capítulo diezcisiste

10 2 0
                                    

Alice

Odiaba la culpa era el sentimiento que más me amargaba y no me gustaba sentirme como si hubiera hecho algo mal, pero así me sentía y lo odiaba. En mi vida habían sido muy pocos los momento que me habia sentido asi, una vez con azucena e hice todo lo que estaba en mis manos para que me perdonara, la ironía es que solo con ella o con mi madre era que me sentía así porque solo ellas me importaban, podía ser la pesadilla de muchas de mis compañeras, no me importaba herir sus sentimientos, no me importaba hacerlas llorar o causarles traumas, a mi que me importa, era su problema que mis palabras les afectarán no el mio.

Pero me sentía culpable y nada tenía que ver con que hubiera humillado a alguien, tenía que ver con Sebastián, con Teresa, con Arturo sentía culpa porque yo había ocasionado el desastre, yo Alice, no Natalia, había sido mi culpa y era lo suficientemente mujer para aceptarla. Te estarás preguntando de que estoy hablando, bien te contaré.

Había salido de la casa de Cameron con una sonrisa en mi rostro, una estúpida sonrisa, Cameron me hacia sentir bien, ligera, con cameron podía actuar cómo era en realidad y no tener que medirme con mis palabras ( aunque yo nunca me media) cuando llegue a " casa" encontré la misma situación de todos los dias, Arturo borracho tirado en el suelo, la "casa" desordenada y en la nevera una nota de Teresa con instrucciones de arreglar todo, cocinara y atendiera arturo. Yo no sabía cocinar, no sabía ni hacer un huevo y esa situación me tenía cansada, no podía entender cómo Natalia soportaba Eso los gritos, las peleas, que la trataran como a una sirvienta, no podia entender cómo se tragaba todo y nunca discutía ¿Para que? ¿Porque lo hacía? Para su madre pensara que su hija era perfecta. Los hijos no son perfectos, nadie es perfecto y lo sabría yo. Compadecía a Natalia y muy en el fondo la admiraba porque era fuerte a su manera.

―cariño mio- Arturo me sonrió―estas precisa, eres preciosa- arrastraba las palabras y olía asqueroso, parecía un indigente―pero eres tan... tan inservible, no sirves para nada, anda cariño dame algo de dinero o dile a la perra de tu madre que....- vomito y luego callo inconsciente, no entendía de dónde sacaba dinero para tomar. Ese es el problema con los vicios que en cierto momento te nublan la razón y haces cualquier cosa para conseguirlo.

Hice una mueca y seguí mi camino hasta la casa del árbol, estaba cansada de esa vida,no importa cuántas cosas buenas tuviera Natalia, ella era una estúpida no me caía bien, nunca me habían gustado las personas que callaban por miedo y que teniendo todo a su alcance para ser feliz no lo hacían. Natalia tenía a su familia, tenia a su madre, tenía a su hermano,tenía Andrea solo tenía que decir como se sentía y estaba seguro que le brindarian su apoyo, era así de fácil.

Estaba teniendo un día muy jodido, azucena era todo lo que está bien en esta vida, pero también era la única que me hacía sentir como una niña pequeña, ella podía ayudarme a volver a mí cuerpo pero no sabía cómo, no encontraba o no veía una solución. Con rabia limpie mis lagrimas, me sentía mal tenia un peso en mi pecho que me dificultaba respirar , quería a mi madre, quería un abrazo de ella. Nunca pensé que diría esto pero estaba dispuesta a vivir sin nada, pero teniéndola a ella en mi vida, mi madre era todo para mí y nunca se lo dije. Que si, que estaba algo sensible pero saber que cameron confiaba en mi y pronto tendría que enfrentarme a Azucena que pronto me tendría que enfrentar a su juicio me daba miedo.

―esta noche puedo, claro que sí.... ya sabes cuánto cuesta una hora si quieres toda la noche tiene un precio adicional.....vale a esa hora estaré ahí, un placer....

Senti como una rabia me invadía yo podría ser una perra, pero yo cumplía mis promesas y Sebastián me había mentido y yo había confiado en él es por eso que la confianza es tan difícil de dar y tan fácil de perder.

viviendo un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora