Capitulo uno

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Aire, necesitaba aire, con urgencia, mis pulmones no eran tolerantes al agua. Intentaba nadar pero mi cuerpo pesaba, los ojos me ardian , mis pulmones quemaban. Abri la boca en busca de aire y trage agua salada. Desesperada patalie , grite solo para ahogarme aun mas. Era mi fín, no tenia duda, nadie me iba a rescatar en mi vida no había un Príncipe azul. Habia un novio pero era novio hijo de perra.(con el respeto que merecía su madre, claro está) lo odiaba, lo odiaba con todo mi ser por engañarme, él no me importaba, de una manera nunca lo ame y lo sabía, qué me pusiera los cuernos lo podía entender pero que lo hiciera con mi madre...

Eso sí que dolía, mucho mas que mi cuerpo y ardía mucho mas que mis pulmones. Pero eso ya no importaba yo iba a morir, lo sabía, mirando hacia la poca luz que dejaba ver el océano recordé mi dia y con una sonrisa ironica el mundo se apago.

Horas antes.

-¿Señorita Alice quiere champán? - divertida mire al camarero.

-no gracias, estoy bien - el camarero asintió y se marchó, solté una carcajada y divertida mire a mi mejor amiga, quien negó.

-viste su ropa, es asquerosa.

-nunca vas a cambiar- dijo Azucena entristecida -espero que en otra vida seas diferente.

Rode los ojos y le sonrie -en otra vida seré aun mejor.

Azucena y yo habíamos sido mejores amigas desde los cinco años. Éramos dos polos opuestos y por eso nos llevábamos tan bien.

Mi nombre era Alice Castillo de Macedonia, hija única de Carmela Castillo de Macedonia una creadora de maquillaje, con mas empresas y establecimientos de toda Europa. Una mujer que era mi ejemplo a seguir. Yo era la chica popular, la capitana de las porrista y era la novia de el capitán de fútbol americano, el popular, ambos éramos la pareja perfecta.

-¿donde está? -pregunte a la nada -se supone que debería estar aquí - gruñi -aveces lo detesto.

-déjalo, no lo quieres- mire a Azucena.

-yo le quiero, además que aumenta mi popularidad- mire mi celular y le escribí un : ¿donde estas? en letras mayúsculas. -vamos mañana al centro comercial, quiero comprar un nuevo par de zapatos.

-fuimos al centro ayer, Alice, no debes gastar el dinero de esa forma, tu madre...

-mi madre tiene dinero de sobra, aveces me fastidias tanto Azucena- la mire con verdadero cansancio -tengo dinero para regalar y puedo darme todos los gustos que se me antogen. Me voy a casa, estoy muerta, mañana tengo prácticas con las chicas..

-cuidate- Azucena me sonrio -nos vemos mañana - le tire un beso Y ella me lo devolvió. Con una sonrisa salí del restAurante y subí a mi moto. Amaba manejar a toda velocidad, me gustaba los deportes extremos, me gustaba ser directa aunque eso me trajera problemas. Era una hija rebelde me pasaba las órdenes de mi madre como me diera la gana para mi no habían reglas y mucho menos ley.

Llegué a mi casa, la noche estaba callendo, estaba enojada con Martín por no llegar al restaurante y estaba dispuesta a vengarme de él, llamaría Antonio, era bueno en la cama, porque todo hay que decirlo (yo no era una chica virginal) no, no amigos yo era la chica que podia tener a cualquiera que quisiera cuando quisiera solo tenía que apretar un botón y tendría en la puerta de mi casa a quien se me diera la gana y esa noche quería venganza.

Quite la chaqueta de diseñador y la lance sobre el sillón hice lo mismo con los tacones, preciosos, de diez centímetros y las medias en mallas que me quedaban fantásticas con una falda plisada negra que alargaba aun mas mis piernas. Preciosa, yo era preciosa porqué tenia seguridad y autoestima en mi misma. Media un metro con setenta, mi cabello era rubio con reflejos grises, mis ojos verdes. Yo podía ser quien se me diera la gana.

viviendo un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora