capítulo veinticinco

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Natalia Enerpo

Estaba cansada, ya no podía más, ya no quería mas. Estaba arta de la vida, de mi vida. Estaba viva, nunca había pedido estar viva, quería terminar con mi vida, no quería sufrir. Nadie me entendía y nunca nadie me podría entender , la mayor parte del tiempo ni yo misma me podía entender era como si me cabeza solo tuviera un pensamiento: morir.

Estaba arta de intentar ser suficiente, estába cansada de no verme bonita, de estar gorda de ser invisible, estaba cansada de ser solo un saco de boxeo para aquel que quisiera desquitar su rabia. Quería fumar pero Cameron no dejo ni un cigarrillo, quería droga pero no sabía dónde encontrar, queria desaparecer mi dolor pero no había una maldita cuchilla en esa habitación, Cameron se había asegurado de dejarme sin nada para herirme. No quería ir a ver una psicóloga, no quería que nadie me dijera lo que tenía que hacer o cómo sentirme yo solo quería dejar de respirar, dejar de existir.... yo solo quería por una vez ser alguien en mi vida.

Limpiando mis lagrimas mire mi reflejo y aunque lo que vi me gustó sabía que eso, que esa imagen no era gracias a mí, que mi cuerpo no era gracias a mí, que mi ropa no era gracias a mí, era por ella, por Alice la mujer que había vivido mi vida y que al parecer había arreglado. Ella trabajaba por lo que quería, no como yo. Quería tener mejor cuerpo pero nunca hice nada por conseguir lo, quería que Sofía dejara de molestarme pero nunca me defendi, nunca le pedí a mi madre que buscará otro trabajo, nunca le dije a papá que necesitaba salir adelante. Sabía lo que ocurría a mi vida pero no hacía nada para buscar una solución.

No tenía a nadie con quién hablar, nadie me podría comprender y eso hacia doler mi pecho, eso hacia sentir un vacio en mi corazón, un corazón que latía por necesidad, un corazón que nunca había experimentado el amor, porque nunca me había amado a mi misma. Tenia tanta rabia, impotencia, tenía tanta pero tanta envidia por Alice, por lo que ella era, por lo que ella tenía. Había conseguido a Cameron, se había hecho amiga de Andrea había ayudado a mamá y sabía todo eso por una llamada una simple llamada que jodió todo.

hola Andrea ¿Cómo estás?

estoy molesta contigo Natalia, te fuiste sin decirme adiós o un vete a la mierda- sorprendida aleje el celular y verifique que ese fuera su número, lo era. ―tu hermano me dijo que estás lejos en que estás buscando ayuda y me alegro. Aunque yo te veía mucho mejor.

Andrea....

sabes Natalia, ahora que has cambiado, que has decidido buscar ayuda puedo decirte lo orgullosa que estoy de ti. Por dejar a caleb, por ayudar a tu madre y no se pero Sebastián está muy cambiado ya lo había notado pero ahora es muy notorio. Gracias a ti he decidido cambiar, te quiero mucho nat y cuando vuelvas aquí estaré para ti.

No pude despedirme los gritos lo impidieron, mis sollozos me estremecieron por fuera y por dentro, mis lagrimas cayeron con fuerza en mi mojando mi ropa . Estaba cansada, estaba arta.
Sin pensarlo mucho sali de la habitación y tome el ascensor, pensé en tirarme por el balcón pero tres pisos no me iban a matar con seguridad que solo me dejaban paralítica o un brazo roto o sin una pierna. Y con lo  que me gustaba a mi el dolor eso no sería un castigo.

Llegué a la última planta y fui directo a la piscina con la intención de tirarme y ahogarme las lagrimas que seguían dejando mis ojos las lagrimas que era incapaz de detener me impidieron ver más allá de la piscina y solo me tire. Sólo deje que el agua entrará en mis pulmones, solo deje que la agonía me invadiera, solo deje que la muerte me llevará.

Sólo que nunca llegó.

*
*
*
Desperté con una luces molestas en mis ojos. Las aparte con las manos e intenté incorporarme pero unas manos me lo impidieron. Abrí los ojos. Una habitación azul decorada con póster y fotografías me recibieron. ¿Donde estaba?

viviendo un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora