

—Okay, tengo una idea —sugiere Nick, ofreciendo su mejor sonrisa—. Tengamos una competencia.

—¿Una competencia?

Pregunta Milo, curioso.

—Si te acabas toda tu comida, antes que yo... —hace una pausa algo pensativo—. Nos quedaremos a jugar un par de horas.

—¿Todas las que quiera?

—Todas las que quieras.

Asegura Nick y la sonrisa traviesa de Milo nos deja saber que le agrada la idea. Nick y yo compartimos una mirada y yo niego, es un pésimo plan desde mi punto de vista, sin embargo, incita a Milo a darle una gran mordida a su hamburguesa.

Veinte minutos más tarde, Milo consigue terminar su comida y después le dejamos ir a los juegos, cuando Nick y yo por fin estamos solos, me atrevo a hablar.

—Tu hermano es en serio encantador —habla Nick y le ofrezco una sonrisa—. Tiene una personalidad adorable.

—Lo sé, aunque puede estresarme a veces es imposible no adorarlo.

—Es tierno que lo digas, deben ser unidos.

—Lo somos, pasamos mucho tiempo juntos pero no hagamos esta conversación sobre mi, ¿que hay de ti?

—De mi —se señala así mismo, asiento y arruga la nariz al tiempo en que niega—. No hay nada interesante conmigo.

—Vamos, todos tenemos una historia que contar —me atrevo a decir y es curioso que un comentario como ese salga de mí.

—Es verdad, las personas estamos llenos de historias —reflexiona y le ofrezco un túmida sonrisa.

—¿Y bien? —arqueo las cejas.

—Sinceramente, se me da fatal hablar de mi mismo —atisbo un ligero rubor en sus mejillas que le hace lucir tierno.

—Bien, se me ocurre algo —comento con una gran sonrisa, Nick me observa curioso—. Un clásico, hagamos preguntas, ¿qué dices?

—Buena idea.

—Bien, tú empiezas —digo en cuanto tengo respuesta se si parte y Nick se queda mirándome por unos largos segundos.

—De acuerdo, ¿qué es lo mejor que te ha pasado en el verano? —pregunta inclinándose al frente para prestarme mejor atención.

—Es una buena pregunta —y sin duda lo es porque me toma por sorpresa, pienso por unos largos minutos antes de responder—. Sin duda ir a bingo, puede sonar aburrido pero es de las mejores cosas que me han pasado, ¿y a ti?

—Mmm... creo que deberíamos hacer preguntas distintas.

Sugiere.

—Bien, entonces... —intento pensar en una buena e interesante pregunta—. Dime dos cosas con las que no podrías vivir.

Todo lo que quiero eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora