capítulo treinta

8 2 0
                                    

Alice castillo de Macedonia

Tenía mi autoestima en el más alto nivel de supervivencia, me sentía malvada y perra. Me sentía una reina malvada capaz de todo por conseguir lo que quería y había algo que quería con todo mi ser. Venganza. ( Seguramente me dirías, no era suficiente con lo que Natalia tenía que vivir) la respuesta era no. Porque la perra no solo había matado a mi hermano y dejado a mi hermosa azucena al borde de la muerte si no que también había hecho algo horrible, algo que no sabía cómo había sido posible pero que lo era.

Ella había apostado Andréa.

Su mejor amiga, la perra mojigata de  Natalia había hecho una apuesta con Adam para que ella se enamore de él, le quitará la virginidad, hiciera un vídeo y lo subiera a Internet. ¿Como me enteré? Andrea había enviado un mensaje a Natalia diciendo le que Adam le había pedido una cita y que estaba actuando muy interesado en ella y que ella sabía que había algo raro.

Aunque me fue difícil contraté alguien del instituto para que lo seguiera, pero lo encontré y esa persona estuvo atenta  a todos sus movimientos y esa infiltrada gravo la conversación que estaba teniendo con Sofía:

<<ella me llamó, me dijo que me daría mucho dinero solo por acostarme con su amiga y grabarla...

―pero tu eres tonto Adam, Natalia no tiene ni un peso....

―si. Pero es que yo no quiero dinero, yo quiero droga y ella sabe dónde conseguirla, ¡estaremos abastecidos por más de un año mi amor!

―¿Estás segura que caerá? Ya no es la misma Andrea que conocimos

―lo ara, no hay nadie que se me resista en menos de una semana la tendré en mi cama>>

Me había dado tanta rabia, me había dado tanto odio que quería tener en frente a ese tipo y golpearlo con todas mis fuerzas, Natalia no sé acostaría con él, no lo permitiría. Le debía demasiado, sin su compañía yo me hubiera hundido en el cuerpo de Natalia, Andrea merece más que ser solo una apuesta por alguien que quería drogas y por alguien que no sabía lo que era la amistad.

Ella debía pagar.

Yo no era Dios, lo sabía, pero también sabía que ella merecía un escarmiento y yo sé lo daria no es yo fuera una santa, no es yo fuera perfecta pero si era una buena amiga y Andrea era mi amiga y no permitiría que nadie le hiciera daño. Solo tenía que encontrar la manera de ir a Miami y volver sin que Cameron se enterará, solo tenía que ser inteligente, discreta y una maldita.

Sabía que si le decía lo que había hecho Natalia mataría a golpes Adam y no quería a cam en una cárcel eso lo tenía que solucionar yo y solo yo. Tenía todo preparado cam tendría su pelea y esperaba que ganara, iría con él y cuando la pelea terminará me iría con azucena a la fiesta pero en realidad no iría a la fiesta me iría a Miami en un viaje exprés de ida y vuelta. 20 horas, al día siguiente llegaría a casa y si le contaría a Cameron, ya hecho lo que aria no había vuelta atras.

Me vestí provocativa y me veía perra y sexy, matadora. Mis heridas habían sanado tenía cicatrices pero no me avergonzaba de ellas a pesar de mis ejercicios constante, de comer bien y ser frívola con mi apariencia tenía cicatrices, celulitis, estrías y realmente me importaba un carajo lo que los demás pensaran de ellas, me vestía con bikinis y trajes cortos y los que los demás pensaran me tenía sin cuidado por eso no entendía Andrea, Natalia e incluso azucena que siendo hermosas no se aceptaban aveces es muy difícil que te quieran si no te quieres a ti misma.

Pero basta de filosofías, la arena, así se llamaba el ring donde los mejores boxeadores se peleaban por nada más que placer, testorenona en su máximo punto, gritos, adrenalina, poder. Me encantaba la sensación de adrenalina viajando por mi cuerpo, disfrutaba de la emoción de ver cada golpe y ver quién podía ganar, yo me consideraba una mujer poderosa y fuerte, no dejaría que nunca nadie me hiciera sentir menos por quién era, tenía la suerte de conocerme y saber muy bien que estaba bien y que mal y actuaba bajo mi propio criterio si me equivocaba, aceptaba mi error y seguía adelante.

viviendo un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora