capítulo veintidós

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Natalia

Mi cabeza dolía ¿Estaba viva? ¿Estaba bien? ¿Donde estaba? ¿Que me había pasado?  Sentía mi garganta rasposa como si hubiera gritado con mucha fuerza o como si hubieran pasado semanas desde que tome una gota de agua. Abrí mis ojos, la luz me cego por unos momentos y luego me adapte a ella, poco a poco los recuerdos llegaron a mi mente, las últimas semanas, los últimos meses, los últimos años. Cada palabra, cada acción llego a mi como Balde  de agua fria, cada lágrima, cada sollozo, cada corte lacerando mi piel, mis recuerdos cada uno atormentándome.

Toque mi pecho y llore, lloré con fuerza, mi garganta desgarrándose mi pecho doliendo, mi alma clamando liberación, yo no quería vivir no de esa manera, quería que me amaran, quería ser amada por una vez quería saber lo que se sentia ser amada. Unos brazos me sostuvieron desde atrás, mire hacia atrás encontrando los ojos grises que vi por última vez, los ojos que me miraron asombrados y llenos de decepción. Yo lo había apuñalado.

Una nueva punzada me recorrió y baje la cabeza, avergonzada, apenada. Lo había apuñalado a él que habia sido tan bueno conmigo, él que me apoyo cuando nadie más lo hizo, él..... hombre que yo amaba. ¿Pero lo amaba realmente? Había creído amar a caleb y ese amor por el fue quien me condenó, yo me habia condenado, era mi culpa todo por lo que había pasado yo lo había permitido.

―vas a estar bien, te lo prometo, vas a estar bien- apartó mi cabello de mi rostro y me sonrió, pero la sonrisa no llego a sus ojos ―te vamos ayudar.

Tome sus manos con las mías queriendo besarlo, queriendo comprobar que él era de verdad que no lo habia matado, me acerqué con la intención de hacerlo pero una vez suave y melodiosa me detuvo ―un movimiento más y acabaré con tu precioso rostro.

De un golpe gire mi rostro y ahí estaba la mujer que se había apoderado de mis sueños, la mujer que yo anhelaba ser, ella estaba en la cama incorporándose, eran hermosa aún con los moretones, con los golpes  ella era preciosa y me miraba de una forma que no me gustó nada. Deje caer mi manos y miré la habitación, una chica bajita y con cabello negro me miraba con los ojos abiertos, parecía Estar en shock.

¿Que estaba sucediendo? No lo entendía. ―joder..... me duele todo - mire a la chica una vez más, está vez tocaba su cara, su cuerpo, sus senos....―los extrañe pequeños- susurró, luego miro sus manos y sonrió ―por fin mis manos se ven decentes- su mirada se encontró con la mía, no espere que me sonriera y mucho menos que su sonrisa la hiciera aún más hermosa―hola chica invasora, ¿Como estás? Espero que mejor que yo, me duele todo, hasta el Alma- entonces se rió―mierda, ahora los chistes sobre él alma no tendrán tanta gracia.

La chica dejo de mirarme y centro su mirada en el hombre frente a mí, sus ojos se llenaron de calor, sentí alejarse a cameron, sentí su mente alejarse hacia ella, lo miré y el brillo en sus ojos me dio en el pecho con fuerza. Yo quería que el me mirara de esa forma, nunca lo aria. Y era comprensible esa chica era todo lo que yo no era no la conocía pero lo sabía. Él nunca seria mío, quería que fuera mío.

―Hola - susurró la chica con una sonrisa―un placer verte de este lado- estiró su mano hacia él, sus ojos nunca dejando los suyos, era tan íntimo que quise alejarme pero no podía. ―ven conmigo...

―no - susurre, con panico, ella no podía quitarme a Cameron, no podía él lo era todo para mí. ―cameron no me dejes .- cameron me miró y vi duda en su mirada, me aterro  ―por favor...

―esta bien- aceptó y luego miro a la chica vi un poco de dolor en su mirada pero luego volteo los ojos miro a la chica.

―azu.....- la chica corrió hacia ella y se abrazaron, sentí envidia de ellas, de ella, porque ella podía tener todo lo que yo no tenía. No quería esos sentimientos, la envidia, la rabia, el sufrimiento pero era lo que tenía lo que sentía

viviendo un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora